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El debut de Kubrick que Kubrick nunca quiso que vieras

Publicado el 28 febrero 2013 por Fimin

28 de Febrero del 2013 | etiquetas: Selección filmin, Ópera Prima, Cine clásico Twittear el-debut-de-kubrick-que-kubrick-nunca-quiso-que-vieras

Antes de convertirse en monolito, Stanley Kubrick también fue simio. Propulsado por una de las obras más complejas, vanguardistas, arriesgadas y en definitiva, colosales, de la historia del cine, la confianza ciega en ese insobornable genio que le llevó a encumbrar la cima del séptimo arte y a destacar en el laberíntico submundo de la influencia cultural y corrupción moral que él mismo construyó, vino precedida por el miedo que provoca pedir dinero prestado a su papá, lucharle 10.000 dólares a su tío millonario, tirar del guión escrito por un compañero de instituto o contar con la asistencia de su primera mujer.

Pero también por el deseo que supone rodar su auténtica ópera prima (y particular oveja negra) con la fallida intención de lograr una ambiciosa obra maestra. "Fear and Desire", o lo que es lo mismo, el debut perdido de Kubrick que, precisamente Kubrick, nunca quiso que vieras....y a quien, por primera (y única) vez, le llevamos la contraria desde filmin acercándola a vuestros ojos. ¿Razones para tamaña insurgencia?

El debut de Kubrick que Kubrick nunca quiso que vieras

Al igual que "Teléfono Rojo: volamos hacia Moscú", su ópera prima nos habla de grandes 'aspiraciones' militaristas 'saboteadas' por la debilidad humana. Como "La Naranja Mecánica", está protagonizada por un joven de cuestionable integridad y sanidad envuelto en una espiral de violentos impulsos y perversos deseos sexuales. Tampoco se centra en una guerra concreta tanto como en trasladar una alegoría sobre toda posible guerra (de la misma forma que lo hacía "La Chaqueta Metálica") al igual que tampoco es recomendable verla en horario nocturno si no se quiere correr el peligro de quedarse dormido (como también pasa con la monumental "Barry Lyndon"). "Fear and Desire" reune varias de las principales características que destacan en gran parte de la magistral obra de Kubrick, sin embargo, nunca ha sido considerada un clásico, y menos aún, una obra maestra. He aquí la razón principal por la que el director de "El Resplandor" siempre quiso evitar que su debut en el cine llegara a nuestros ojos. Es lo que tiene ser un (gran) perfeccionista.

El debut de Kubrick que Kubrick nunca quiso que vieras

Para su desgracia (y nuestra alegria), "Fear and Desire" resucita para marcar un nuevo hito en la historia del cine: supone la prueba definitiva de que Kubrick realmente perteneció a este planeta. Por una vez, su ambición de rodar una obra maestra no se tradujo en una obra maestra. Su estreno comercial, en 1953, vino precedido de una buena acogida por los totems de la crítica neoyorkina (The New Yorker, Time, Newsweek o el New York Times, entre otros). Todos coincidían en destacar su excelente montaje y hermosa dirección de fotografia como principales virtudes de una película cuyo talón de aquiles, aseguraban, era su desgarbado guión. Kubrick rápidamente percibió el riesgo de pasar desapercibido a ojos de la audiencia, por lo que decidió centrar la campaña de márketing en el sex appeal de Virginia Leith. Una foto suya en el camerino hincándole el diente a un cheescake con los prominentes pezones de sus preciosos pechos bien destacados, era la principal atracción para ganarse ese escaso público que no acabaría por saciar sus 'destapadas' expectativas con la recatada 'puesta de largo' de la actriz en la gran pantalla.

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Kubrick se encargaría personalmente de quemar toda posible prueba de su (supuesto) fracaso quemando el negativo nada más entrar (y salir) del box-office. Muy a su pesar, borrar semejante experiencia de su filmografía no significaría borrarla de su historia personal. El Kubrick que rodó "Fear and Desire" probablemente también ardiera entre sus llamas para desaparecer definitivamente y resucitar como ese prodigio, ahora sí, humano, que el resto del mundo siempre concibió de otro planeta.

Unos pocos años después de tan controvertido debut, saboreando aún las mieles del éxito de su primer éxito comercial ("Senderos de Gloria", 1958), Stanley Kubrick era definido por el New York Times como "un joven de pelo lacio, parco en palabras, aparentemente tímido y extremadamente elusivo, que siempre lleva trajes oscuros, va acompañado de su Canon Drive y rueda películas asombrosas". Por suerte, su histórico y valioso debut cinematográfico ha sido restaurado (o más bien rescatado) por The Library of Congress (a partir de copias de primera generación) para devolverle la luz 60 años después de su estreno, brindándonos así, el acceso a la filmografía completa de uno de los creadores más importantes del siglo XX. Una puerta que desde filmin, y gracias a Divisa, no dudamos en cruzar de par en par para saborear el caramelo que supone conocer a Kubrick antes de convertirse en KUBRICK.

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