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El fantasma del pasado

Por Revistaletralibre
El fantasma del pasado
Por Mª José Fernández El fantasma del pasado
Hoy en día, casi todo el mundo, andamos corriendo de un lado para otro como si fuéramos posesos: es el fantasma del pasado que, de cuando en cuando, nos acude y se instala en el presente hasta ponernos nerviosos.
El fantasma es muy listo: nos da justo en el sitio, donde más nos duele. Ocurre que cada uno de nosotros lo llevamos dentro y, cada cierto tiempo, se escapa de nuestro dominio para hacer de las suyas.

El fantasma de nuestro pasado nos conoce bien: se sabe todas las debilidades y triquiñuelas humanas; y, ya dije que, nos invade de cuando en cuando: anda a la caza de nuestros estados ánimos. Para combatirlo o mantenerlo a raya, tenemos que reinventarnos en la vida: el tedio es su aliado más potente, entre otros, no lo olvidemos nunca. Por ello hemos de superarnos día a día; aún así se nos presentará de improviso e instalará en nuestra memoria... y es entonces cuando empezará lo bueno, o lo malo, según se mire, pues de lo malo se aprende de lo bueno se goza.
No deberíamos sentir miedo de nuestro fantasma, mientras lo controlemos o sepamos negociar con él: nos dará algunas claves para conocernos a fondo y considerarnos más humanos, pues de otra forma seríamos unos perfectos desconocidos para nosotros mismos, llegada la hora de la verdad...
El fantasma del pasado nos insta a una verdadera lucha interior; la mayoría de las veces: pondrá a nuestro verdadero yo encima de la mesa y nos recordará, para bien y para mal, que somos mortales, que llegamos a este mundo sin nada y que nos iremos de igual modo, tan sólo con la experiencia de haber vivido. O como bien dice el poeta chileno, Pablo Neruda: “Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”.
Por eso, en la medida que vamos cumpliendo años, debemos pensar en la llegada de nuestra hora, y prepararnos: para ello nos vale nuestro fantasma: ¿Y qué es lo que podemos llevarnos?... No dejo de pensar que lo único bueno que nos vamos a llevar es la satisfacción de haber amado en la vida; pero también es importante lo mucho que dejamos: esposo, hijos y legados de cualquier tipo, para que nuestros seres queridos sigan amparados.
También el fantasma te arrastra al pasado; y es curioso porque hace cuestionarte ciertas circunstancias acaecidas que golpean la memoria y hacen cambiar nuestro presente, para bien o para mal.
El significado de fantasma en la RAE: “Visión quimérica como la que se da en los sueños o en las figuraciones de la imaginación”. Está claro que nuestro fantasma es irreal pero, curiosamente, todo el mundo lo posee: él es el que nos va anunciar aquellas situaciones que pudieran llegar a ser reales, en algunos casos; está muy cercana de la palabra fantasía: Grado superior de la imaginación”; la imaginación en cuanto inventa o produce: No ando yo mal de imaginación, –me digo a mí misma– pues, manos a la obra.
Los miedos, monstruos o quimeras son perfectos materiales desde el punto de vista creativo. El artista se eleva por encima de muchos de ellos, si aprende a utilizarlo como materia personal. En la infancia ciertos miedos son habituales y los padres o educadores suelen corregirlos mediante los cuentos infantiles, luego la literatura ejerce su función sanadora.

No recuerdo bien los miedos infundados que tenía de niña, salvo los de la vida real, que eran que me pegasen muchachos mayores que yo; sin embargo, de joven, soñaba que un hombre entraba en mi habitación para violentarme... Con el tiempo supe dominar ese miedo. Una madrugada apareció aquel espectro, con cuchillo en mano... Yo aguantaba el tirón como podía, incluso dormida sabía que era un sueño; llegó un punto que dicho espectro atravesó mi persona, igual que si fuese humo... y fue curioso: me desperté sabiendo que nunca más iba a volver a tenerlo, porque había vencido a ese miedo existencial.
Llegada la edad adulta recuerdo que llevaba años con un sueño que me atemorizaba: soñaba que la Tierra se había anegado y andábamos en un submarino...; en él moraban monstruos horribles que se comían a los hombres y no podíamos escapar... Era un sueño terrorífico y para quitármelo de encima se me ocurrió escribirlo: ocupé treinta y cinco hojas, con pelos y señales... pretendía escribir una novela corta, pero me quedé varada... (lejos de enfadarme, me alegré).
Hace ya algunas noches, cuando me hallaba en un estado de duermevela, me ha vuelto el sueño del submarino –después de siete años de tranquilidad–, era la continuación: el monstruo se había vuelto más listo que yo, ¡y me podía!: ¡Horror! Tengo que buscar la forma de mantenerlo a raya o acabar con él, si no quiero volver a las andadas (os lo digo muy enserio, amigos, por eso lo escribo).
Podemos pensar que existen muchos fantasmas en nuestras vidas, porque cuando se supera uno aparece otro, mucho más avispado... En realidad es el mismo: se reinventa, cree a nuestro lado, se transforma y se vuelve tan listo como nosotros. Lo único que los pone a raya es tener la conciencia limpia, estar en estado tranquilo, es donde acuden menos pensamientos negativos...Y en ello andamos, tratando siempre de ser feliz: aprendiendo a mantener a raya a nuestro travieso fantasma. Felices sueños para todos, mientras yo escribo la continuación de mi novela, para hallar la salida.

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