Hace meses cuando Enrique Osuna me ofreció la posibilidad de leer su novela enviándome el pdf tuve que decirle que no. Ya sabéis que no leo en pdf, no tengo ni quiero ebook, y sigo con mis libros en papel. Pero como finalmente Laky en su blog, Libros que hay que leer, organizó la lectura conjunta del libro y todo el mundo hablaba maravillas de él, me decidí a comprarlo y me puse con él.
No puedo decir indudablemente que el libro no haya sido de mi agrado, de hecho me gusta la técnica narrativa del autor, su estilo y su manejo de un amplio y rico vocabulario, pero es verdad que no es en mi opinión una novela redonda y le he encontrado algún pero, quizás inevitables en una ópera prima.
Recordemos en primer lugar la sinopsis y vamos después con mi opinión personal, ¿sí?
"Samuel Velasco vive en el inconformismo propio de quien nunca dispuso de una oportunidad para elegir su camino. Perdió a sus padres a la edad de dieciséis años y se vio obligado a abandonar sus estudios para ganarse la vida aceptando cualquier tipo de empleo. Un día oye hablar de Kamduki, un misterioso juego que a través de Internet pretende encontrar, en sólo nueve pruebas, la persona más inteligente y audaz del planeta. Seducido por el que aseguran será el mayor premio de la historia, y aun careciendo de las exigentes facultades intelectuales que requiere el juego, decide participar.
En poco tiempo Kamduki se convierte en una obsesión que transforma por completo su vida, arrastrando cuanto tiene alrededor. En medio de esta vorágine conoce a Lucía, una chica sensual y enigmática, de quien se enamora perdidamente. Contraviniendo las reglas, aúnan sus esfuerzos en la resolución de los enigmas, sin sospechar la terrible realidad que se esconde detrás.
'El eterno olvido' se desarrolla como un trepidante thriller, donde los protagonistas se ven abocados a luchar contra la más genuina manifestación de la maldad, una maldad que subyace en los propios seres humanos y que solo puede ser vencida con el amor."
Enrique Osuna
Empezaré diciendo que los personajes de la novela se hacen muy cercanos y quedan perfectamente dibujados; destacan entre ellos Samuel y Lucía, aunque creo que Marta se merecía mayor espacio en el desarrollo de la trama. Una trama, por otro lado, original y que engancha, sin duda, sobre todo a partir de la mitad de la novela. Aún así, el principio, con la historia de Noelia y su abuelo, es muy bueno, de lo mejor de la novela a mi entender.Pero, sin embargo, las 368 páginas del libro podrían perfectamente haberse reducido, sin daño alguno a la narración ni a la historia, si el autor evitase ciertos párrafos, reflexiones y divagaciones de temas varios, que encontrarían mejor ubicación en la página de opinión de un periódico. El autor, como muchos otros escritores noveles, siente la necesidad de hacernos partícipes de sus opiniones, expresadas de forma demasiado vehemente en algunos casos, que tienen cierto tono de arenga enjuiciadora, y que un autor de ficción debería evitar.
Me llama, por lo tanto, mucho la atención que uno de los personajes, Lucía en concreto, mencione su devoción por la prosa de Stefan Zweig, devoción que comparto, y por la querencia del autor austríaco por lo breve y su abominación de lo secundario y superficial, loa con la que el narrador comparte. Y estos errores casualmente son aquellos en los que Enrique Osuna cae con frecuencia, sobre todo en los primeros capítulos: lo principal se difumina y pierde fuerza.
Marcapáginas 81
El libro, a pesar de estos detalles, se lee con facilidad y gusto, quizá engancharía aún más sin esos intercalados irrelevantes, y tiene un estilo sencillo pero preciso, que en algunos momentos resulta brillante. Enrique Osuna es un escritor talentoso, que destaca en la narración mucho más que en el diálogo, y que espero tenga ocasión de desarrollar su gran potencial en el futuro con el respaldo de una editorial."A Julián le fascinaba el tren. Transitaba constantemente por los pasillos, de vagón en vagón, disfrutando del trayecto como si se hallara caminando relajado por una alameda, ora pensando en asuntos ociosos, ora organizando con detalle todos los proyectos y actividades que tenía que afrontar a corto y medio plazo. Los paseos le servían para reorganizar su vida, dotándola de orden y sentido.(...) Por eso le encantaba pasear, acomodarse en el autobús, en el tren..., aislado en la bendita soledad del viajante, sin nada ni nadie que pudiera perturbar sus pensamientos."Aquí abajo podréis leer las reseñas de l@s otr@s participantes...
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