Revista Comunicación
El Hollywood más divertido - Episodes
Publicado el 11 marzo 2015 por Reino Reino De Series @reinodeseriesHace unos días hablé de Banshee, comentando que era una pena que no la viera muchísima más gente (que no la viera tantísima gente como la serie se merecía), porque si lo hiciera, no podríamos parar de hablar de ella. Nos cansaríamos de leer alabanzas por todas partes. Y, en cambio, incluso cuando hace cosas extraordinarias acaba pasando relativamente desapercibida, simplemente porque hay poca gente pendiente de lo que hace. Y no está sola. Hay unas cuantas series que vemos menos personas de las que deberíamos. Series que a pesar de ello, semana tras semana se las apañan para seguir mejorando y ganándose a pulso el título de imprescindibles. Y que, sin embargo, semana tras semana siguen siendo vistas por muchos menos de los que deberíamos estar pendientes de la pantalla. Porque si las viéramos, todo el mundo estaría hablando de ellas. No hay más.
En cierto modo, es precisamente lo que ocurre también con Episodes, aunque en este caso puede que el hecho de que la vea relativamente poca gente (aunque tiene su público) sea su propia culpa. ¿Que por qué? Pues porque cuando empezó no acabó de convencer tanto como podría haberlo hecho. Muchos decidimos darle una oportunidad al principio y, sin embargo, unos cuantos acabaron descolgándose al notarla un tanto descafeinada. Y es a partir de ahí que haya acabado desapareciendo del radar de muchos. A pesar de que no sólo sigue en emisión, sino que nos da episodios sólidos semana tras semana.
Lo mejor de la serie, y la razón por la que probablemente sería la niña bonita de muchos de los que por circunstancias varias no la están viendo, es la visión del mundillo de Hollywood que da, esa muestra tan maravillosa de la falsedad de Hollywood en clave de comedia. De comedia divertidísima, por cierto. Porque lo fundamental de Episodes es que es una parodia del funcionamiento de lo que ocurre detrás de las cámaras divertidísima, absurda y con unas cuantas cosas tremendamente reconocibles.
Pero eso en realidad ya funcionaba prácticamente desde el principio. En lo que tardaron más en acertar fue en lo que se refiere a la vida de los personajes, a su lado más de culebrón. Cuando comenzó la serie, poco nos interesaban los dos protagonistas más allá de que eran nuestro punto de entrada en ese mundo tan absurdo. No los queríamos más que para vernos reflejados en su manera de ver y vivir ese mundo entre la fascinación, las carcajadas y el horror. No nos interesaban sus vidas, no nos interesaban sus dramas. Pero la serie fue creciendo, y poco a poco y a base de ir haciéndonos nosotros mismos a todos los personajes, también ahí han ido aprendiendo a funcionar. Y ahora también ahí nos hacen reír a carcajadas.
Desde la relación de Bev con las cosas gratis a la de Matt con su dinero, y pasando por Sean y su maravillosa relación con su padre (resumida hace unas semanas en la conversación telefónica más incómodamente divertida que hemos visto en tiempo), todo ello funciona. Todas estas caricaturas de personajes han sabido crecer de tal manera que, sin alejarse de ese extremo que son en ocasiones, son prácticamente de la familia y resultan humanamente divertidos a su propia y particular manera.
La estrella de la serie, de todos modos, y lo que hace que me dé una pena tremenda que menos gente de la que debería le haga caso, es Carol. Carol es una ejecutiva de la cadena que ha acabado convirtiéndose en la mejor amiga de Bev. Es la versión más divertida del detrás de las cámaras de Hollywood, y da algunas de las mejores frases de la serie. Carol además tiene un problema que da lugar a uno de los mejores chistes recurrentes de la serie: siempre (siempre) acaba acostándose con sus jefes. Siempre.
Lo de los chistes recurrentes es algo que funciona muy bien en Episodes, y que después de haberse ido ganando nuestra complicidad a base de convertir a sus personajes en poco menos que de nuestra propia familia, ahora lo explotan sin despeinarse, y nunca jamás resulta excesivo ni se nota agotado. No importa las veces que veamos las caras de Myra, nunca va a dejar de hacernos gracia. Igual que nunca va a dejar de hacernos gracia ver a Matt asombrarse y horrorizarse por cómo vive la gente “pobre”, o cualquier chiste relacionado con la edad de Morning. Y así mil más.
Y ahora, con todas estas cosas, Episodes nos está regalando una temporada absolutamente genial. No hay un solo episodio del que no queramos enmarcar varias escenas. No hay un solo episodio con el que no nos riamos varias veces a carcajadas. Episodes se está marcando una temporada prácticamente redonda, y es una pena ver que los que la comentamos seguimos siendo una minoría. Y es por eso que todos debéis darle una oportunidad (o una segunda oportunidad, si sois de los que abandonaron hace varias temporadas). Episodes lo merece.