Revista Cine
Abraham Sánchez Espinoza a quien, como se puede constatar en el siguiente texto, no se le da esto de los clichés, propone:
Empelotados: Hay distintos tipos de despelote en el cine, desde aquel donde un personaje entra a un cuarto para encontrarse a otro teniendo sexo, hasta aquel donde encuentran al susodicho jalándole el pescuezo al ganso, ahogando al pollo o como diría Niurka, en términos menos vulgares, "haciéndose el amor solito".
De hecho ambos clichés se encuentran en Jerry McGuire 2, mejor conocida como De Amor y otras Adicciones (Love and Other Drugs). Pero el cliché del despelote que nos ocupa a continuación es uno distinto, pues para que se cumpla se deben seguir las reglas de manera inversa, pues aquí en vez de que el personaje entre a ver el despelote, el susodicho es el que debe entrar al lugar y quitarse la ropa (usualmente buscando algo de diversión sexual con otro personaje), sin darse cuenta de que hay un tercero que mira incrédulo como queda el otro en bolas frente a sus ojos.El éxito del cliché depende en buen parte de la reacción de sorpresa de todos los involucrados, especialmente de aquel que observa el despelote.
Un buen ejemplo ocurre en Amor a Distancia (Going the distance), donde Justin Long y Drew Barrymore entran a hacer lo suyo en la mesa de la cocina de la casa de su hermana. De pronto, la hermana enciende la luz, encontrándose a Drew desnuda junto a su novio, del cual vemos su no bronceado trasero. Para complementar la escena, la toma nos muestra al esposo de la hermana, quien todo el tiempo se había encontrado comiendo muy quitado de la pena observando el show. El éxito radica en el contraste que da una genial Christina Applegate, cuyo rostro pasa de la sorpresa a la incredulidad, y su marido, quien sólo atina a responder como un niño asustado que, como todo sucedió tan rápido no supo ni dónde esconderse.
Un ejemplo medianamente exitoso sucede en Enamorándome de Mi Ex (It's Complicated) donde, mientras Meryl Streep tiene una cita cibernética con Steve Martin, ella va al tocador. De pronto, entra su ex-marido, un bonachón Alec Baldwin, quien se quita la ropa y se coloca en bolas en la cama buscando sexo con su ex-mujer, sin percatarse de que Martin puede ver todo desde la webcam. Cuando llega Streep de vuelta surge la reacción de sorpresa en cadena: primero de ella, luego de Martin detrás del computador y finalmente de Baldwin, para luego rematar con Martin de nueva cuenta, quien pone una cara de repulsión por la cual nos enteramos que observa un acercamiento a las bolas de Baldwin a través de la pantalla.
Un mal ejemplo luce en la mencionada Jerry McGuire 2, donde a lo largo de una secuencia a manera de videoclip musical al ritmo de A Well Respected Man de The Kinks, vemos a Jake Gyllenhaal escalando posiciones como ejecutivo de ventas farmaceútico mientras se merienda una y otra vez a la guapa de Anne Hathaway en un frenesí de sexo sin control. Al finalizar la secuencia musical, Anne llega a casa de Jake buscando más acción, demostrándole que no trae nada puesto al quitarse el abrigo, sin percatarse que en el sofá de la sala se encuentra el hermano de Jake, quien para disimular la sorpresa y la exitación de ver sin ropa a la novia de su hermano, clama que no vio nada porque no trae puestos sus lentes.
Funciona tan bien en la primera cinta, que el cliché es usado en por lo menos tres secuencias más, haciéndolo una cosa relevante de la trama sin perder su lado cómico. En la segunda, más o menos funciona debido a la simpatía de los tres actores y a que el cliché es un mero pretexto para entregarnos un gag cómico más dentro de una cinta llena de gags. Y en la última, el cliché no funciona porque es un mero pretexto para ver en pelotas a Hathaway, quien parece reirse más de lo mal que les quedó la escena que de la situación embarazosa que acaba de ocurrir, aunque quizás, si nos hubieran puesto a los Hitters en vez de a los Kinks, la cosa cambiaría.
Como dato curioso, en las tres películas el cliché puede verse en sus respectivos avances y los tres aparecen justo hacia el fnal del trailer, lo cual también es cliché. Y favor de no confundirlo con su primo-hermano, el cliché donde te agarran desnudo mientras te estás bañando, visto también recientemente en El Cuarto de los Muertos (La chambre des morts), donde es mero pretexto para ver sin ropa a la guapa de Mélanie Laurent. Pero con semejantes chicas guapas, ¿quién se está quejando? Al menos yo no puedo hacerlo, porque quejarse de desnudos injustificados en el cine también es cliché y la verdad que esto de los clichés a mi ciertamente como que no se me da.