Revista Cultura y Ocio

El corazón delator. Edgar Allan Poe

Por Mientrasleo @MientrasleoS

El corazón delator. Edgar Allan Poe

     "¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia."
     Empieza el año y retomamos la actividad sabiendo que poco más ha cambiado salvo un dígito. En realidad lo que diferencia al día uno de enero del resto de los días, es que cambian dígitos en las tres partes que fechamos cualquier documento: el día, el mes y el año. Y sin embargo nos dejamos llevar por la euforia del cambio y pensamos cómo comenzar el año y qué propósitos hacer. Es por eso que pensé comenzar con un clásico y además con algo ligero sabidos los excesos de estas fiestas. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El corazón delator.
      Un hombre nos cuenta su historia, de tú a tú. Él, nos explica, no está loco. Da igual lo que digan, no tenemos que hacer caso porque no lo está, no. Simplemente un viejo al que conocía, lo miraba mal, con un mal ojo, como velado, como un pajarraco... así que tenía que matarlo. Si bien esto nos puede parecer una locura, nuestro interlocutor nos lo razonará para que veamos todos los motivos que nos inducirán a pensar que no está loco. Por si alguno se nos pasa por alto.
     No tiene nombre nuestro interlocutor, podría ser cualquiera. Y eso no le quita credibilidad ni vehemencia a sus palabras. En este relato corto, cortísimo, Poe hace gala de su talento narrativo para que nos entrevistemos con un asesino que escribe en primera persona este soliloquio. Nos hace partícipes de la negación de lo que pronto adivinamos como su locura para dirigirnos entre obsesiones y, en apenas unas pocas líneas, tener su imagen asomando la cabeza por la puerta de la habitación del viejo, grabada a fuego. Obsesión tras obsesión, la cordura, el ojo del viejo, la necesidad del enfado, los tiempos de espera, la puesta en escena y, finalmente, la conciencia como mayor de las obsesiones. Esa conciencia que late y pesa, cuya voz resulta atronadora quitando el sosiego a quien la escucha sin quererlo.
     De una forma sencilla y sin pretender sorprender al lector, recorremos con Poe las obsesiones de su protagonista sintiendo la tensión crecer línea a línea. Una narración efectiva para todos los públicos en la que el cadáver vuelve a quedar en casa, algo recurrente en este autor, y en la que la atmósfera lo es todo. Nos asfixiamos junto a su sudoroso protagonista para llegar al final de la historia sin aliento. No por haber luchado con la esperanza de un final diferente, sino por la necesidad de respirar.
     Nos transmite de este modo una angustia contagiosa con la que demuestra ser un maestro en los ambientes góticos y las palabras medidas para que no sobre ni una coma. Digno trabajo del lugar que ocupa en la literatura universal, me parece un autor al que hay que descubrir tarde o temprano... leyendo cualquiera de sus obras.
     Empezamos el año y, mientras poso este magnífico relato, os diré que estoy leyendo La quinta ola. Y vosotros, ¿qué libro descansa en vuestra mesilla a principios de este año?
     Gracias

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