El cazador (The deer hunter, Michael Cimino, 1978)

La gran película de un cineasta denostadoRobert de Niro, Mery Streep, Christopher Walken y John Cazale- éste último pareja de Streep y que falleció de cáncer de huesos a la edad de 42 años sin ver la película terminada, con Streep a su lado en todo momento. Incluso se tuvo que alterar el calendario de rodaje para que a Cazale le diera tiempo a rodar todas sus escenas. Este excelente actor dejó un legado como intérprete de tan sólo cinco películas, absolutos triunfos del cine eso sí- fueron los protagonistas de este drama inolvidable y algo polémico en su día, merecidísimo ganador de cinco Premios de la Academia, entre los cuales se debe destacar el de Mejor Película y el de Mejor Director (además del de Mejor Secundario para Chris Walken) para un Michael Cimino que nunca ha vuelto a demostrar, ni de lejos, el memorable talento que sin duda mostró en esta incontestable (aunque más larga que un día sin pan) cumbre del cine norteamericano de los años 70, un decenio que mostró en la gran pantalla las primeras y (posiblemente) más contundentes- un año después llegaría el this is the end de Coppola, mientras que también en este mismo año 1978 se estrenó el sensiblero y flojo melodrama El regreso (Coming home, Hal Ashby)- secuelas de una guerra tan desastrosa para el pueblo norteamericano como fue la guerra de Vietnam. Hoy es vista como el gran legado para el cine de Cimino, quien tras este film acabó, él solito y mediante el western crepuscular La puerta del cielo (Heaven’s gate, 1980) con el chiringuito montado por los movie brats (aquellos que bautizaron lo que hoy en día los historiadores del cine llaman el Nuevo Hollywood, en el cual por cierto nunca se ha incluido a este cineasta), a quienes ya no se les volvió a dar el oro y el moro para hacer sus películas tras arruinar este director a United Artists con el descerebrado presupuesto y el descalabro comercial de su western, finiquitando la época de “el director es la estrella”. Lo único reseñable que realizó después fue el hoy olvidado (aunque no está mal…punto) thriller Manhattan sur (Year of the dragon, 1985), con Mickey Rourke, sex-symbol de la época para las féminas.La historia de este film parte de un, apariencia, sencillo esbozo: unos amigos (de Niro, Walken y John Savage) de origen polaco aunque afincados en Norteamérica y de profesión trabajadores de una acería, asisten a la boda de uno de ellos (el primer acto se toma su tiempo: una hora), para luego despedirse de su pueblo yendo a cazar ciervos (de ahí el título original) y cambiándoles la vida de la noche a la mañana marchándose a cumplir con su país al haberse alistarse en el ejército para ir a la guerra de Vietnam (segundo acto: otra hora), donde todos, cada uno a su manera, quedarán marcados a su vuelta (tercer y último acto: otra hora) por un macabro juego al que fueron forzados a jugar una vez fueron capturados por el ejército norvietnamita (los charlies de toda la vida): la ruleta rusa, consistente en introducir una única bala en un revólver (con huecos para 6 balas, con sólo uno de ellos cubierto por la bala), y proceder, por turnos, a apretar el gatillo sobre la propia sien, girando el tambor de la pistola cada vez, de manera que los dos participantes nunca saben en qué parte del tambor está alojada la bala. Este juego, por otra parte, fue un recurso dramático inventado por Cimino, ya que jamás se torturó así a soldados norteamericanos en Vietnam.Resulta una, de principio a fin y a pesar de, una vez más, su metraje, brillante mezcla de de melodrama y cine bélico, aderezado todo con la brillante música (creo que hace unos años, no sé cuántos, la usaron para no sé qué anuncio de la lotería de Navidad o algo de eso: vamos, que es escucharla y se reconoce enseguida, más la originalidad que supone el recurso este de la ruleta rusa como elemento conductor de buena parte del relato (desde la mitad de la cinta hacia adelante).En principio el personaje de De Niro iba a interpretarlo Roy Schneider, intérprete por aquél entonces en ascendente popularidad gracias a Tiburón (Jaws, Steven Spielberg, 1975) y alguna que otra más que seguro me dejo (en fin, uno de esos grandes actores de, y sólo, de los 70), pero tuvo que comprometerse con la secuela de la misma Tiburón, de modo que buscaron a De Niro, quien a pesar de no querer involucrarse en ningún proyecto porque estaba inmerso en la preparación de su personaje en Toro salvaje (Raging bull, Martin Scorsese, 1980), quedó encantado con el guión que le enviaron y donde dije digo, digo Diego. El resto del reparo se elegiría con cierta rapidez y sin ninguna anécdota digna de mencionarse.Trata sobre muchas cosas, entre ellas la amistad (masculina eso sí) y la deshumanización que la guerra produce tanto en los que la ganan como en los que la pierden. Michael Cimino cambió de sexo hace unos años, pero sería injusto recordarle por esa simple anécdota y no como el autor de esta durísima, amarga, trágica (empieza con una boda y termina con un funeral), monumental y hermosísima obra del cine americano moderno.Un prestigio que obtuvo desde su estreno y que a día de hoy no hace más que crecer, con una combinación de éxito comercial y artístico como raras veces se ve en el cine norteamericano- casos de Bonnie y Clyde (Bonnie y Clyde, Arthur Penn, 1968) y El padrino (The godfather, Francis Ford Coppola, 1972), por nombrar un par de cintas cintas más o menos contemporáneas de El cazador o, más recientemente, El caballero oscuro (The dark knight, Christopher Nolan, 2008).