Revista Opinión

El hombre que confundió el talento con el talante (I)

Publicado el 10 septiembre 2011 por Tiburciosamsa

El hombre que confundió el talento con el talante (1)
He descubierto que el Zapatero de "El Jueves" se parece mas al Zapatero real que el propio Zapatero. Aqui puedo imaginarmelo en una manifestacion para celebrar que el han concecido el Premio Hinasequible al Desaliento

En 2008 me fui a Nueva York a entregar el Primer Premio Hinasequible al Desaliento. En 2010 tuve que viajar hasta Kabul. Este año, por suerte, el premio queda más cerca de casa y no tengo que viajar tanto. El Tercer Premio Hinasequible al Desaliento le ha correspondido en esta ocasión al Presidente del Gobierno de España, D. José Luís Rodríguez Zapatero, por su demostrada capacidad de impedir que la terca realidad le estropee una buena ideología. Allá donde los hechos chocan con sus ideas y donde muchos hombres de poca fe cambiarían de ideas para adaptarse a la situación, él se mantiene firme en sus ideales, sabiendo que es la realidad la que se equivoca.

Esta capacidad de ignorar la realidad no es algo con lo que se nazca, sino que hay que currársela y Zapatero se lo ha trabajado con denuedo. Zapatero pasó los 23 primeros años de su vida estudiando y dependiendo de sus padres. Antes de la crisis, ésa era una vida ideal: podías permitirte el lujo de ser lo suficientemente ingenuo como para creer que el dinero crecía de los árboles y al mismo tiempo eras lo suficientemente espabilado como para saber de dónde vienen los niños y cómo evitar que vengan. De las muchas aficiones propias para diletantes que Zapatero podría haber descubierto en aquellos años, la que más le llamó la atención fue la política. A los 19 años ingresó en el PSOE. Muchos hubiéramos preferido que le hubiera ido más el aeromodelismo, por aquello de que jode menos ver cómo un avión en miniatura se viene abajo, que ver cómo es la economía de tu país la que se desploma.

Terminada la carrera de Derecho, ejerció durante dos años de profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de León, la misma en la que había estudiado. Como es sabido, las universidades españolas son torres de marfil donde la realidad sólo entra cuando vienen las señoras de la limpieza a limpiar y empieza a oler a desinfectante.

A los 26 años se convirtió en el diputado más joven de España. Con su ingreso en el Parlamento el riesgo de que se rozase con la realidad quedó definitivamente proscrito. El Parlamento es un mundo aparte, donde tocar un botoncito que dice “sí/no/abstención” es denominado “trabajo” y uno llega a pensar que la gente no duerme pensando que la enmienda transaccional séptima a la Ley de Metales Metálicos pudiera ser aprobada por los Padres de la Patria.

Los que han estado en política me han dicho que medrar en un partido político es cuestión de: 1) Suerte; 2) Que se te note lo suficiente como para que la gente se acuerde de tu nombre, pero no tanto como para que te consideren un trepa ambicioso; 3) Mucha suerte; 4) Bienquistarte con algún protector poderoso y saber esquivar las amistades de los caídos en desgracia; 5) ¿He dicho que se necesita suerte? Se advertirá que la inteligencia no figura entra estas cualidades. Afortunadamente la desterramos una vez terminada la Transición. De otra manera las filas de los partidos políticos patrios serían ahora un páramo. Zapatero tuvo suerte, mucha suerte, ¿he dicho que tuvo suerte? Un buen día, con 44 años, descubrió que era Presidente del Gobierno. Lo malo es que ese mismo día, por primera vez en su vida, descubrió lo que era la realidad.

Descubrir la realidad cuando peinas canas es un ejercicio difícil que se convierte casi en imposible, cuando te rodean corifeos dispuestos a aplaudirte todas las gracias. Imagínate que estás intentando descubrir de qué va la realidad y viene una de tus acólitas y dice que se va a producir un acontecimiento histórico planetario: la coincidencia de la Presidencia de Obama en EEUU con la tuya de la Unión Europea. El subidón del ego es extraordinario, pero al garete todos tus esfuerzos por hacerte con la realidad.

No es extraño que después de tantos años de alejamiento de la realidad no supiera reconocer el mihura de la crisis económica cuando lo empitonó. Por la web circulan como chascarrillos algunas de las informadas declaraciones que realizó en los tres últimos años acerca de la crisis. En enero de 2007 afirmó: “Vamos a seguir creciendo en el sector de la construcción. El precio de la vivienda se está moderando, como dijimos que se iba a moderar.” Por aquellas fechas hacía varios meses que el FMI y el Comisario europeo Joaquín Almunia habían advertido que la economía española dependía demasiado del ladrillo. Al menos acertó con lo del precio de las viviendas, porque desplomarse también es una forma de moderarse de los precios. En julio de 2007 prometió que la siguiente legislatura sería la del pleno empleo. No se había visto un error tan grave en las previsiones desde que Hitler les dijo a los alemanes que para diciembre de 1941 estarían tomando caviar en el Kremlin. Un año después, y con las elecciones del 8 de marzo de 2008 ganadas, diría que lo del pleno empleo era una ambición. ¡Qué cachondo! ¿Hay algún partido político que no comparta esa ambición?

En agosto de 2007 dijo que España estaría a salvo de la crisis de las hipotecas basura norteamericanas. No había oído hablar de una cosa que se llama globalización, que significa que Rodamientos Suwaneshtrujenwagen abre una fábrica en China y tú pierdes 500 puestos de trabajo en Sabadell o que un norteamericano deja de pagar su hipoteca y la sucursal del banco de la esquina deja de regalar caramelos porque tiene que ahorrar. Y ya puestos a sacar pecho, afirmó semanas después que “haciendo uso de un símil futbolístico se podría decir que España ha entrado en la Champions League de la economía mundial”. Pues sí, hemos entrado como el chico que les lleva el agua a los futbolistas. Y más machadas de por aquellas fechas: “Los bajos niveles de morosidad dan confianza en el futuro económico de nuestro país pese al alza de los tipos (…) Hemos mejorado la herencia del PP en materia económica.” Menos mal que no la empeoraron.

En los albores de la crisis, Zapatero le dijo al catedrático de economía Ramón Tamames que no se llamase a engaño, que la crisis apenas tocaría a España y que seríamos de los primeros que saldríamos de ella. Si hubiese dicho que nos tocaría menos que a Grecia y que saldríamos antes que los helenos habría estado más acertado.

Claro que es posible, que más que errores de apreciación se tratase de diferencias de concepto y que el concepto que Zapatero maneja de lo que es una crisis sea algo diferente. “Como todo, es opinable, y depende de lo que entendamos por crisis. (…) Por un concepto como el de crisis habría que preguntar a los economistas y seguramente no se pondrían de acuerdo.” Bueno, a estas alturas de la película, tres años después de las anteriores declaraciones, creo que los economistas ya se han puesto de acuerdo en que tenemos una crisis del carajo. Ahora definamos el concepto de “carajo”.

Si uno no tiene muy claro el concepto de crisis, resulta difícil saber cuándo empieza y cuándo termina. Zapatero vio que lo peor de la crisis había pasado en abril de 2009. Magnífico, pero resulta que también lo vió en agosto de 2009 y más tarde en septiembre del mismo año y otra vez más a finales de aquel año. En fin, que la crisis le ha debido de parecer como uno de esos trenes de mercancías llenos de vagones que no se terminan nunca.

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