Revista Cultura y Ocio

El fin de la soledad. Benedict Wells

Por Mientrasleo @MientrasleoS
El fin de la soledad. Benedict Wells
     "Hace tiempo que conozco a la muerte, pero ahora ella también me conoce a mi".
     Leer es una actividad que se realiza en solitario, pero, de todas las actividades que se realizan en solitario, es la que más consigue socializarnos. De hecho, yo no hubiera leído jamás este libro de no ser por una amiga lectora. Hoy traigo a mi estantería virtual, El fin de la soledad.
     La familia de Jules vive cerca de Munich. El vive feliz junto a sus padres y sus dos hermanos, es popular en el colegio y siente que su vida será siempre así. Sin embargo los padres mueren en un accidente de tráfico y los res hermanos terminan en un internado en el que apenas se ven, ya que son separados por edades. De este modo, el vital Jules termina siendo un adolescente retraído, Liz, esa niña preciosa y extrovertida, termina por perder el rumbo y Marty.. bueno, ese es el que parece cambiar menos ya que siempre fue el intelectual de los tres. Muchos años después, Jules recuerda su vida y también a su gran amiga y amor, Alva.
     Llegamos a Jules en una situación delicada, con tiempo para pensar y ordenarse, y es por ello que su mente se va a esa infancia feliz, con unos padres que les querían y se instala cómodamente en aquella felicidad recordada con cariño y nostalgia: las canciones de su madre, el paseo con la familia, la afición a la fotografía... para rápidamente avanzar hasta la primera de las desgracias que marcarían su vida. A partir de ella los cambios son más que notables en los tres hermanos y la novela se convierte en una de esas historias de vida en las que se cumple palabra por palabra aquello de "son tan diferentes, que no parecen hermanos". Y sí, entra en escena Alva, la única persona capaz de acercarse al Jules niño, preadolescente, la niña perfecta que esconde un dolor en su interior que tal vez sea lo que les una. Nace el sentimiento que tarda tiempo en hacerse una realidad y que amenaza con convertir a la novela en una historia de amor: pero no, Benedict mantiene a ralla los sentimentalismos, no le interesa que su libro sea solo eso y, quizás por ese motivo, seguimos avanzando de forma ordenada en el tiempo sin perder ese tono nostálgico, ese deje de tristeza que se deja ver hasta en los mejores momentos. Jules no tiene la vida fácil que se prometía en aquellos días en los que era el fanfarrón de la clase, parece que no se le permite en ningún momento alcanzar esa serenidad. Y tampoco a sus hermanos, ni siquiera a Marty por mucho que triunfe. Son, a fin de cuentas, tres supervivientes. Y si algo tienen los supervivientes es que lo son para toda la vida. Quizás por eso en un momento determinado se dice en la novela "Moriré joven, cuando finalmente sea feliz". Como una sentencia de vida, no necesariamente precisa en cuanto a los tiempos pero terriblemente certera en el alma. no quiera decir eso que no encuentra momentos felices, al contrario los atesora, como cualquier vida.
     El autor consigue dibujar unos personajes con los que nos sentimos cómodos, de los que nos despedimos al cerrar el libro como si fueran amigos, con la sensación de saberlo todo sobre ellos. Van a ser ellos con sus actos y Jules con sus sentimientos hacia cada uno los que ambienten la novela generando una atmósfera casi privada con el lector. Poco importa que estemos en Alemania en realidad. Lo que allí sucede bien podría ser en Francia, Italia o España y ese es otro de los encantos de la historia, la cercanía palpable, la capacidad de identificarnos con momentos puntuales o sentimientos peregrinos.
     El fin de la soledad es una lectura que he disfrutado, quizás más porque evita la salida del melodrama fácil.
     Reconozco que soy más lectora de historias amargas que de historias de amor. Que me gustan los finales coherentes por encima de los finales felices y que no soporto un libro en el que su protagonista no tenga defectos. Y vosotros, ¿preferís las historias felices?
     Gracias.

Volver a la Portada de Logo Paperblog