Revista Arte

El gran engaño de la cerveza

Por Insane Mclero @insanemclero
EL GRAN ENGAÑO DE LA CERVEZA

Este fin de semana tiene lugar en Barcelona uno de los mayores eventos relacionados con la cerveza que se pueden vivir en este país. Estoy hablando del "Barcelona Beer Festival" que aglutina, por cuarto año consecutivo, 300 cervezas artesanas de diversos países y regiones de España. Todo esto dentro de un espacio emblemático como son las míticas Drassanes de la ciudad condal. Una oportunidad estupenda para conocer y degustar, en nuestra casa, cervezas únicas y exclusivas en fabricación y origen.

Llevo muchos años bebiendo cerveza, o eso creía yo hasta que me introduje en el mundo de la cerveza artesana. Siempre había creído y defendido las tres básicas del cervecero "ibérico", la famosa MRF (Mucha, Rubia y Fría). Fue de la mano de Xavi y de su labor junto a sus chicos en la "Cervecería Clandestina", que me introduje en un mundo que, por desgracia, sigue influido por una tradición desfasada y una industrialización que, con su publicidad engañosa, hace creer a todos que una buena cerveza es aquella que abre el periodo estival con un anuncio televisivo.

Son muchos los que, guiados por esta tradición o absorbidos por la masa comercial, siguen creyendo que aquello que beben es una cerveza de calidad o simplemente es una cerveza. Todo esto sin contar con que son incapaces de ingerirla si no se encuentra a temperatura ártica, anulando de esta forma cualquier sabor o aroma. Y es así, uno no sabe lo que es la cerveza hasta que no prueba una cerveza artesana. El mundo que la rodea y la compleja elaboración de esta bebida histórica es totalmente equiparable a la fabricación del vino y, lógicamente, a nadie se le ocurriría nunca decir que un vino de tetrabrik es un buen vino. Algo que por otro lado, la inmensa mayoría, no solo desprecia la elaboración de la cerveza al no compararla con la del vino, sino que afirman abiertamente y sin complejos que lo que habitualmente se vende es de calidad y merece la pena ser consumido. El problema lógico de esta postura es la poca cultura cervecera de nuestro país y la concepción errónea que las grandes factorías han ido implantando en el subconsciente social, dando vía libre al comercio gigantesco de su producto de calidad baja y elaboración prácticamente artificial.

Por otro lado, hay que ser conscientes que lo que se comercializa industrialmente en nuestro país y que muchos se atreven a calificarlo como "cerveza de toda la vida" existe gracias a la revolución industrial y los avances tecnológicos en el siglo IXX. Solo mediante la refrigeración artificial se consiguió alterar la fermentación de la cerveza para crear el estilo Lager, cerveza de fermentación baja. En los 5000 años de existencia de esta bebida, en nuestro país, aun se sigue creyendo que este estilo de cerveza es el originario históricamente. Lógicamente hay extraordinarias Lagers elaboradas de forma magistral por algunas ,pero lo que está claro es que son la punta del iceberg de una variedad abrumadora de tipos, gustos, colores y aromas.

Si yo hablo de IPA, APA, Stout, Imperial Stout, Porter, Saison, Weissbeer, Trappense, Pale Ale, Bitter... y os invito a probar alguno de estos estilos me diréis que no os gusta la cerveza antes incluso de probarla o que, por otro lado, tras consumirla, me diréis que esto no es cerveza sino una pijada "hipster" para quitarle a uno la pasta. Lógicamente nuestra sociedad, en su inmensa mayoría, sigue creyendo que lo que bebe es cerveza cuando, tras probar cualquiera de estos estilos tradicionales y de alta fermentación, uno se da cuenta de lo complejo de cada tipo y de la variabilidad que existe entre aromas o gustos, solo apreciables estos, a una temperatura propicia para ser sentida y con una espuma que, aunque muchos no lo crean, varia con cada una de ellas en densidad, color, tamaño, perdurabilidad o incluso, existencia.

Con todo esto, y para finalizar mis palabras, solo me queda deciros que no os dejéis engañar por la industria cervecera. Que seáis críticos y que valoréis la fabricación de una bebida adorada y venerada por la humanidad en muchas culturas a lo largo de la historia. Porque la cerveza, durante muchísimos años, fue considerada, no sin razón, como un alimento y un reconstituyente extraordinario. Es una obligación para todos aquellos que dicen apreciar esta bebida valorar su fabricación y conocer diferentes estilos más allá de las Lagers habituales. Solo así uno puede entender y amar la fermentación de la cebada de forma completa. Invito a salir del bar con cerveza a euro, y acercarse a las numerosas cervecerías artesanas que están surgiendo, a modo de resistencia a la baja calidad, en nuestras ciudades. Cervecerías como La Clandestina (calle Córcega con Castillejos de Barcelona) en donde abrí los ojos por primera vez y pude comprender que aquello que llevaba bebiendo tantos años no era cerveza de calidad por muy rubia o fría que estuviera.


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