Título original: The Maze runner
Saga: El corredor del Laberinto, The Scorch Trials, The Cure of Death
Rama: distópica, fantástica
Edición: Nocturna, 2010
La vida de Thomas ha cambiado radicalmente, y es que sólo recuerda su nombre, no hay nada más en su confusa mente desde que salió de la Caja y apareció en el Claro. Aquellos chicos que le hablaban, todos a la vez y utilizando expresiones raras, hacían que le estallara la cabeza. Todo era tan extraño… ¿Dónde estaba? ¿Quiénes eran aquellas personas, todas adolescentes, bruscas y burlonas? No recordaba nada de su pasado, pero estaba seguro de que nada podría ser peor que aquello: se encontraba encerrado como un preso junto a un grupo de chicos que no superaba los diecisiete años.
Cada mes, siempre a la misma hora, un chico nuevo aparecía en esa cárcel surrealista; cada semana, siempre a la misma hora, Los Creadores les mandaban alimento; y cada noche, también siempre a la misma hora, todos debían alejarse de la entrada del laberinto, porque fuera de aquellos muros se escondía algo horrible, algo mortal. Todo parecía tener un orden y un momento precisos, pero entonces apareció ella cambiándolo todo.
Empezamos la historia con Thomas y, al igual que le ocurre a él, no entendemos ni jota de lo que pasa. Todo es confuso al principio, con pautas que no llegamos a comprender y jerga de los habitantes del Claro que nos recuerda a La Naranja Mecánica y sus drugos. Lo que nos gobierna a lo largo de la lectura de El corredor del laberinto es un sentimiento de intriga que se acrecenta por segundos; no sabemos qué es lo que sucede en ese lugar al que ha ido a parar nuestro protagonista, ni por qué tantos adolescentes están encerrados a un paso de un laberinto lleno de monstruos ávidos de sangre fresca. Tenemos muchas preguntas y ninguna respuesta, y eso nos ayuda a sumergirnos en una historia que destila originalidad.
Los personajes son lo de menos en esta novela, porque aunque poseen muchos matices, a veces estos se pierden entre la ola de confusión que, como lectores, experimentamos ante tantas incógnitas. De lo que sí nos damos cuenta de forma inevitable es del eterno mensaje de amistad que todo libro juvenil lleva implícito. Eso sí, habrá amistad, pero no nos equivoquemos: esta novela no es apta para mentes sensibles, porque con un lenguaje de lo más agresivo cuenta con algunas escenas tremendamente cruentas y reales. A este respecto, la única pega que encontramos es la traducción, que en ocasiones peca de hacer infantil lo que de ninguna manera lo es. Por lo demás, el resto resulta absolutamente absorbente y la acción cabalga de forma trepidante, haciendo que nos olvidemos de que existe otro mundo que no sea el del Claro y el laberinto.
Definitivamente, si tuviera que resumir El corredor del Laberinto en una sola palabra, emplearía “adictivo”. Estamos ante una novela que dista mucho de otras distopías juveniles, con secretos tan horribles y vueltas de tuerca tan inesperadas que hace que se nos dispare la adrenalina. Si queréis emociones fuertes, se trata del libro perfecto.