Nicholas Barclay, un joven tejano desaparecido en 1994, aparece en España después de tres años sin saberse nada sobre él. Al volver con su familia, comienza una increíble situación basada en una historia real. Del productor ganador del Oscar por Man on Wire y de Searching for Sugar Man, Simon Chinn, este falso documental engaña constantemente a un espectador que sospecha pero no cree, que intuye pero no admite. Tan inestable como su protagonista, quien juega un papel sincero, misterioso, manipulador, y hasta a veces gracioso, El impostor entrevista principalmente a la hermana, a la madre y al hermanastro del Nicholas para que ellos mismos den sus propia versión de los inconcebibles hechos. Choca y sorprende en más de una ocasión la frialdad de la familia, desesperada por tener a cualquier precio al pequeño Nicholas.
Una floja recreación de la historia real quita algo de calidad a una película que va de menos a más. Aún así, la forma narrativa completa un excelente trabajo por parte de su director para añadir más incertidumbre y misterio a una trama que ya de por sí tiene mucho jugo. Lo que en un principio parece normal, que es contar con las declaraciones del presunto Nicholas, se vuelve realmente sorprendente al conocer los entresijos de un personaje lleno de frialdad, que a veces, con sus silencios y algunas cosas que dice, se vuelve algo escalofriante. Otro punto débil entre tantas virtudes especialmente por la fuerza per se que tiene esta impactante historia es la sensación de que podría haber relatado algo más.
Si el espectador se queda a medias, es solamente porque quiere saber más, aunque sienta que la película no le brinda ese plus. Ese plus no está porque el cine también se dedica a que el espectador se quede con la ganas y que cuando salga de cine solo desee conocer más acerca sobre lo que vio dentro de la sala de proyección. El impostor no será la película del año, pero podría serlo si fuese por su fuerza y por una sensación de estar mostrando algo impactante. La manera de actuar del ser humano queda en duda con la presencia de muchos de sus protagonistas. El impostor muestra ese lado humano que no se ve todos los días y en el que pocas veces se piensa. Genial.