El juramento - Kimberly Derting

¡Hola soñadores!
Hoy toca la reseña de un libro que me ha gustado mucho. Es una distopía con toques fantásticos que forma parte de una trilogía.
El libro

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Título: El Juramento
Autora: Kimberly Derting
Editorial: La galera
Precio: 16’95 €
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Sinopsis:
Ludania es un país con un regimen autoritario y una estricta sociedad clasista. Cada clase tiene su idioma propio, y está prohibido hasta conocer la lengua de las otras clases, bajo pena de muerte. Charlaina tiene diecisiete años y un gran secreto: entiende todas las lenguas. No sabe por qué; solo sabe que es un don que debe ocultar. Y pronto, con la ayuda del joven Max, averiguará que hay aún más cosas de sí misma que desconocía... y que ella es clave en la revolución antiautoritaria que ha empezado a extenderse.
La autora

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Kimberly Derting (Seattle, EEUU) ya de pequeña se dedicaba a escribir e ilustrar sus propios relatos. Tras acabar la carrera de periodismo escribió su primera novela, el best-seller The body finder. Vive con su marido y tres hijos y odia el chocolate.
Mi opinión

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Este libro me ha sorprendido muy gratamente. Supongo que por mi procedencia, el tema del idioma me resulta fascinante.
El libro narra la historia de Charlie, una muchacha de casi 17 años, hija de Comerciantes que vive en Ludania. Sería una más en la reglamentada y dictatorial sociedad en la que vive si no fuese porqué posee un extraño don: puede entender cualquier idioma aunque no lo haya escuchado en su vida y esto es realmente un gran problema. Dentro de ésta sociedad, cada estrato social posee un idioma propio, y las clases más bajas tiene absolutamente prohibido entender y/o hablar los demás. La pena para aquel que no cumpla esta norma es la muerte. La pena para aquel que mire a alguien de rango superior es la muerte. La pena para aquel que incumpla cualquier ley (como por ejemplo no llevar la tarjeta identificativa encima) ¿sabéis cuál es? La muerte.
La sociedad que nos describe la autora me ha parecido fascinante. El estado de sumisión que se aplica a la población es tal que se les ha quitado cualquier signo identificativo. Son lo que han nacido para ser y punto. Si son Comerciantes, lo serán toda la vida y solo podrán hablar parshon. Si son Consejeros hablarán termani. El idioma universal es el englaise (¿inglés?) y no todos tienen derecho a utilizarlo. Pero no solo es eso. Las ciudades han perdido el privilegio de poseer un nombre propio y se denominan según su clasificación por tamaño y cuadrante. La población vive tan sometida que es capaz de vender a sus propios hijos, rebelando sus secretos, con tal de conseguir el favor de la reina y asegurar así su supervivencia. Nadie está a salvo.
Hasta aquí tenemos los componentes de una distopía, pero la novela tiene además tintes fantásticos. En el prólogo, la reina moribunda transmite la Esencia a su hija de apenas 6 años de edad y pasa entonces a habitar dentro de su cuerpo. Pero existe un problema: ha pasado el tiempo, la nueva reina Sabara tiene ya 87 años y no ha conseguido engendrar una heredera, y su hijo no ha tenido mejor suerte. La Esencia debe ser transmitida pero ¿a quién? Y el asunto es urgente: el cuerpo actual se marchita y la rebelión es inminente.
Como en toda buena historia juvenil tiene que haber una relación amorosa. En este libro la protagonizan Charlie y Max. Su primer encuentro me recordó a la escena en que se conocen Romeo y Julieta: se ven a lo lejos, se siente irremediablemente atraídos, hay una conexión magnética entre ambos y cuando se separan uno de ellos desconoce el nombre del otro. Además igual que con los famosos enamorados, desde ese preciso instante no pueden evitar sentirse absolutamente enamorados y las trabas para la relación son claras.
Pese a eso, no me ha apasionado esa parte. Me ha interesado tanto la trama general que la relación amorosa ha pasado a un segundo plano. Y es que la novela tiene un ritmo ágil y un argumento bien elaborado.
En cuanto a la narración propiamente dicha, los capítulos están narrados desde el punto de vista de Charlie, pero la autora ha querido ofrecernos otros puntos de vista por lo que también tendremos algunos desde el punto de vista de otros personajes como La reina o Max.
La parte más chocante es la coexistencia de una sociedad prácticamente medieval con elementos modernos como son los lectores de tarjetas, los equipos de música y los medios de transporte. Aun así, el descubrir que los padres les ponen a sus hijos los nombres de las antiguas ciudades y que éstos pueden ser Carlton, Lewis o Brooklyn aclara bastante las dudas.Este libro llegó a mis manos creyendo que era un tomo autoconclusivo, pero no, forma parte de una trilogía. Y pese a que su final concluye las tramas iniciadas en la novela, nos deja con ganas de más. Poco se sabe de las continuaciones: ni títulos ni portadas, solo que el siguiente saldrá a la venta en USA durante el 2012. Habrá que esperar a ver qué pasa.