Una coalición de ONG ambientales y de salud advirtieron hoy al Parlamento Europeo que la fractura hidráulica (’fracking’) de gas de esquisto representa un peligroso experimento para la salud humana y el medio ambiente.
La advertencia se produce tras la publicación del borrador de un informe sobre el gas de esquisto, presentado por el eurodiputado Boguslaw Sonik a la comisión parlamentaria de trabajo sobre el Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria el pasado 11 de abril. El borrador, que promueve la expansión del gas de esquisto en Europa, se presentará ante la Comisión de Medio Ambiente de mañana. Este documento influirá en el posicionamiento de Europa respecto al gas de esquisto, un hecho que podría encaminar la política energética de Europa en una dirección completamente equivocada. El informe ignora los riesgos y los impactos negativos del ‘fracking’ a la par que defiende los intereses de la industria.
Hector de Prado, responsable de cambio climático y Energía de Amigos de la Tierra señaló que “Europa (y España) no debe caer en la trampa del gas de esquisto – es una amenaza tanto para la salud de las comunidades locales como para el medioambiente. Además mantiene nuestra nefasta dependencia de los combustibles fósiles y socava el desarrollo de las energías renovables.”
“Los políticos europeos tienen que mostrar resistencia a la retórica de la industria, y tener más en cuenta los verdaderos peligros de este tipo de gas. Los Estados miembros deben suspender inmediatamente las actividades en curso, y prohibir la concesión de nuevos proyectos – tenemos que detener el avance de esta tecnología social y ambientalmente dañina antes de que se propague a través de Europa", añadió de Prado.
Explotar el gas de esquisto en Europa hará aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero y perpetuará la dependencia de los combustibles fósiles. Por si fuera poco, las lagunas en la legislación europea permiten a las empresas mantener en secreto el cocktail químico utilizado en el proceso de fractura hidráulica, con lo cual se vuelve imposible evaluar todos los riesgos ambientales y de salud.
Hoy, la sociedad civil pide a los Estados miembros que suspendan las actividades en curso y establezcan cuanto antes una moratoria sobre los nuevos proyectos. A su vez, insta al Parlamento Europeo a dejar de promover el desarrollo de gas de esquisto en Europa.