Revista Cultura y Ocio

El fuego del diente de león, de Nathan D. Wilson - Crítica literaria

Por Eltiramilla

El fuego del diente de león, de Nathan D. Wilson - Crítica literariaTítulo original: Dandelion Fire
Autor: N. D. Wilson
Saga: segunda parte de 100 puertas
Clasificación: Novela Fantástica
Edición: Laberinto, marzo 2011, 18.90€
Valoración: 4,5 sobre 5

Después de una aventura trepidante en la primera parte de 100 Puertas, donde conocimos a Henry York y su peculiar familia de Kansas, volvemos a conectar con sus fantásticas aventuras en esta segunda entrega, justo cuando las puertas han vuelto a abrirse y la terrible bruja de Endor ha regresado con muchísimas ganas de repartir leña a diestro y siniestro.
Nuestro protagonista ha descubierto que no es un niño normal; tras una tormenta eléctrica, un Diente de León lo ha rozado con su poder y le ha traspasado un increíble don: la segunda visión. Después de un terrible periodo de ceguera repentina, volverá a abrir los ojos y será capaz de ver la historia tras las palabras que conforman el universo. Sin embargo, un extraño que aparece en sus sueños ansía ese milenario poder, y lo secuestrará hasta llevarlo a Bizantemo, el mundo que se esconde en la misteriosa central de correos tras el buzón de su ático en Kansas. Lo que Henry desconoce es que ese es simplemente el principio de todos sus problemas, ni se imagina que cuando escape de las garras del mago, allá en su casa, sus tíos y sus primas correrán un grave peligro. ¿Podrá Henry descubrir cuál es la verdad oculta tras su nacimiento y, de paso, salvar a su única familia?

El fuego del diente de león, de Nathan D. Wilson - Crítica literaria
Estuve esperando esta segunda parte con muchísima impaciencia. El doble de grosor y el triple de tensión os esperará en El fuego del Diente de León, y de lo que no hay duda es de que, si os gustó la primera entrega, la segunda os dejará con ganas de más. Destaco tres puntos fuertes: personajes divertidos, historia complicada y factor sorpresa. Jamás he sido demasiado fanático de las historias llenas de viajes a otros mundos o seres mágicos, pero esta vez N. D. Wilson me ha convencido y me ha demostrado que las novelas fantásticas también pueden ser tristes o profundas. Mientras leía, me preguntaba qué iba a suceder, y no podía creerme que Henry York no me diera ni un solo respiro; todos los acontecimientos te dejan en vilo y los capítulos se convierten, uno tras otro, en pequeñas dosis que van calmando una punzante intriga. Además, en esta segunda parte tenemos la oportunidad de ver el crecimiento personal de los personajes, lloraremos muertes inesperadas y aplaudiremos nuevas apariciones. Sin embargo, me he encontrado con algunos puntos débiles que me obligaron a detener mi lectura: no sé si se debe a la traducción o a la narración del autor, pero la mayoría de las escenas moviditas, llenas de acción trepidante, se me antojaban confusas y hacían que me perdiera en mitad de la faena. Muchas veces tuve que desandar y releer un párrafo completo para poder hacerme una imagen mental de lo que estaba ocurriendo, y eso no está bien. Por otro lado, el final es increíblemente cerrado y un tanto precipitado, así que no puedo hacerme una idea de lo que nos deparará el último tomo.

Si lo que buscáis es magia a borbotones, viajes por mundos, originalidad y muchas dosis de diversión, atreveos con esta gran aventura. La recordaréis con una sonrisa.


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