Panorámica en el norte de Gran Canaria, camino del yacimiento del Cenobio de Valerón. Foto: María Suárez
Tras disfrutar de las vacaciones navideñas en Fuerteventura y Lanzarote El viaje de Pau ha pasado unos días en otra de las maravillosas Islas Canarias: Gran Canaria, la isla redonda. Su anfitriona allí ha sido María Suárez, la lectora soñada por cualquier escritor (ya ha adquirido cuatro ejemplares de mi novela. Así que ya sabes, María, que te has ganado mi agradecimiento eterno), y, aunque ella dice que no sabe escribir, enseguida descubriréis que no es más que una forma de hablar (si pincháis sobre el nombre iréis a parar a su blog, Tarareando palabras). Quizás me equivoque, pero tengo la impresión de que la humildad es una de las principales características de buena parte de los nativos de las Islas Afortunadas.
El relato de María desprende sensibilidad y amor hacia su tierra en cada letra. Ella nos ha querido regalar un recorrido absolutamente personal por una de las zonas menos conocidas de Gran Canaria, con su pueblo, Guía, como escenario principal. A mí me ha cautivado y estoy seguro de que también lo hará con vosotros. Os dejo con su crónica viajera…
El viaje de Pau & Co por la Isla redonda va a ser un poco inusual. Los motivos son tres: el momento en el que llega, el lugar que los acoge y su anfitriona. El momento es enero de un nuevo año, que ha empezado siendo el mes mas frío de este otoño-invierno que por estos parajes suele ser muy parecido y el lugar es una pequeña ciudad situada al noroeste de la Isla que para casi todos los que pertenecemos a ella, es el mejor lugar para vivir. Y por último la anfitriona, o sea yo, la que les cuenta. Los habituales de la Recacha, ese lugar cuyo significado me encanta y cuyo contenido me gusta (casi siempre) ya me habréis visto físicamente con mi ejemplar del El viaje de Pau allá por el mes de octubre. Pero lo que a partir de este momento conoceréis es cómo esa persona ve y vive su entorno. Así que dicho esto empezamos el recorrido, ¿les parece?
Guía de Gran Canaria, el lugar al que llega Pau un 3 de enero, tiene un Casco Histórico declarado Bien de Interés Cultural en el año 1982. Así que lo primero que hacemos en cuanto tenemos ocasión es pasear por el mismo y disfrutar de su estupenda arquitectura y de sus adoquinadas calles. Como su lugar de descanso está justo al lado de la Iglesia Matriz, que como en todos los lugares era el inicio de los asentamientos de las poblaciones, lo primero que tenemos que hacer es ir a visitarla. Eso sí, nada más salir tenemos la fantástica vista de la Torre del Mirador desde la cual se observa una imagen del casco totalmente desconocida para la mayoría de sus vecinos y que esperamos que pronto pueda ser rehabilitada y abierta al público autóctono y foráneo para el disfrute común. Si en vez de hacia la derecha, miramos a la izquierda, depende de la claridad del día podemos ver la silueta del Teide, en la vecina Isla de Tenerife.
Paeando por Guía de Gran Canaria. Foto: María Suárez
Dos minutitos y nos encontramos en la Iglesia que data del Siglo XVII, y que también fue declarada BIC dentro de la categoría de Monumento. Personalmente siempre me ha parecido la más hermosa de la isla. Su fachada fue proyectada por un ilustre imaginero oriundo de este lugar cuyas imágenes a pesar del intento de los expertos en la conservación y restauración de obras de arte de que no procesionen, cada Semana Santa recorren las calles de muchos de nuestros municipios. No puedo mostraros fotos de las imágenes, porque el único día que está abierta sin ser para el culto yo estoy trabajando, pero sí puedo decir que en unas jornadas de puertas abiertas organizadas por el Cabildo durante la restauración del Señor con la Cruz a Cuestas quedé fascinada por el rostro de ese Cristo.
La Iglesia Matriz de Guía de Gran Canaria. Foto: María Suárez
Como este recorrido es personal, tengo que explicaros que no nací aquí, pero mis padres abrieron su negocio cuando yo tenía cuatro años, así que soy algo más que una hija adoptiva. Me casé (sí, por la Iglesia) en este fantástico templo, y nunca quise hacerlo en otro lado.
Describir sentimientos, y cómo los sentidos perciben lo que nos rodea, es muy complicado para alguien que sabe sentir pero que no sabe escribir. Aún así eso es lo que pretendo, que mientras recorremos la porción de isla que les quiero enseñar podamos sentir juntos.
Mientras camino por estas calles adoquinadas y empinadas, siento cómo me acompañan la historia de cada una de las casas y de sus habitantes. Conozco el interior de casi todas las viviendas y la mayoría de las vidas de sus moradores. De niña soñaba con vivir en una de las casas que se encuentra situada en la calle donde me crié.
