El maravilloso mundo de Over the Garden Wall

Toca entrada animada en el Reino, y quién mejor para ello que un servidor, que todavía es capaz de llevar al día una serie como The Simpsons. Y es que el mundo de la animación ha evolucionado muchísimo. Atrás quedaron los tiempos en los que la única oferta animada consistía en Los Trotamúsicos, Willy Fog o Ferdy (a ver cuántos de vosotros conocéis esa serie). Ahora los adultos también podemos disfrutar de la irreverencia en formato animado, y de esta manera, tenemos ofertas para todos los gustos. Están los dibujos que son exclusivamente para adultos ya sea por su temática, sus palabras malsonantes o sus escenas de violencia/sexo explícitos. Aquí nos encontramos con joyas como South Park, Archer (que acaba de estrenar ya su sexta temporada) o la tristemente cancelada Ugly Americans. Luego están las que se quedan en una zona intermedia y pueden disfrutar los adultos por sus chistes con doble sentido o pueden verla los niños sin descubrir todos los secretos que oculta su fino humor. En esta englobaríamos series del estilo de Futurama, Bob's Burger, puede que incluso Family Guy (aunque en ocasiones se pasa un pelín) o por supuesto, los omnipresentes Simpsons. Y finalmente tenemos la categoría “esto es para niños sí o sí”, con un pero. Y es que sus historias, sin tener un doble sentido, son perfectamente disfrutables tanto por los niños como por los adultos. Aquí hablaríamos de Phineas y Ferb, la enormísima Gravity Falls y de la que toca hablar ahora, Over the garden wall.
Over the garden wall es una serie de Cartoon Network cortita, muy cortita. En apenas 10 capítulos de poco más de 10 minutos cada uno, nos cuentan una de las aventuras más emocionantes que nos ha dado la televisión. De hecho me voy a desdecir, en realidad no es una serie, es un cuento, un cuento de aventuras de esas que a todos nos hubiese gustado vivir y disfrutar en primera persona.
El inicio de la serie nos presenta a Wirt (a quien pone su voz Elijah Wood) y su hermano Gregory, dos niños que al parecer intentan volver a casa pero se han perdido en el bosque. Sus vestimentas no ayudan mucho a localizar en qué época transcurre la historia. Wirt lleva un sombrero con forma de cono y una capa que parece como de policía londinense, y Greg lleva un peto de tirantes y una cafetera sobre la cabeza, tal cual lo digo. Para terminar de dejarnos descolocados conocerán a un azulejo (un pájaro) llamado Beatrice, que habla. Y en cada capítulo van llegando a distintos sitios poblados de las criaturas más extrañas; ranas vestidas como personas de viaje en un barco, fantasmas en una mansión, un pueblo donde todos están disfrazados con calabazas en la cabeza y que parece que las adoran de una forma un tanto extraña... Y para complicarles más el camino, una bestia parece acechar en el bosque.
Según avanzan en su empeño de encontrar el camino a casa, iremos descubriendo a más y más personajes alocados en este extraño mundo, además de ir conociendo mejor a nuestros protagonistas, de dónde vienen y cómo se han perdido. ¿Lograrán llegar a casa? Eso es algo que sólo sabréis si os animáis a ver esta serie.

Técnicamente la serie me ha parecido preciosa, recordándome un poco (salvando mucho las distancias, claro) a las películas de Miyazaki, sobre todo por las historias y los personajes tan peculiares que hay. La música es perfecta para la historia que nos cuenta y nos regala además muchas canciones originales, casi siempre de la mano de Gregory, que es el que tiene más imaginación.
Esa es la mayor diferencia entre los hermanos. Greg, el hermano pequeño, no tiene miedo a nada (“debemos ir a buscar a ese fantasma, porque de verdad, me muero de ganas de ver a un fantasma”) y se toma la vida con mucha tranquilidad, sin pensar en las consecuencias de sus actos. Wirt sin embargo es más serio, siempre más preocupado por todo e intentando no meterse en problemas. Como era de esperar, esta aventura unirá más a los hermanos y les ayudará a evolucionar sus formas de ser.
Sin duda, una serie perfecta para toda la familia.