Para todos los animales silvestres el invierno es una de las épocas del año más difíciles de pasar. La escasez de alimentos junto a las gélidas temperaturas hacen del invierno una estación muy dura.
Pero parece que este duro periodo llega a su fin, y ya podemos observar la formación de las primeras parejas en las distintas especies y como se esfuerzan en reparar o construir los distintos habitáculos para el nacimiento de sus crías.
Este es un excelente momento para poder salir a observar a las distintas especies ya que comienzan los celos y, sobre todo, porque casi todas ellas están muy activas recuperando las fuerzas que han perdido durante el crudo invierno.
Por eso es normal verlas alimentándose durante muchas más horas de las habituales, ya que deben recuperarse rápidamente para el gran desgaste que les espera. Conquistar y defender sus territorios de cría, atraer a sus cónyuges, y mas tarde alimentar y sacar adelante a esas nuevas generaciones.
Pero la entrada de hoy esta dedica al invierno y Miguel Hernández expresa mucho mejor que yo, sin ninguna duda, la dureza del invierno en su poesía.
Os dejo una breve parte de su poema "El soldado y la nieve"
Esta agresión que parte del centro del invierno,
hambre cruda, cansada de tener hambre y frío,
amenaza al desnudo con un rencor eterno,
blanco, mortal, hambriento, silencioso, sombrío. Quiere aplacar las fraguas, los odios, las hogueras,
quiere cegar los mares, sepultar los amores:
y se va elevando lentas y diáfanas barreras,
estatuas silenciosas y vidrios agresores.
Quiero dejar estas imágenes que tome el pasado 6 de febrero, como homenaje a todos los seres vivos que no han sobrevivido al duro invierno.