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El día en que murieron las películas

Publicado el 08 julio 2013 por Fimin

08 de Julio del 2013 | etiquetas: Blockbuster

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"No, las películas de Hollywood jamás volverán a ser mejores de lo que ya han sido". Es lo que muchos pensamos y sobre lo que Mark Harris nos advertía en un excelente artículo escrito para la revista GQ y titulado "The Day the Movies Died". Superando los 30 grados y sumando, recuperamos post.

En él nos  prevenía principalmente sobre un mal ya conocido, pero lo hacía de forma estimulante y reveladora, utilizando el efecto "Origen" como hilo conductor para demostrarnos que las películas ya no son concebidas como obras, sino como marcas. Marcas que ya no están destinadas, como siempre lo ha estado el cine comercial, a contar historias. El cine ha sido devorado por el marketing. Así lo ve Mark Harris y así lo vemos nosotros también.

El día en que murieron las películas

Hollywood se ha convertido en una institución mucho más interesada en lanzar y promocionar al próximo action-hero o la nueva franquicia, que la próxima buena película. La cuestión hace tiempo que dejó de ser "si la película será buena o no" para pasar a ser si "la película puede ser vendida o no". Prueba de ello son las 27 secuelas con las que Hollywood nos obsequiaba el pasado año, batiendo así, y de forma muy preocupante, todos los records establecidos hasta ahora.

Lo se, no estoy contando nada nuevo, aunque si nos atenemos al efecto "Origen" entramos en el verdadero quiz de la cuestión, en aquello que resulta 'novedosamente' preocupante. El cine comercial está enfermo (por no decir muerto)  y aunque asome un posible antídoto, la industria le da la espalda limitándose a la búsqueda de un atajo que le lleve directamente al dinero.

Pongámonos en situación:

Hace ya unos cuantos años, Christopher Nolan, el responsable de dirigir la tercera película con mayor recaudación en la historia de Estados Unidos ("El caballero oscuro") decidió que era el momento idóneo de dar luz a una elaborada idea para un arriesgado y (posible) blockbuster. Era una historia propia, que realmente amaba, escrita de su puño y letra hacía ya tiempo (antes incluso de rodar "Memento") y que por fin veía que era el momento de plasmarla en la gran pantalla. Era un film de género, un complejo thriller de ciencia ficción que acabó protagonizando Leonardo Di Caprio y que resultó ser la segunda película con mayor recaudación en la historia de Estados Unidos, superando incluso al hombre murciélago con 800 millones de dólares y acaparando hasta 6 Nominaciones a los Oscar.

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Pues bien, una vez se puso el proyecto "Origen" en marcha, los principales productores y distribuidores de Hollywood no tardaron en afirmar que se trataba simplemente de un capricho que Warner le concedía a Nolan a cambio de asegurarse el rodaje del próximo Batman. Debido a su compleja estructura y alto presupuesto nadie creía en su éxito, todos apuntaban al fracaso...

y todos se dieron con un canto en los dientes cuando vieron el éxito tanto comercial como crítico de "Origen". Un éxito que pudo resultar clave para marcar un nuevo y esperanzador punto de inflexión, para creer en un nuevo cine comercial pero también original, complejo, creativo, cualitativo e innovador. "Origen" podría haber sido claramente ese catalizador que rompiera todas las ataduras comerciales de marketing y branding a las que hoy día se ve abocado el cine de gran presupuesto.

Lamentablemente no se dio el caso, y como buena avestruz, la respuesta de la industria a semejante halo de luz se ha reducido a ocultar la cabeza bajo tierra y escudarse en que ha sido uno de esos acontecimientos casuales que se dan una vez en la historia y no más. Un acontecimeinto 'casual' cuyas luces y directrices han sido ninguneadas por la industria y cuya única respuesta se ha reducido a Capitán América, Cowboys & Aliens, Green Lantern, Thor y Thor 2; Transformers 3; Piratas del Caribe 3; Cars 2, Kung Fu Panda 2, Resacón en Las Vegas 2 y 3, Los Pitufos 2, Spy Kids 4, el enésimo Harry Potter Spider-Man (3D); Men in Black 3 (3D); Star Trek: En la oscuridad, Monsters Inc. 2, Madagascar 3, Ice Age: Continental Drift en 3D, La Saga Crepúsculo Parte 2, "El Hombre de Acero"...y sigue sumando.

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Así es, podemos escudarnos en el 3D, en la época de los Oscar o en los box-office veraniegos para afirmar que las películas están más vivas que nunca. Pero ya no son películas, son marcas, son un packaging que únicamente responde al deseo comercial y no al artístico. No estamos tan lejos de aquella época dorada de los años 70, donde películas como "Bonnie & Clyde," "Taxi Driver" o "Cowboy de Medianoche" salvaron una industria abocada al abismo, una industria que en aquel momento supo valorar las nuevas puertas que directores como De Palma, Bogdanovich o Spielberg abrieron y que más adelante propuestas como "Top Gun" cerraron de golpe porrazo, dando pie a ese nuevo modelo de action-hero que lleva ya tiempo obsoleto y del que tristemente, aún sigue viviendo Hollywood, por más que se le concediera una última oportunidad como la brindada por "Origen" y que lamentablemente ninguneó.

Hecho que inevitablemente nos lleva a pensar y recordar con cierta morriña el esplendor de títulos también comerciales (aunque en un principio no lo fueran tanto) como "Blade Runner," "Alien" o "2001: Odisea en el espacio", y a conformarnos con la correcta diversión y espectacular puesta al día que nos han ofrecido las dos últimas entregas de "A todo Gas", el resurgir de "X-Men", "El origen del planeta de los simios", "Star Trek" o "Los Vengadores" de Joss Whedon. Buen cine de entretenimiento sí, pero sin olvidar que su objetivo principal no es otro que patentar la 'marca'.

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Pero lo más triste de todo, y lo que debemos tener siempre en cuenta es que, al fin y al cabo, el cine comercial ofrece lo que el público pide, y está demostrado que para arrastrar hoy día al espectador a las salas resulta mucho más factible y sencillo hacerlo con un "Top Gun 2" que con una nueva mirada que pueda (o no) recaudar 800 millones de dólares.

Resulta una verdadera pena que hoy día el cine comercial sea sinónimo de mala calidad, por más que autores de la talla de Christopher Nolan nos dejen perplejos con magistrales propuestas como "El Caballero oscuro" u "Origen". Nosotros nos damos cuenta, lamentablemente, la industria no.

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Y si algo postivo podemos destacar de todo esto, es que por suerte, y aunque resulte una lucha constante el acceso a él, siempre nos quedará el cine que verdaderamente nos gusta, el cine independiente.

Estas son las conclusiones que extraigo del excelente artículo escrito por Mike Harris y al que os insto a dedicarle el tiempo que merece...hasta que comprobemos que pasa con el "Interstellar" de Nolan antes de que sea devorado por las "Star Wars" de Abrams. Triste pero real.


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