La primavera la sangre altera, dicen. “Como si no estuviera alterada el resto del año” Pienso yo siempre. La verdad, es que no se si soy yo solo o le pasa a más gente, pero la mayor parte del tiempo las decisiones las toman mis genitales, y no siempre son buenas para mi.
Me he visto hacer cosas impulsado por lo que guardo entre las piernas, con una eficiencia y minuciosidad que no habría igualado ni para conseguir un puesto de concejal urbanístico bien untadito en un ayuntamiento boyante. El mejor ejemplo para ilustrar esto, es la limpieza. Lo sabemos, vivimos en unas leoneras. La basura se acumula junto a la puerta. Solo se baja cuando miles de pequeños insectos empiezan a anidar en las bolsas y existe el riesgo de que cojan derechos de alojamiento. A ver quien desahucia luego a esos cabrones. O el hacer la cama. Está más que manoseada la vieja excusa de: “¿Para qué la voy a hacer, si en unas horas la voy a tener que deshacer para meterme en ella?” o la de “No es por pereza, yo la dejo así para que airee”. ¿Y el suelo? Barrerlo sí, de vez en cuando, pero fregarlo ¿Para qué? Si luego corres el riesgo de resbalarte y partirte la crisma, la salud es lo primero. Pero oye, es tener noticias de que te va a visitar una persona con la que te las prometes felices esa noche, y no queda ni una arruga en la colcha, ni rastro del cerco mugriento que se formó debajo de las eternas bolsas de basura, y el suelo está tan limpio, que por primera vez en varios meses te atreves a caminar descalzo por tu casa.
La insana necesidad de propagar nuestro genoma nos afecta en todo. Como vestimos, como hablamos, los temas de conversación y un larguísimo etcétera. Nos atribula día sí y día también. Nos perjudica en muchas ocasiones. Rendimos menos en el trabajo, nos quedamos pasmando moscas mientras estudiamos… ¡Hasta se nos queman las patatas fritas congeladas que tanto nos ha costado preparar! Y esto es imperdonable.
Por eso digo yo, ¿No sería mejor comprimir todos esos quehaceres sentimentales a un solo mes en el año? Yo abogo por declarar uno de los meses como mes mundial del vicio. Es más, no solo del vicio, también del amor. Las mariposas estomacales son los parásitos más peligrosos del mundo occidental.
Sería un mes precioso. Las floristerías estarían a reventar, la industria del latex se frotaría las manos, en los parques espumearían las parejas junto a las margaritas. Habría una loca carrera por encontrar pareja, y como todo el mundo estaría a lo mismo, sería más fácil. Oye, ¿Que estamos a día veintinueve y no encontraste pareja? No te atribules, en un par de días no te importará lo más mínimo. No tendrás ya necesidad de ello hasta dentro de un año. Tus preocupaciones serán tu trabajo, estar atento para ir al estreno de esa peli que están a punto de sacar y acordarte de atarte los cordones antes de subir a una escalera mecánica, en vez de devanarte los sesos buscando una frase más original que ¿Estudias o trabajas?
Así que lo dicho. Creo que para presentar una ley en el congreso hacen falta medio millón de firmas. En cuanto las consiga os comento.
Orson López