Hace justo 30 años, Alex Proyas profetizó la iconográfica imagen de Brandon Lee en una película de acción comiquera que capturaba la esencia del romanticismo gótico en la era grunge de los 90. El cuervo constituyó el legado póstumo de un linaje irrepetible y maldito que acabó pasando a la Historia por propiciar la accidental muerte de Lee durante el rodaje de la película, lo que le supuso el apelativo de “maldita” a la película. Varias secuelas de medio pelo después (todas explotadas y estrenadas directamente en vídeo y dvd) parecía que la historia del oscuro ángel vengador no se volvería a ver, hasta que en la época de los remakes y los reboots, Hollywood decidió que era buena idea obviar todas sus continuaciones y rehacer la película original. Una decisión lógica, pero lamentable y una aparente cuenta de pérdidas para el estudio que no ha hecho más que empezar.
Si el film original de Alex Proyas era conscientemente hortera y trascendía del cómic de James O’Barr a la pantalla una alegoría del romanticismo gótico y la estética metalera, la nueva versión a manos de Rupert Sanders hace lo propio con el movimiento post-punk de finales de los 70 y principios de los 80 con el estilo urbano trapero de la era musical actual. La historia es básicamente la misma vista una y otra vez, solo que en esta ocasión hay un nuevo aporte mágico que reafirma el carácter comicquero de la misma, así como su clara intención de considerarse ante todo una película de superhéroes muy atípica, pero de superhéroes al fin y al cabo.
Eric Draven (Bill Skarsgärd) y Shelly Webster (FKA Twigs) se conocen en circunstancias carcelarias y tras un apasionado romance son brutalmente asesinados por una mafia vinculada a unos demonios de su oscuro pasado. Ante la oportunidad de sacrificarse para salvar a su verdadero amor, Eric se propone vengarse despiadadamente de sus asesinos, atravesando el mundo de los vivos y los muertos para saldar sus deudas con la intención de vengar la muerte de su amada en lo que se podría entender como una aproximación evidente y estilística de mito de Orfeo y su amada Eurídice.
Es innegable el talento de Rupert Sanders para construir un imaginario visual potente y muy personal (tal y como hizo en su versión de Blancanieves y la leyenda del cazador o en la más reciente y controvertida adaptación del anime de Ghost in the Shell). El problema está en que su capacidad para crear visualmente es inmensamente proporcional a su nulo talento para conducir un guión y a unos actores. El cuervo está plagada de imágenes poderosas que incluso algunas se repiten varias veces durante la película como si de una especie de recurso registrado o marca de la casa se tratase, pero su narración es un sin Dios y su guión escrito por Zach Baylin y William Schneider a partir de una concepción mucho más en consonancia con el cómic original de James O’Barr es atroz. Algo que se ve claramente incrementado por la falta de carisma natural de la debutante FKA Twigs que es humanamente incapaz de darle la réplica a un estupendo Bill Skarsgärd quien literalmente devora toda la película.
Uno de los muchos problemas que plantea esta nueva versión de El cuervo es la de dotar de excesivo protagonismo al romance como engranaje de la historia y como hilo conductor, cuando objetivamente ese romance no funciona, supongo que en gran parte por ella o por el exceso que acompaña a todos y cada uno de los fotogramas de esta una revisitación de un personaje que después de todo estaba mejor en el recuerdo de un magnético Brandon Lee que retroalimentaba una maldición que parece haber acabado por afectar también a esta nueva adaptación.
La primera hora de El cuervo es básicamente insulsa, caótica y exageradamente aburrida, pero a continuación le siguen 40m de acción trepidante que hacen que el su clímax final sea francamente disfrutable sobre todo por su implacable decisión de ser todo lo gore y sangrienta que le es posible. En conjunto la película resulta tanto o más hortera que la versión de 1994, pero tiene evidentes problemas de ritmo que dificultan en cierta medida el disfrute de una película que podría haber sido una fiesta desde el principio. Aún así, Bill Skarsgärd da lo mejor de sí mismo y toda la fantasía estética y artística que se planta en la cinta es realmente sugestiva y hecha con gusto, culminando en un desenlace en un ballet clásico en la ópera que es de lejos lo mejor de toda la propuesta.
El cuervo no es el desastre infame que muchos predecían, pero tampoco es buena película. Funciona como un estético y atractivo entretenimiento que tiene más momentos malos que buenos, pero que los buenos casi compensan el conjunto. Quizá esto sirva como advertencia de que hay historias que funcionan mejor en el recuerdo que en el presente.
Título original: The Crow Director: Rupert Sanders Guión: Zach Baylin, William Schneider Fotografía: Steve Annis Música: Volker Bertelmann Reparto: Bill Skarsgård, FKA Twigs, Danny Huston, Laura Birn, Josette Simon, Sami Bouajila, Jordan Bolger, David Bowles, Isabella Wei Distribuidora: TriPictures Fecha de estreno: 29/08/2024