Revista Cultura y Ocio

El enigma de la habitación 622

Publicado el 13 agosto 2020 por Aurisecular

EL ENIGMA DE LA HABITACIÓN 622

He terminado la novela y no he podido resistir la tentación de releer determinados episodios. En realidad empecé de nuevo por el Prólogo pero comprendí que, si me dejaba llevar, podría llegar de nuevo hasta el final. Probablemente lo haga, pero en otro momento; es un gozo, sabiendo lo que sabemos al terminar, leer todos los sucesos que presentaban un enigma, o no, y descubrir la grandeza de la trama y la ironía de los diálogos que aunque se manifestaba en la primera lectura, en la segunda aparece como toda una declaración de intenciones.

En principio, El enigma de la habitación 622 parece contener un argumento simple, el editor de , Bernard de Fallois, fallece a los 91 años; la pena del escritor se agranda por una pelea que tiene con su novia Sloane, lo que provoca que él vaya a pasar unos días de descanso a un hotel de los Alpes suizos, el Palace de Verbier. Cuando lo hospedan en la habitación 623 se da cuenta de que no existe la 622. Scarlett Leonas, que conoce de oídas a Dicker, también está hospedada en esa planta y deciden investigar un asesinato que ocurrió tiempo atrás en la habitación fantasma.

Nada es lo que parece. No hay simplicidad en el argumento que se va expandiendo como una tela de araña para acoger a cuatro, cinco tramas diferentes, o más. En el fondo El enigma de la habitación 622 es un homenaje al editor Bernard de Fallois, todo gira en torno a él, no solo el capítulo 20; la erudición de la que hacía gala este editor aparece en el personaje de Lev Levovitch, la pasión por los payasos se deja intuir en el personaje, casi infantil, Macaire Ebezner, la pasión por Proust se encuentra en el simbolismo que suponen personajes como Tarnogol y, por supuesto, en las digresiones de la novela, portadoras de la memoria involuntaria, que nos llevan al convencimiento del poder que el paso del tiempo ejerce sobre las personas; precisamente esta marcha inevitable consigue que entendamos a los demás desde una perspectiva diferente. Asimismo de Fallois era, según nos enteramos en la novela, un apasionado del cine "Le hablé de lo erudito que era. Le hablé de su pasión por los payasos. Le hablé de su pasión por el cine. Le hablé de su pasión por Proust". Y, por supuesto, El enigma de la habitación 622 aparece como una extraordinaria película del mago del suspense, Alfred Hitchcock.

EL ENIGMA DE LA HABITACIÓN 622

Así pues, este argumento simple del que hablábamos va creando uno de los mayores suspenses posibles a base de recursos narrativos que se reformulan en visuales, porque Joël Dicker tiene la capacidad de expresarse por medio de imágenes que se subordinan al impacto dramático, con lo que construye el suspense, de hecho, toda la novela es un espectáculo dirigido a un público entregado desde la primera página.

-¿Cómo se las apaña Lev?

Los momentos de tensión se acentúan, paradójicamente, con secuencias de contraste humorístico (que resultan hilarantes al releer la novela). El registro ligero utilizado puede introducir detalles irónicos que intensifican los momentos cruciales. El suspense de este mago de la literatura no consiste en que aparezca en el lector alguna pregunta de vez en cuando, sino en la cantidad de información que este recibe, tanta que es necesario, a veces, parar de leer para que las acciones tomen forma en nuestra mente, para ordenar épocas, lugares, personajes. Sabemos de antemano que hay un asesinato, que hay una intoxicación, que hay una pérdida de acciones, pero no conocemos el porqué.

Los diferentes puntos de vista aportan intriga. Dicker no duda en subvertir el orden cronológico, en intercalar datos en un relato que percibiremos como incoherencias, capaces de contener la propia incoherencia del espíritu humano, la indisciplina mental de algunos personajes que por falta de decisión, como Anastasia, se ven abocados al sufrimiento, o el pensamiento turbio de otros que por ineptitud, como Macaire, se ven consagrados a la envidia.

