Chihiro es una joven que vive en Tokio, y trata de superar el dolor de la muerte de su madre mientras piensa y mira por la ventana, pasatiempo en el que coincide con un joven vecino, Nakajima. De una manera un tanto incomprensible para un occidental, pasan de la ventana a compartir piso, en un ejercicio de coliving asexual unidos por el dolor de la pérdida.
Por si ésto era poca cosa, Chihiro acompaña a Nakajima a visitar unos amigos que viven al lado de un lago, en una casa destartalada, en una especie de viaje alucinante en el que no acabas de tener claro si son personas o espectros. El lago justifica así el título y supone un punto de inflexión en la novela.