Paseando por el casco histórico de Guía. Foto: María SuárezPaseando por el casco histórico de Guía. Foto: María Suárez“De pequeña soñaba con vivir en una de las casas…” Foto: María SuárezPero crecí y la vida me alejó del Casco, a un pequeño barrio cercano, tanto que está a diez minutos andando, pero estando tan cerca, está muy muy lejos. Así que convertí mi vuelta a vivir aquí en un sueño, por eso hoy les puedo asegurar, sin lugar a dudas, que los sueños se cumplen. El contraste entre lo que quise y lo que obtuve es evidente, pero no sé si me gustan más las diferencias que las aleja o las características que las acercan.
“No sé si me gustan más las diferencias que las alejan…” Foto: María Suárez“… o las características que las acercan.” Foto: María SuárezDamos un paseo por ellas subiendo por la Calle del Agua, realizando algunas paradas interesantes hasta llegar a la ermita de San Roque, para luego volver a bajar por la calle Pérez Galdós.
Ermita de San Roque en Guía de Gran Canaria. Foto: María Suárez
Dice una compañera que en nuestro pueblo te guían los olores. Y es cierto, nada más empezar a bajar por la calle Pérez Galdós puedes oler perfectamente dónde se elaboran los preciados dulces que, junto con el queso, son característicos de nuestra gastronomía. Personalmente esta calle no es de mis preferidas, pero en ella está ubicada una antigua ermita dedicada a San Antonio, una edificación que hoy alberga un lugar donde se puede degustar queso, tomar un vino, comprar verdura ecológica e incluso cantar alguna Isa.
Antigua ermita de San Antonio. Foto: María SuárezEn la antigua ermita ahora se pueden degustar dulces tradicionales. Foto: María SuárezEn la calle del Canónigo Gordillo (Presidente de las Cortes de Cádiz), esquina con el callejón de San José, nos encontramos con la Casa Natal de Néstor Alamo, otro guíense insigne y que ahora se ha convertido en museo y punto de información turística municipal. La rehabilitación de esta vivienda para su uso museístico fue realizada por un compañero que adora el patrimonio histórico, y escuchar de sus labios cómo se preparó e ideó cada estancia con el objeto de que todo el que entre quede absolutamente maravillado y conozca en profundidad a Néstor, ‘no tiene precio’. Su visión en la rehabilitación es de la escuela intervencionista, como podemos observar en las fantásticas fotografías en las que Pau ha querido posar para mí.
Casa natal de Néstor Álamo. Foto: María SuárezCasa natal de Néstor Álamo. Foto: María SuárezLa casa es ahora un museo y punto de información turística. Foto: María SuárezComo ya hemos hecho una incursión por la arquitectura, vamos a degustar un poquito de queso elaborado con leche de oveja, vaca y cabra, para cuyo cuajado se utiliza la flor del cardo. Nuestros quesos también tienen un olor característico y todo aquél que nos visite guiándose por el olor llegará hasta ellos.
El olor nos lleva hasta los quesos de Guía. Foto: María SuárezQuesos de oveja, vaca y cabra. Foto: María SuárezHemos paseado y hemos comido, así que vamos a terminar el día de hoy visitando un yacimiento arqueológico prehispánico que servía de granero colectivo a los aborígenes que habitaban estos parajes antes de la conquista. El Cenobio de Valerón está situado en la Cuesta de Silva, que es la vía que utilizaban los norteños para llegar a la capital antes de que las grandes infraestructuras bordearan nuestra costa. Cuando llegamos a los pies del Cenobio, el paisaje es espectacular. Al fondo podemos ver la Montaña de Arucas e incluso La Isleta. En este lugar lo que predomina es el silencio. El absoluto silencio.
Espectaculares vistas desde el yacimiento del Cenobio de Valerón. Foto: María SuárezYacimiento arqueológico del Cenobio de Valerón. Foto: María SuárezPara acceder al yacimiento hay que superar una empinada escalera. Foto: María SuárezPau y yo nos lo tenemos que pensar muy bien porque las cuevas están horadadas en mitad de la formación rocosa y las escaleras son bastante empinadas, aunque lo hemos hablado y haremos alguna parada para seguir admirando las vistas.
Cuevas del Cenobio de Valerón. Foto: María SuárezPunto de información sobre el patrimonio arqueológico de Gran Canaria. Foto: María SuárezLos aborígenes utilizaban las cuevas como granero. Foto: María SuárezPor fin llegamos, estamos frente a las cuevas, podemos entrar en alguna e incluso conocer otros graneros existentes en las islas y el paisaje sigue siendo admirable.
Fantástico relato, María… El libro viajero va camino ya de la cuarta y última de las Islas Canarias que hemos tenido la gran fortuna de disfrutar gracias a esta aventura que, como he comentado en entradas anteriores, ya ha superado cualquier expectativa imaginable por mi parte. La mochila de Pau va llena de recuerdos imborrables y experiencias enriquecedoras que siento que también forman parte de mí.
En el próximo post, sin embargo, no cambiaremos aún de isla, ya que María, Pau y compañía vivieron más emociones en Gran Canaria y vale mucho la pena que las conozcamos. La playa de las Canteras, los preciosos pueblecitos de la costa norte y el Roque Nublo son algunos de los parajes que nos esperan.