Una de las técnicas utilizadas, con un resultado sorprendente, es investigar el asesinato sustituyendo lo observado por lo oído, de manera que la ironía queda renovada con la parodia en más de una ocasión y la descripción de algunos personajes, como Tarnogol o Kazan, se ve reemplazada por el simbolismo.

EL ENIGMA DE LA HABITACIÓN 622
Otra técnica interesante es dejar pistas para que el lector avezado las asocie con satisfacción, hasta que al pasar la página se derrumban sus conclusiones.

Las expresiones son a veces casi infantiles, esto ayuda a relajar al lector y consigue que luego permanezca en su mente la situación inesperada, los gestos de los personajes que se agolpan como si los viese en una película.

Empezamos con la historia de amor, actual, entre Joël y Sloane. Historia que termina el 22 de junio para dar paso a otra el 23. Una trama que Joël lleva a cabo con Scarlett, otra huésped del hotel Palace de Verbier. Entre los dos investigan un asesinato que ocurrió allí, mientras van detallando el proceso de la escritura.

De la historia del asesinato se deriva la trama ocurrida en el Banco Ebezner, donde aparece el análisis crítico de una sociedad moderna. Las intrigas de banqueros y altos cargos, la falta de escrúpulos para conseguir cualquier deseo. De aquí deriva el matrimonio entre Anastasia y Macaire Ebezner, pero este realismo social se diluye en la novela romántica protagonizada por Lev Levovitch y Anastasia, capaces de crear una fantasía en la que vivir y donde quedan retratados sus sentimientos más profundos. El realismo psicológico se expone también en los personajes que interactúan con ellos. La ambición de Olga y la presión que ejerce sobre sus hijas para que asciendan en la sociedad a costa de lo que sea, contrasta con la presión que Sol ejerce sobre su hijo para que se mantenga en sus raíces.

También por separado podría funcionar la vida de Levovitch, su infancia, su relación con su padre, sus acercamientos al Banco Ebezner hasta desembocar en el triángulo de intrigas, celos y amor que protagoniza junto a Macaire y Anastasia.

Además del humor y referencias metaliterarias, encontramos asociaciones con otro tipo de literatura en las alusiones al cuento de la lechera "La policía iría volando a trincarlo [...] Igual hasta le cargaban el asesinato [...] Levovitch con una cadena perpetua y Anastasia, ahora sola, arrastrándose de vuelta", o a la tragedia de Otelho "el pañuelo bordado con el nombre de Sinior Tarnogol, que Macaire le robó aquella noche". Y si esto no es suficiente, a veces los personajes escenifican lo que dice el narrador, de manera que ambas voces interactúan aportando un tinte dramático a la novela hasta conseguir que el lector se sienta como ante una pantalla por la que van pasando estos personajes "Anastasia llegó al Palace [...] Llamó a las puertas pero ninguna se abrió. Gritó desesperadamente "¡Lev! ¡Lev!" pero solo le respondió el silencio".

Y, por supuesto, como Hitchcock venía haciendo en sus películas para desviar la atención y quitar tensión al suspense, también Joël Dicker tiene algún cameo en la novela.

Y, por supuesto, como ocurría con Hitchcock, esto no hace sino que leamos con más interés porque queremos saber más hasta que, por fin, llegamos a la última página, respiramos y no podemos dejar de rendir un homenaje tremendo a este monstruo de la narrativa, a este nuevo Fénix de los ingenios. Y volvemos atrás, y releemos, y disfrutamos casi tanto como tuvo que hacerlo Dicker mientras escribía la novela. Creo que el homenaje a Fallois está presente en cada línea. Si el editor pudiera leerla estaría orgulloso no solo del autor sino de él mismo, porque creyó en Dicker desde el primer momento


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista