Revista Tendencias
Tal cual publiqué mi última entrada, me puse a pensar y a repasar mi vida. En todos los pisos en los que he vivido, me he caído por las escaleras y lo más curioso es... ¡que en dos tenían ascensor!
Gracias a ello, me he dado cuenta que quizás, quizás soy un poquito torpe. Siempre he sido tirando a torpona, no os voy a engañar a estas alturas pero, por lo que parece, en lo que viene siendo en mi edad adulta, me he especializado en las escaleras. De culo, de lado, torciéndome un pie, dejándome el culo por el camino...
Yo, que ya sabéis que soy de clasificarlo todo, en un plis plas se me ha ocurrido el decálogo no reglado de la torpez. (¡La número 7 os sorprenderá!)
1. El comebordillos: Dícese de la persona que nunca sabe a qué altura está la acera y por sorpresa se da siempre con ella. En este espécimen se puede observar la falta de algún que otro piño en su sonrisa.
2. El embriagador: Es el típico que a la que bebe dos copas de más sus pies van para un lado y la cabeza para el otro. Véase el caso práctico de Me que cuando se achispa... ¡Pum! ¡Ya la tenemos para abajo!
3. El Sherlock Holmes: Una vez recuperado el equilibrio y la verticalidad se puede pasar media hora buscando e investigando qué coño le ha hecho tropezar. Cualquier ranura inexistente en la calzada a un Sherlock Holmes ya le vale para acabar rodando por el suelo.
4. El disimulador: El clásico, aquí no ha pasado nada muchachos y por dentro se está cagando en todos los muertos del que ha dejado la puta piel de plátano o plasta de perro derretida en medio del puto paso de peatones.
5. El malabarista: Persona que tiende al esparcimiento de objetos, mayormente haciendo aspavientos con las manos y que, sin mucho éxito, a la que se da cuenta intenta cazarlos al vuelo siendo demasiado tarde y haciendo un gran estruendo.
6. El saltimbanqui: Es aquel ser humano con la capacidad de hacer piruetas en el aire con tal de no llegar al suelo. Lamentablemente, muchas abuelas se hallan en esta categoría pero con trágico final.
7. La escaleradora: Chica que va a caída por año por las escaleras y lo escribe en su blog para que Dios y su madre se enteren de lo torpe que es. Léase El tastarrazo.
8. El Murphy: Los que en situaciones en que hay un 50% de posibilidades de caerse, ten por seguro que se estamparán, aunque exista el cartel de cuidado peligro en colorines y luminoso, el Murphy o no lo verá o no le dará importancia hasta el hostión.
9. El torpe emocional: Con cuántas piedras deberá tropezar el torpe emocional para que se dé cuenta de que debe alejarse de los mismos patrones que le hacen caer una y otra vez con esa persona que, ni con gafas de culo de vaso, ve que es increíblemente tóxica para él.
10. El torpe culinario: ¿No conocéis al típico que le pone muy buena fe en la cocina pero acaba preparando verdaderas bazofias porque confunde sal con azúcar? Ese en que cada vez que te invita a comer tú, como el quien no quiere la cosa, te pones disimuladamente un Álmax en el bolsillo.
Y porque no me pongo a estudiarlo en profundidad que sino ya me veo haciendo el gran diccionario de la torpeza y lo normal que nos parece a todos que el ser humano nos vayamos estrellando por los sitios una y otra vez, por supuesto, todos los conceptos ordenaditos y clasificados de la A a la Z.