Revista Cultura y Ocio

El jurado número 10. Reyes Calderon.

Publicado el 03 julio 2013 por Carmina
El jurado número 10. Reyes Calderon.Como habréis podido comprobar llevo dos meses siendo más irregular de lo normal, y es que volver al mercado laboral tiene daños colaterales que hasta este momento había ido capeando con más o menos éxito. Se que no me puedo quejar, porque después de dos años en casa y de que el 2012 me fuera propicio a medias, este 2013 me está yendo bien, en el primer semestre del año solo he pasado en casa un mes y medio y ahora estoy pendiente de un contrato para mediados de mes, creo que si tengo que aparcar un poco el que ha sido mi tabla de salvación durante los meses de parada, no se acaba el mundo, y me ha costado mucho entenderlo, mejor dicho me ha costado un agotamiento monumental por querer llevarlo todo a una como si fuera una supermujer, y sinceramente no lo soy,  y a estas alturas tampoco lo pretendo ya.
Hay vida fuera del blog y mis hijos me necesitan, así que sigo leyendo, sigo disfrutando de lecturas y si es verdad que tengo muchas reseñas pendientes, que me cuesta un mundo pergeñar una opinión en condiciones porque pretendo  que realmente le sirva a quien la lee, escribir cuatro frases sin sentido no entra dentro de mis planes inmediatos, así que paciencia que todo llegará, os daré mis impresiones de todo lo que he leído y espero no tardar mucho, también os informo que necesito vacaciones y que estas llegarán en el mes de agosto, entonces si me acerco al ordenador las dejaré en borrador hasta septiembre, sinceramente necesito un descanso y aprovecharé de la mejor manera posible julio.
He reconocido alguna vez que he sido lectora de novelas de abogados y que un tropiezo con una novela de John Grisham hizo que aparcara este tipo de lecturas. Creo que seis meses con un libro que no me llenaba fue la gota que colmó mi vaso. Precisamente fue otro premio de abogados quien hizo que retomara el gusto por el ¿subgénero podríamos llamar?, cada cual que lo exprese a su gusto. El bufete me descubrió el mundo de la justicia en España, muy diferente a la americana que era en la que solía perderme tanto literaria como filmatográficamente. Cuando se falló el Premio de novela de abogados 2013, quise probar suerte de nuevo.
El jurado número 10 de Reyes Calderón se alzó con el galardón, en poco tiempo lo tenía en casa, pero no he podido disfrutarlo hasta hace relativamente poco tiempo. A la autora la conocía de oídas, incluso tengo en casa su primera novela que compré con mucha ilusión y después ha dormido el sueño de los justos en mi estantería, mal que aqueja a muchos de mis ejemplares. Pensé que  era una buena forma de iniciarme con ella, con una novela que no perteneciera a una saga y sobre un tema que me atrae.
He de reconocer que me ha costado mucho meterme en la novela, que no entendía el estilo de la autora, que posiblemente fuera fruto del cansancio que arrastraba porque una vez finalizada la lectura me ha parecido incluso pueril no haber intuido el porque de esa forma de presentar los hechos. No suelo dar muchas oportunidades a las historias que no me enganchan, sin embargo con esta fui cabezona, fui intercalando otros libros y dándole oportunidades y me alegro de haberlo hecho porque el balance final es positivo. La historia tiene mérito, los personajes algo estereotipados al final me han hecho hasta gracia, y el final me ha parecido un digno broche de oro para una novela que me ha terminado convenciendo pero que ha tenido que ganarse mi reconocimiento.

La autora 


Reyes Calderón nació en Castilla, donde estudió, trabajó algunos años y se casó, como ella díce con notable éxito ya que lleva con su marido 28 años y tienen 9 hijos en común. Hace veinte años que se trasladó a Navarra donde es profesora en la UNAV, y reconoce que aprende más de sus alumnos que enseña.
Vive en un pueblo alejada del mundanal ajetreo de la capital, donde dice ser feliz. Estudió Economía por que se lo aconsejaron y Filosofía porque esa era su voluntad y miembro de una familia de juristas como ella reconoce en las solapas de esta novela, devora tratados de Derecho y Política para situarse en el mundo y escribir con algo más de sentido.
El jurado número 10. Reyes Calderon.Reyes Calderón se reconoce de secano sin embargo adora el mar y se baña en cualquier época del año, y hay que ser valiente con las frías temperaturas del Cantábrico donde suele hacerlo. Ante todo y sobre todo es una persona de lo más sencilla, le gusta cocinar para los amigos, leer sin mirar el reloj ( y a quien no), el cine, viajar con la familia, la siesta de los domingos, y por supuesto escribir.
Para gusto de sus lectores aunque parecía que no estaba hecha para contar historias en el año 2000 decidió liarse la manta a la cabeza, escuchar los consejos que le daban pero hacer lo que le viniera en gana, y de esa forma armada con un manuscrito comenzó a visitar editoriales. De esta forma acaba de publicar su séptima novela, tiene dos en lista de espera, y algunas traducidas a idiomas extranjeros e ideas para dar guerra durante años si la vida se lo permite.

