Revista Ciencia

El Michael Phelps de los dinosarios

Publicado el 13 septiembre 2014 por Daniel Prieto González @100cerosblog

El Spinosuarus, un dinosaurio cuyos ejemplares nuevos han sido hallados recientemente, puede ser que habitase casi todo el tiempo en el agua, es decir, el primer dinosaurio nadador, un Michael Phelps del Jurásico. Los nuevos fósiles fueron encontrados en Marruecos, exactamente en el desierto del Sahara.
El Michael Phelps de los dinosarios. Las medidas de este dinosaurio eran impresionantes. Tenía una longitud de 15 metros, y poseía una espina dorsal de 2 metros que formaba una vela, utilizada como regulador de la temperatura interna. Presentaba un cuello y un tronco largo, además de los estrechos caderas y muslos cortos, que sumándolos a un hocico parecido al de un cocodrilo y a unas patas parecidas a las de un pato; le equipan perfectamente para la natación. Su dieta se basaba principalmente en pescado. Habitó en el Jurásico, hace 65 millones de años, y en aquel momento era el mayor y el más feroz de los dinosaurios de su tierra.
La historia de este dinosaurio es tan impresionante como sus características. Los restos originales de esta especie fueron encontrados hace más de un siglo por el paleontólogo alemán Enrst Stromer. Estos fósiles fueron llevados al Museo de Múnich, pero durante la Segunda Guerra Mundial, fueron destruidos y perdidos para siempre, a causa de los bombardeos ingleses sobre ciudades alemanas.
Desde ese acontecimiento, nuevos restos de Spinosaurio fueron hallados de vez en cuando. Hace una década, el experto en dinosaurios Nizar Ibrahim procedente de la Universidad de California se fue al desierto del Sahara. En 2008, en el oasis de Erfoud, a Ibrahim se le acercó un hombre con bigotes que le mostró una caja con restos de huesos, de los cuales algunos pertenecían al dinosaurio del que estamos hablando.
En 2013, un colega procedente de Italia, Cristiano dal Sasso, le informó que unos restos de Spinosaurus habían sido donados al Museo de Historia Natural de Milán por un anónimo. Tras varias investigaciones, los científicos llegaron a la conclusión de que esos huesos habían sido donados por el mismo hombre con bigotes. Más tarde, Ibrahim y su equipo se trasladaron de nuevo a Erfoud, y allí buscaron al misterioso hombre. Tras hallarlo, Ibrahim le pidió que le indicara el lugar donde había encontrado los huesos, y este les llevó hasta Marruecos. En  el Sahara marroquí, los paleontólogos descubrieron el cráneo completo, las garras, y los huesos de la vela, que les dio información suficiente para saber el aspecto de este terrorífico dinosaurio.


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