Con el despegue del último vuelo del transbordador Atlantis hacia la estación espacial internacional se cierra la carrera espacial que comenzó en la guerra fría de la URSS y EEUU por llegar a la luna, aunque su fin era la propaganda en la tierra y que ha muerto acabado por los enormes caudales económicos necesarios y la retirada en la práctica de la URSS, y su heredera Rusia, de esa carrera. Se detiene el avance de la ciencia arrastrado por esa guerra que salvo en el tercer mundo era de tarjeta de visita, propaganda y espías y check points charlies, y Karla, el superespía que John Lecarré dibujó con la mente en Markus Wolf el todopoderoso superespia de la República democrática alemana.Ahora que el comunismo ha muerto y el capitalismo ha mutado en una crisis globalizada y extrema, que ha fagocitado hasta a sus detractores, no tiene sentido acudir a las estrellas para encontrar el cielo, algunos lo encontraron en la maravilla de la especulación. Tampoco vale de nada arriesgar fama y fortuna en llegar a astros inhóspitos, basta con revisar los periódico de economía, las declaraciones ríspidas de líderes del FMI y de BCE y las advertencias acíbares de las agencias de calificación para saber que el infierno silencioso y anóxico de la muerte es simplemente la supereconomía actual.Muere el programa de la era espacial, puede que solo los taikonautas chinos, necesarios de propaganda, sobrevivan, la ciencia y la ingeniería se resentirá, la paz no habrá crecido.Espacios cercanos, propagandas cercanas, estrellas tan lejanas como antes. Recuerdos del día de mañana.Imagen: http://es.wikipedia.org/wiki/Transbordador_STSDespierte el alma dormida, avive el seso e despierte. A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar. Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.