Su obra


Los crímenes del numero primoEl expediente CanaimaLa venganza del asesino parEl último paciente del doctor WilsonLas lágrimas de HemminguayEl jurado número 10

Argumento


Efren Porcina es un abogado con escasa suerte, despedido del gran bufete en el que prestaba servicios es convencido por una compañera para abrir un despacho en su casa. Salomé la alocada secretaria tiene la habilidad de convertirse en pareja de hombres poco recomendables que siempre la colocan en un brete. El pequeño despacho se  ve envuelto por la impetuosidad de sus integrantes en un caso que les viene grande, en el que los protagonistas son el blanqueo de capitales, las triadas chinas, las drogas de diseño, la corrupción policial y otras menudencias que irá descubriendo el lector de la mano de un poco entrenado Efrén.
Efrén y Salomé, ayudados por un ex policía al que le cuesta mantenerse sobrio, deberán buscar la verdad para salvar el pellejo, arrojar luz entre tanta oscuridad exigirá que bordeen en más de una ocasión la ley, que se equivoquen y sufran las consecuencias y que los remordimientos les reconcoman...

Impresiones


Como he reconocido al principio, me ha costado horrores entrar en la novela, para empezar conocemos a sus personajes principales, todos ellos estereotipados a más no poder que en algunas ocasiones me han levantado una sonrisa y en otras una mueca de disgusto, pero nada sabemos de la ciudad donde se desarrolla la acción, ni del nombre de algunos personajes para preservar su identidad, y eso al principio nos resulta más que chocante, o al menos a mí que ultimamente he estado algo espesa me hacia salirme de la novela cada dos por tres. Hasta el punto de darme un respiro.
Quizás de lo que no me di cuenta es que la novela empieza casi por el final, con un abogado que teme por su vida a la espera de un veredicto del que dependerá su futuro. Un hombre que es una sombra de lo que ha sido, que ha perdido su inocencia, y que se ha visto abocado ha hacer cosas que nunca creyó ser capaz de hacer. Que decide ocupar las largas horas de espera en contarnos lo que para el ha significado el juicio y como se metieron en esos berenjenales. Pero como el mismo reconoce no es escritor y en la vida se ha visto en esas lides con lo cual cuenta las cosas tal y como le vienen en mente de una forma desorganizada, o debería decir falsamente desorganizada, puesto que la autora si domina el arte de la escritura. De esa manera vamos obteniendo con largas pinceladas información sobre los personajes principales, Efren que es quién se dedica a contarnos la historia, Salomé la secretaria casquivana por la que se ven envueltos en semejante lío, Paco el ex policia, Emilia la vecina que esconde un halo de misterio que no se desvela, Rafael Torino....
Una vez nos presenta a sus socios de correrías se mete en harina y nos cuenta que provocó que se vieran en el punto de mira de una red internacional de tráfico de drogas y blanqueo de dinero, y la situación es tan descabellada que en ocasiones te dan ganas de ahogarlos por ser tan impulsivos, unos hilos llevan a otros y a partir del momento en que el juicio va desarrollándose de forma poco propicia para sus intereses vemos como Efrén va madurando y va sacando de su interior esa persona que todos podemos llegar a ser sometido a máxima presión, y el resultado dista mucho de ser de su agrado.
En esta novela hay espacio para muchos temas, la corrupción policial, las mafias chinas, latinas... las drogas de diseño y su distribución, la corrupción policial, el caminar al borde de la ilegalidad de los grandes bufetes, la mendicidad, la mentira, la vulneración de la presunción de inocencia, la condena de un acusado antes de haber emitido veredicto. Sin duda es una historia con muchos ingredientes para gustar, siempre y cuando empatices con el estilo de la autora desde el primer momento, a mi me ha costado, sin embargo mi sensación final es positiva, entiendo donde quería llegar Reyes Calderon, solo siento no haberlo captado antes, durante la primera parte y gran parte de la segunda creía que el abogado solo quería justificar una forma de actuar poco moral, sin embargo conforme va avanzando la trama te das cuenta de que no pretende justificarse sino expiar unas culpas que le queman  la entrañas y le regalan noches en blanco y ojeras azuladas.

La culpa


¿Qué serías capaz de hacer por salvar la vida? Muchas veces me he formulado esta pregunta y como no me veo en situación  he sido incapaz de contestarla, sin embargo me da la sensación de que sería capaz de hacer cualquier cosa, incluso traicionar mis principios.
Y eso es lo que hace Efrén, primero dejándose llevar por Salomé y Paco que mueven los hilos, para después cuando se siente perdido y en peligro, tomar las riendas y pergeñar un plan digno de un mafioso, de un embustero y poco propio de un abogado. Y ello lejos de darle tranquilidad lo enerva, no se siente a gusto consigo mismo, no es capaz de conjurar los fantasmas que le salen al encuentro cada madrugada, cada vez que cierra los ojos.
La culpa viene siendo un tema recurrente en los últimos libros a los que me he acercado, y es que cada uno la afrontamos de una forma distinta, unos la bloquean y logran acallarla y a otros sin embargo los reconcome, y Efrén pertenece a este último grupo, cuando todo parece haberse solucionado, cuando la tranquilidad debería haber llegado a sus vidas, las cosas se precipitan, y lo hacen de forma que lo abocan a tomar una decisión difícil que dará al traste con lo que es su vida hasta el momento.
Y es a partir de que todo la trama ha sido mostrada en su excelencia cuando he empezado a disfrutar, porque tiene miga, los personajes se desenvuelven a la desesperada, y por ello cometen errores, y la concatenación de estos tiene un desenlace que no esperaban. Tropiezan, caen, se vuelven a levantar, hasta que ello al menos para Efrén no es posible.

