Revista Cultura y Ocio
Historia
El Cigarral de Menores es uno de los veinte que se relacionan en la obra de Tirso de Molina “Los cigarrales de Toledo”, publicada en 1621. De aquellos cigarrales históricos sólo se conservan cinco, siendo el de Menores el que mejor representa el carácter de estas tradicionales propiedades toledanas.
Fue adquirido en 1597 por don Jerónimo de Miranda y Vibero, canónigo de la catedral de Toledo por designación del papa Clemente VIII, pese a tener entre sus familiares colaterales cuatro condenados por luteranos y tres por judaizantes. En 1611 mandó edificar en la entrada de su propiedad la pequeña ermita de San Jerónimo, que aún se conserva. Poco después encargó al arquitecto Juan Bautista Monegro la construcción, en el Cigarral, de un convento bajo la advocación de San Julián y el trazado de sus jardines, con el fin de donarlo a la orden de los Clérigos Menores de San Francisco Caracciolo, de origen napolitano.
Estos llegaron en abril de 1619, un mes después de la muerte de don Jerónimo, y su fama de espiritualidad hizo que se dijera que habían formado en Toledo “un coleggio di santi”. Permanecieron en el Cigarral hasta su desamortización, en 1835. Desde esa fecha hasta 1921, cuando lo adquiere y restaura el Dr. Marañón, el Cigarral pertenece a diversos propietarios, entre los que figura el político liberal Manuel Silvela y el beato Joaquín de La Madrid.
Restos de un cigarral, una torre y una gran escalinata en Menores
Gregorio Marañón Posadillo (1887-1960) es una de las personalidades más influyentes de su época, como médico, científico, humanista e historiador. De la mano de Pérez Galdós conoce Toledo y descubre el Cigarral de Menores. En 1931, con Ortega y Gasset y Pérez de Ayala, fundó la Agrupación al Servicio de la República. En 1987, al conmemorarse el centenario de su nacimiento, el rey Juan Carlos I dijo de él que “su herencia moral, su magisterio científico y su ejemplo cívico, constituyen una energía histórica que los españoles de hoy no podemos desaprovechar”.
En la paz del Cigarral transcurrieron sus mejores horas, escribió una gran parte de sus libros y convocó a las más prestigiosas personalidades de la ciencia, la literatura, el arte y la política de su tiempo. Durante la guerra civil, Marañón tuvo que exiliarse en París, y el Cigarral fue bombardeado y saqueado. Su hija Carmen y su marido Alejandro Fernández de Araoz lo restauraron para que a su regreso del exilio, en 1942, Marañón lo encontrara completamente rehecho.
En 1978, al fallecer Dolores Moya, viuda del Dr. Marañón, su nieto Gregorio Marañón Bertrán de Lis lo adquiere a su familia. Amplía sus linderos, completa su edificación, y recupera sus pequeños jardines renacentistas, que forman un oasis de sensualidad entre fuentes y frondosas vegetaciones.
En la actualidad, Gregorio Marañón Bertrán de Lis y Pilar Solís-Beaumont Martínez-Campos, marqueses de Marañón, viven en el Cigarral una gran parte del año y lo cuidan con gran dedicación, tarea en la que colabora el arquitecto Gregorio Marañón Medina. También han incorporado una importante colección de escultura contemporánea. Destacan la obra de Eduardo Chillida “Lugar de asiento” y una fuente de Cristina Iglesias.
Al Cigarral acudieron asiduamente los principales artífices de la edad de plata de la cultura española: entre otros, Valle-Inclán, Unamuno, Azorín, Ortega, Pérez de Ayala y García Lorca, que hizo una inolvidable lectura de “Bodas de sangre”. Memorables son también las visitas de Azaña con el presidente Herriot, y décadas después, las del presidente Nixon y el general De Gaulle, quien se alojó en la casa. La tradición hospitalaria del Cigarral sigue viva en nuestros días, acogiendo a numerosos amigos y personalidades de la cultura y la política.
El gobierno de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, a instancia de sus propietarios, declaró el Cigarral de Menores Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento, en 2007.
