- Los viajes con Charley, de John Steinbeck. Un libro de viajes a la antigua usanza construido por un maestro y publicado por Nórdica. No se puede pedir más. Si Dios existe, de mi parte le pido que bendiga a la pandilla de criaturas que me lo han regalado.
- Galveston, Nic Pizzolatto. Porque es novela negra a la antigua usanza. Y después de True Detective hay que reconocer el talento del muchacho.
- El balcón en invierno, de Luis Landero. Porque está muy bien escrito, y por el merecido homenaje a la generación que levantó este país.
- En el camino, Jack Kerouac . La carretera hecha literatura.
- Plataforma, Michel Houellebecq . Me encantaría tocar los huevos como él.
- De qué hablo cuando hablo de correr, Haruki Murakami. Porque yo ya corría cuando no era chic, y salir a correr no se llamaba hacer running.
- Yo fui Johny Thunders, Carlos Zanón. Música, drogas, el lado oscuro de Barcelona en estado puro.
- Mil cretinos, Quim Monzó. Mil me siguen pareciendo pocos.
Revista Libros
Para mis incontables fans ahí va el resumen de lo mejor y más recomendable con lo que he alimentado el espíritu el año pasado: