Revista Expatriados
En la sociedad aristocrática japonesa se valoraba mucho la capacidad para versificar. No hay más que leer “La Historia de Genji” para darse cuenta de la de planes que le salían a un hombre que supiera componer poemas. Bueno, lo de que Genji tenía buena planta también ayudaba. No eran raras las justas poéticas o simplemente las veladas en las que los amigos se entretenían improvisando versos. La de cosas que uno se inventa para matar el rato cuando no tiene televisión. Cuando la tanka fijó su esquema en 5/7/5/ /7/7, no se hizo rara la composición de tankas a dos manos: uno componía el primer terceto y el otro los dos versos del final. Un ejemplo temprano de esta práctica es el de una monja que le pidió al poeta Otomo no Yakamochi que le ayudase a terminar una tanka. La monja compuso:“Los campos de arroz los plantéEmbalsando las aguasDel arroyo Saho.”Yakamochi concluyó:“El arroz de la primera cosecha,¿te lo comes todo sola?”Para mí que Yakamochi iba con segundas.Dado que la poesía jugaba un papel importante en la sociedad japonesa y que las competiciones poéticas estaban a la orden del día, no resulta extraño que la práctica de escribir una tanka a dos manos acabase dando lugar a la renga. La renga no es más que una serie de tankas entrelazadas en las que cada parte (esto es, no cada tanka, sino cada una de las dos partes en las que se divide la tanka) es escrita por un autor distinto. Gradualmente fueron surgiendo reglas sobre cómo debían enlazarse los poemas, qué temas se debían de utilizar, que homónimos…La calidad de los versos se medía en función de lo bien que se ajustasen a los precedentes. El ajuste podía hacerse por vía de identidad, similitud o contraste con lo anterior. Veamos un ejemplo:“El goteo del cubo de la lecheSe detiene,Canta un saltamontes(Boncho)Las gotas de aceite de la lámpara disminuyen,En otoño cuando me acuesto temprano(Basho)Bajo la sombra de la lunaColoqué un nuevo tatami,Su aroma se hace familiar(Nosui)Me agrada verDiez copas de sake alineadas(Kyorai)”Traducido hay correspondencias del japonés que se nos escapan. Aun así es posible captar cómo se produce el enlace de algunas de las estrofas con las anteriores. El goteo del cubo de la leche de la primera estrofa se convierte en las gotas del aceite de la lámpara de la segunda. La frase sobre acostarse temprano en otoño de la segunda estrofa genera toda la tercera estrofa.Otro ejemplo de renga. Ésta se llama “La luna estival” y es muy famosa. El orden en el que está escrita es Boncho, Basho y Kyorai alternándose. Dado que es bastante larga, sólo pongo el inicio:“Encima de una ciudadLlena con los olores de las cosas,La luna estival.
“¡Qué calor! ¡Qué calor!”Se oyen los murmullos en los portales.
Aunque el segundo deshierbeAún no terminó, las plantas de arrozDespuntan sus espigas.
Raspan las cenizas de una sardina secaQue acaban de sacar del fuego.
Los que viven en esta comarcaNunca han visto una moneda de plata.¡Qué lugar miserable!
El tipo lleva a la cinturaUna espada ridículamente larga.
De entre un matojo de hierbaUna criatura espantosa- una ranaAl atardecer.
La dama que busca ruibarbosTira el fanal, adiós luz.
Tiene la mente puestaEn el nirvana, cuando las flores de los cerezosTodavía estaban en el capullo.
En Nanao, provincia de Noto,Es duro vivir en invierno.”