Fuente: http://www.cigarraldemenores.com/?page_id=5
El Cigarral de Menores es uno de los veinte que se relacionan en la obra de Tirso de Molina “Los cigarrales de Toledo”, publicada en 1621. De aquellos cigarrales históricos sólo se conservan cinco, siendo el de Menores el que mejor representa el carácter de estas tradicionales propiedades toledanas.
Fue adquirido en 1597 por don Jerónimo de Miranda y Vibero, canónigo de la catedral de Toledo por designación del papa Clemente VIII, pese a tener entre sus familiares colaterales cuatro condenados por luteranos y tres por judaizantes. En 1611 mandó edificar en la entrada de su propiedad la pequeña ermita de San Jerónimo, que aún se conserva. Poco después encargó al arquitecto Juan Bautista Monegro la construcción, en el Cigarral, de un convento bajo la advocación de San Julián y el trazado de sus jardines, con el fin de donarlo a la orden de los Clérigos Menores de San Francisco Caracciolo, de origen napolitano.
Estos llegaron en abril de 1619, un mes después de la muerte de don Jerónimo, y su fama de espiritualidad hizo que se dijera que habían formado en Toledo “un coleggio di santi”. Permanecieron en el Cigarral hasta su desamortización, en 1835. Desde esa fecha hasta 1921, cuando lo adquiere y restaura el Dr. Marañón, el Cigarral pertenece a diversos propietarios, entre los que figura el político liberal Manuel Silvela y el beato Joaquín de La Madrid.
Restos de un cigarral, una torre y una gran escalinata en Menores
Gregorio Marañón Posadillo (1887-1960) es una de las personalidades más influyentes de su época, como médico, científico, humanista e historiador. De la mano de Pérez Galdós conoce Toledo y descubre el Cigarral de Menores. En 1931, con Ortega y Gasset y Pérez de Ayala, fundó la Agrupación al Servicio de la República. En 1987, al conmemorarse el centenario de su nacimiento, el rey Juan Carlos I dijo de él que “su herencia moral, su magisterio científico y su ejemplo cívico, constituyen una energía histórica que los españoles de hoy no podemos desaprovechar”.
En la paz del Cigarral transcurrieron sus mejores horas, escribió una gran parte de sus libros y convocó a las más prestigiosas personalidades de la ciencia, la literatura, el arte y la política de su tiempo. Durante la guerra civil, Marañón tuvo que exiliarse en París, y el Cigarral fue bombardeado y saqueado. Su hija Carmen y su marido Alejandro Fernández de Araoz lo restauraron para que a su regreso del exilio, en 1942, Marañón lo encontrara completamente rehecho.
En 1978, al fallecer Dolores Moya, viuda del Dr. Marañón, su nieto Gregorio Marañón Bertrán de Lis lo adquiere a su familia. Amplía sus linderos, completa su edificación, y recupera sus pequeños jardines renacentistas, que forman un oasis de sensualidad entre fuentes y frondosas vegetaciones.
En la actualidad, Gregorio Marañón Bertrán de Lis y Pilar Solís-Beaumont Martínez-Campos, marqueses de Marañón, viven en el Cigarral una gran parte del año y lo cuidan con gran dedicación, tarea en la que colabora el arquitecto Gregorio Marañón Medina. También han incorporado una importante colección de escultura contemporánea. Destacan la obra de Eduardo Chillida “Lugar de asiento” y una fuente de Cristina Iglesias.
Al Cigarral acudieron asiduamente los principales artífices de la edad de plata de la cultura española: entre otros, Valle-Inclán, Unamuno, Azorín, Ortega, Pérez de Ayala y García Lorca, que hizo una inolvidable lectura de “Bodas de sangre”. Memorables son también las visitas de Azaña con el presidente Herriot, y décadas después, las del presidente Nixon y el general De Gaulle, quien se alojó en la casa. La tradición hospitalaria del Cigarral sigue viva en nuestros días, acogiendo a numerosos amigos y personalidades de la cultura y la política.
El gobierno de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, a instancia de sus propietarios, declaró el Cigarral de Menores Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento, en 2007.
Fuente: http://www.cigarraldemenores.com/?page_id=5
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