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El legado de Vitruvio

Por Lparmino @lparmino

El legado de Vitruvio

Edición del tratado de Vitruvio impresa en Venecia en 1747
Fuente

Podrán pasar los años y escribirse miles de páginas, releerse las enseñanzas de Vitruvio tomadas antaño como casi doctrinales y anotar una y otra vez sus distintas ediciones críticas. Vitruvio, incluso en la modernidad actual, es referente básico a la hora de considerar la arquitectura clásica grecorromana. De hecho, el romano fue tomado durante largo tiempo como manual indiscutible en el mundo constructivo europeo y sus escritos fueron lecciones llenas de autoridad. Sin embargo, al poco de su redescubrimiento, comenzaron las dudas sobre la fiabilidad exacta de las consideraciones vitruvinianas. Por otra parte, su análisis ha levantado suspicacias y ha dado pie a multitud de interpretaciones, muchas de ellas lindando con el peligroso mundo de lo conspiranoico. Tomando en consideración todos esos factores, lo que es indudable es la valiosa aportación que supuso la conservación del De Architectura para la configuración de una forma de ver y entender la Antigüedad clásica.
  El tratado de Vitruvio se había conservado en diferentes copias manuscritas durante la Edad Media. Habría que esperar hasta finales del siglo XV, en concreto en una fecha posterior a 1486, para encontrar la primera edición impresa del tratado en la ciudad de Roma. Antes ya era una obra conocida entre los arquitectos del Quattrocento italiano. Al fin y al cabo, muchos de los postulados del arquitecto romano defendían el carácter noble del arte constructivo frente a aquellas visiones que sólo enjuiciaban su aspecto mecánico.
Vitruvio fue un arquitecto romano que vivió durante el siglo I a.C. y que trabajó al servicio de Julio César y de Augusto. Sin embargo, de su carrera profesional sólo se conserva un vestigio, la basílica de Fanum. Por lo tanto, su mayor aportación al mundo de la arquitectura sería su tratado, De Architectura, escrito al parecer entre los años 28 y 27 a.C. 

El legado de Vitruvio

Hombre de Vitruvio, 1485 - 1490, Leonardo da Vinci
Galería de la Academia, Venecia - Fuente

El texto se estructura en diez libros que tratan de abordar de una forma general la arquitectura de su tiempo. Parece que toma como inspiración y fuente otros tratados y escritos de origen helenístico que habría completado con sus propios conocimientos hasta configurar un ideal arquitectónico de un determinado periodo, la Antigüedad clásica, que sería adoptado con suma familiaridad tanto por los arquitectos medievales como por los renacentistas. Y es que según el tratadista romano, el arquitecto ideal debía resumir en su persona numerosas características: debía ser un buen escritor, dibujante, matemático, conocer la geometría y la historia… e incluso, debía ser filósofo porque “hace magnánimo al arquitecto y que no sea arrogante”, como cita el profesor García Melero al referirse a la obra teórica de Vitruvio. Sin embargo, como hemos comentado esta no es más que una de las tantas materias abordadas por Vitruvio en sus diferentes libros. Trata sobre los conceptos básicos y la definición de la ciencia arquitectónica, de los componentes necesarios del arte edificatorio, de las diferentes tipologías edilicias haciendo especial hincapié en determinados edificios, nociones de urbanismo, materiales y técnicas decorativas llegando a describir en el último de los libros determinada maquinaria relacionada con la tarea arquitectónica.
Así, en la época del resurgir del pensamiento humanista y la entronización de todo lo que sonase a clasicismo grecorromano, se consideró el nacimiento del tratado de Vitruvio a través de las copias conservadas durante la Edad Media. La consecuencia final fue la elaboración renacentista de una De Architectura muy peculiar en la que primaba un importante componente de idealismo frente a la verdad del vestigio arqueológico legado por el pasado. Así lo demostraron pronto las muchas ediciones críticas que surgieron a partir del siglo XVI de la obra del romano, que dieron cuenta de los posibles errores de interpretación que podían haber surgido de las muchas manipulaciones y revisiones de De Architectura.
Luis Pérez Armiño

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