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Pues eso, que si quieren ustesdes cultizarse de lo lindo sobre elementos de lo más variopinto pueden leer la historia del capitán Simonini: notario, falsificador, amante de la buena mesa , embaucador y asesino múltiple por necesidad. Un hombre (o dos) en que Eco resume una época, con esa suficiencia un poco chulesca que no llega a los niveles de surrealismo de El Péndulo de Focault, pero que tampoco es una novela con el interés de El nombre de la rosa.
No sé si mi amigo JM (que ocasionalmente me sabotea el blog) ha tenido en esta ocasión con su regalo la idea de culturizarme, pero además de los sabios de Sión, ustedes también podrán aprender sobre los carbonarios, los masones, los curas (eso siempre), los judíos y hasta el caso Dreyfuss.
Cuánta sabiduría la de Umberto Eco, no sé cómo no le estalla la cabeza.