Seguramente nos hayamos preguntado en más de una ocasión si somos felices. Aunque es difícil plantear una definición exacta de la palabra 'felicidad', todos reconocemos perfectamente aquellos momentos en los que nos sentimos bien con los demás y con nosotros mismos. Por desgracia, esta sensación suele durar poco tiempo pues pronto nuestras preocupaciones y nuestros temores vuelven a aparecer. Pero... ¿por qué?
Al analizar esta situación en profundidad, parece ser que tenemos miedo a esta sensación plancentera de tranquilidad y seguridad en la que estamos convencidos de que todo saldrá bien. Solemos vivir en un estado de permanente alerta, como si todo a nuestro alrededor (personas, situaciones presentes e incluso futuras) fuesen una amenaza. No es extraño encontrar a gente que asegura que en aquellos momentos en los que se siente feliz, esperanzada y dichosa con su vida, empieza a predecir que algo malo va a suceder, puesto que 'no es normal' que todo sea tan bonito.
La posible explicación a esto quizá tenga algo de relación con lo que denominamos 'pensamiento mágico', pues creemos que la mejor forma para ahuyentar los problemas es centrándonos en ellos mentalmente. Lamentablemente, así salimos de ese estado de sosiego que habíamos logrado, volviendo a los sentimientos de angustia y preocupación.
Sería bueno que aprendiésemos a disfrutar de esos momentos felices que todos tenemos y que no los dejásemos enturbiar por dilemas que casi nunca son tan dramáticos como los imaginábamos.