Los personajes


He comentado a la largo de esta opinión que me parece que todos estaban estereotipados, quizás demasiado y llevados al extremo, ignoro que pretenda con ello la autora, pero en ocasiones su comportamiento me ha parecido grotesco, sobre todo el de Salomé, que creo que es el personaje con el que menos he empatizado, pero mal que me pese, reconozco que en la vida hay muchas Salomés tropezando mil y una vez con la misma piedra sin aprender de sus errores.
Efrén Porcina: Pedazo apellido para un hombre alto de 140 quilos, que en un momento determinado se pone a dieta, pero en lugar de ir a un endocrino sigue los consejos que alguien le da por internet, creo que la autora no ha tenido en cuenta lo peligroso que puede llegar a ser que su personaje haya perdido más de 40 quilos, hasta alcanzar la cifra de 98, que no es que sean pocos, pero tampoco sobrepasa el centenar.
La primera sensación que nos produce este personaje es la de ternura, nos lo imaginamos blanco de burlas y escarnios, y ciertamente no nos equivocamos, simplón a pesar de ser el número uno de su promoción, voluble... una persona que se quiere poco, y a la que parecen querer menos. Sin embargo conforme avanza la historia el personaje evoluciona, saca su carácter y algunos de los cambios que sufrirá no serán de nuestro agrado, uno los comprenderemos y otros no.
Salomé: Su imagen tal y como nos la presenta Efrén es grotesca, una mujer teñida de rubio, con un look a lo Marilyn, una delantera descomunal de silicona y prendas de vestir de buscona. Me produjo un rechazo inmediato, con un poderoso imán para caraduras y aprovechados. Y estos siguen buscándola como blanco, sin embargo debajo de tanta silicona, y de tanto pendoneo, en ocasiones se encuentra una mente lúcida, capaz de sorprender, pero sólo son destellos.
Creo que no merece que me ensañe con ella, así que prefiero dejaros estas simples pinceladas en las que no sale muy bien librada, pero al menos todavía lo hace dignamente.
Paco: mención a parte merece el detective, al que le gusta la botella más que un caramelo a un niño y para el que la sobriedad es un estado excepcional, a pesar de que tiene unas conversaciones interesantes. Es el detonante de cada acción que emprende el pequeño grupo, sus intuiciones o la información que va pescando lo enerva lo pone en marcha y lleva a Efrén y a Salomé a bordear la legalidad en más de una ocasión, cuando no a cruzar la fina linea. Como no también es el detonante de la decisión final que toma el abogado.
Doña Emilia: La vecina de Efrén, una mujer que parece saber mucho del pasado del padre del abogado y que no suelta prenda, una mujer con aire beatifico que al parecer esconde fantasmas en el armario, sin embargo no desvela en ningún momento que culpas acarrea, solo deja caer que no es tan buena como parece, me ha parecido un personaje entrañable
Rafael Torino: Prepotente, chulo, avasallador, para mi otro estereotipo llevado al límite, hay policias que encajan en este perfil, posiblemente más de los que nos gustaría, espero que no hasta los limites que sugiere la historia. Al final de todo el recorrido, cuando humanizan un poco su figura, no puedes dejar de sentir lástima por el
Chantal: La ayudante de forense, su rasgo más característico es su tamaño, y como se las apaña para vestir a la moda teniendo una talla de niña. Es un personaje que también arrastra culpas, sin embargo sabe llevarlas mejor que Efrén, con quién comienza una amistad, en la que me parece que su postura es un tanto egoísta, como la del perrro del hortelano, ni come ni deja comer. Y sobre todo es incapaz de servirle como apoyo en el momento que más lo necesita.
Hay más personajes entre ellos destacaría a Fulano, muchas veces me he preguntado cuantos deambularan por el mundo sin que lo sepamos, pero si digo algo más de este personaje posiblemente os prive del placer de descubrir por vosotros mismos que secreto esconde...

Conclusiones


A pesar de lo mucho que me costó entrar en la historia, me ha gustado, la autora ha sabido desarrollarla, dotar de vida a los personajes, de sentimientos, aunque creo que podría haber prescindido un poco más de los estereotipos, a mi modo de ver no le hacían ninguna falta y en ocasiones por descabelladas las situaciones en las que los envolvía se parecía mucho a una comedia de enredos.
Considero que es una buena novela para estas tardes de calor, de tumbona y piscina. Un libro en el que encontramos de todo, que lograra sorprendernos y con un final que no era el que esperaba pero que a mi modo de ver supone un broche de oro para una historia que yo no empecé con buen pie.
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