
Una es la de Ernesto, un joven de 17 años, adoptado, de padres españoles. Los tres viven en EE. UU. Fue adoptado cuando sus padres vivían en Ecuador, y desconoce quiénes son sus padres biológicos. Emprende un viaje a México en busca de un pueblo llamado Esperanza y de una tal María Moreno, su madre biológica. Como la información que tiene es tan escasa y falta de consistencia, su búsqueda lo lleva hacia el Sur, en un laberinto de pueblos y nombres homólogos.
La otra es la de Rosa quien, a los 15 años, es reclamada por su madre, que se fue a EE. UU. unos años antes y ahora está enferma. La chica comienza un largo viaje desde Ecuador hasta el Norte, con la esperanza de cruzar «al otro lado». Viaja de Guayaquil a Guatemala en un barco pesquero que lleva a los emigrantes hacinados en la bodega.


