Conozco
al escritor Pedro Pujante de coincidir
con él por internet, principalmente en facebook. Pedro es un gran admirador de Juan José Saer, gusto que comparto con
él.
Ha
tenido la amabilidad de leer mi novela El hombre ajeno y escribir una
reseña para la revista digital El coloquio de los perros. La dejo a
continuación.
Muchas
gracias, Pedro.
Esta
es la primera novela que leo de Pérez Vega. Conozco al autor por encuentros
fortuitos en las barriadas y espacios de las redes sociales, porque tiene un
magnífico blog que recomiendo (Desde la ciudad sin cines) y porque en él
descubro libros a través de sus exhaustivas e interesantes reseñas, crónicas de
lectura que ahondan y van más allá de unas simples notas acerca de un libro o
de su autor.
Vayamos al libro. En El
hombre ajeno, Pérez Vega nos cuenta la historia de Juan Linares, un joven
doctorando que prepara su tesis sobre el salvadoreño Héctor Meier Peláez,
guerrillero y poeta, personaje controvertido y no muy conocido cuya sombra
oscila entre lo mítico y lo ignoto.
En la vida personal de
Juan se suceden los típicos problemas e incidentes generacionales de cualquier
muchacho de nuestro tiempo: una familia normal, un hermano inadaptado que
parece arrastrar un pasado de drogas, las relaciones sociales habituales,
parejas, trabajos precarios, estudios. En estas coordenadas biográficas, y a
través de una prosa objetiva y equilibrada, el narrador nos abre una ventana
que mira a la sociedad actual, realiza un dibujo preciso de nuestra España, con
sus problemas más acuciantes: inmigración, precariedad laboral, dificultades
para conciliar trabajo y estudios, por citar los más destacados. Pero además, a
través del protagonista principal y sus reflexiones literarias, podemos
asistir a una interesante discusión sobre literatura, que, creo yo, podría ser
la zona más acertada y suculenta de todo el libro.
La novela, de hecho,
está dividida en tres partes. La primera y la tercera se ocupan de la
narración, de los avatares de Juan. En la parte intermedia, titulada
“Interludio. Vida de Héctor Meier Peláez”, ha insertado Pérez Vega muy hábil y
apropiadamente un inciso de medio centenar de páginas en el que se nos da
cuenta de la vida y obra, de las hazañas, avatares y pintorescas aventuras que
aureolan al casi mítico escritor Héctor Meier. Un revolucionario, poeta
vocacional, piloto de aviones y líder guerrillero. Autor de culto, que fue
perseguido por su homosexualidad y cuya obra, ahora, Juan trata de recomponer
en su tesis doctoral, gracias a una minuciosa investigación y ayudado por el
primo del poeta.
Juan, además de sufrir las levedades de su vida cotidiana (estudios,
trabajo, una relación que no acaba de cuajar, familia), es acosado por la
lacerante sombra de un pasado infantil luctuoso que creía ya olvidado. Pero que
un día, el encuentro casual con un antiguo compañero de colegio con el que
vivió el aciago incidente, lo revive en su memoria; y con él se abren las
heridas de la insidiosa culpa.
Al final nos asediarán algunos interrogantes: ¿son los recuerdos reales o
simplemente lo que creemos que recordamos? ¿Es fiable nuestra memoria? ¿Qué de
nuestra personalidad debemos a un recuerdo falso?
Es El hombre ajeno un ejercicio literario de gran calidad, no
solo por su ajustada composición y estructura; también por el uso de una prosa
absolutamente calibrada que acierta a construir un argumento interesante,
ambiguo y variado. Y que nos hace reflexionar sobre asuntos como la culpa, la
fiabilidad de la memoria y la fragilidad de los recuerdos.
Pérez Vega no se detiene en atajos, sino que opta por la línea recta y
consigue, con creces, su objetivo: contar una historia, valiéndose del lenguaje
con pericia, sobriedad y sin recaer en florituras innecesarias. Si bien es
cierto que no se aventura en experimentalismos ni en juegos estridentes,
también hay que aclarar que esta novela no los precisa. En ese sentido, hay que
decir que el lenguaje está en perfecta sintonía con la trama: una historia de
personas sencillas, cercanas y creíbles que tratan de sobrevivir a sus abismos
cotidianos.