Revista Historia

El Origen de los dinosaurios

Por Enrique
El Origen de los dinosaurios
Como todos sabemos desde pequeños, los dinosaurios son unos reptiles que evolucionaron desde un animal más antiguo y éste de un animal más antiguo, pero hoy quiero que profundicemos en el origen de los dinosaurios. Para ello, tendremos que remontarnos al período Pérmico, hace unos 270 millones de años.

Pues sí, todavía faltan 40 millones de años para ver al primer dinosaurio, pero ya por estos tiempos se pueden apreciar las raíces a partir de las cuales florecieron los lagartos terribles. A mediados del Pérmico es precisamente cuando el linaje de los reptiles diápsidos se comienza a separar en dos ramas, lepidosaurios y arcosaurios. Los arcosaurios son los primeros en diferenciarse, y aunque al principio el grupo tan sólo lo formaban pequeños tecodontos (grupo polifilético cuyo uso está disminuyendo), más adelante el grupo se convertiría en uno de los más exitosos de la historia.

El Origen de los dinosaurios

Los arcosaurios se distinguían de sus predecesores gracias a ciertas novedades evolutivas (rasgos distintivos de cada clado que lo sitúan en un árbol filogenético). La principal es el paso a una postura semierguida, que en los primeros tecodontos se podía alternar con la postura clásica de lagarto con las patas extendidas. El precio de esta forma alterna de desplazarse se daba en los tobillos de los tecodontos, donde se debió sustituir la articulación con el pie a base de huesecillos a una más consistente y menos “flexible” para aguantar mejor el peso cuando el animal estuviera erguido.

En el cráneo, además de las dos fenestras características de los diápsidos, se abrían una fenestra anteorbital (delante del ojo) y una fenestra mandibular, cuyo fin sería aligerar el cráneo y proporcionar espacio para la inserción de músculos. De hecho, el uso de fenestras en los dinosaurios llegó a ser exagerado en algunos casos, con más superficie hueca que ósea. Por último, las mandíbulas desarrollaron dientes curvados y aserrados, típicos de una dieta carnívora para sustituir la dieta insectívora de los reptiles diápsidos del Carbonífero. Todo esto, sumado al aumento de tamaño permitido por la postura erguida, convirtió a estos arcosaurios en dignos depredadores.

Todos estos rasgos estarían completamente desarrollados con los tecodontos más cercanos a los dinosaurios, como es el caso de Euparkeria, pequeño tecodonto sudafricano. Lo que realmente pudo suceder en el Pérmico medio y tardío sería una divergencia evolutiva entre los tecodontos, en la que mientras unos desarrollaban los rasgos anteriormente dichos, otros tomaban un modo de vida anfibio parecido al de los cocodrilos, y tomaban caminos evolutivos que les llevarían a formar el grupo Crocodilomorpha. Estos tecodontos eran los proterosúquidos, cuyo principal representante es Proterosuchus (imagen inferior).

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Una vez visto todo esto, vamos a centrarnos en el entorno de Euparkeria y sus contemporáneos. En el Triásico superior ya se habían extinguido numeros0s grupos de todo tipo, como los gorgonópsidos o los pelicosaurios, que abundaban en el Pérmico, por lo que nuevas faunas van llenando ese vacío ecológico. Cinodontos, dicinodontos y rincosaurios son algunos de los animales que conviven con los tecodontos. Los rincosaurios fueron unos primitivos arcosaurios herbívoros que, si bien estuvieron muy extendidos durante el Triásico, fue el único período en el que vivieron. Estos pequeños herbívoros con forma de cerdo, fueron posiblemente presas comunes de los primeros dinosaurios.

En esta época los tecodontos llegaron a una posición dominante en tierra, y pronto algunos de ellos evolucionarían lo suficiente como para ser considerados dinosaurios. El Lagosuchus fue un pequeño reptil (probablemente el más cercano a los dinosaurios) de Argentina, con forma de lagartija, que terminó de adoptar una posición erguida y bípeda.

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Definitivamente, en el comienzo del Triásico tardío, aparecieron dinosaurios en distintas partes del mundo, como Argentina, EEUU, Alemania, Madagascar o Brasil, entre hace 230-215 millones de años. Concretamente son Eoraptor, Herrerasaurus y Staurikosaurus los fósiles que tienen más antiguedad, por lo que podemos afirmar que el grupo se originó en Sudamérica, extendiéndose a gran velocidad por Sudáfrica (en el Triásico aún no existía el Atlántico), Norteamérica y lo que hoy es Europa.

Características del tobillo y de la cadera de los dinosaurios eran sus principales novedades evolutivas. Al haber adoptado una posición totalmente erguida, el tobillo tenía que aguantar aún más peso que con sus ancestros semierguidos, por lo que la configuración de las articulaciones volvió a cambiar. Se sustituyó el antiguo sistema por el tobillo MA (Mesotarsiano Avanzado) en el que el astrágalo se hace mucho mayor que el calcáneo (ambos huesos del tobillo) y forman la única articulación entre la tibia y el pie, realizando un simple sistema de bisagra y renunciando a la gran movilidad del tobillo que proporcionaba el anterior sistema.

En la cadera tuvieron lugar una serie de cambios provocados por el aumento de tamaño y la posición erecta. En primer lugar, los tres huesos coxales (ilion, isquion y pubis) se abrieron en tres direcciones distintas hasta dejar un hueco entre ellos llamado acetábulo, que sirvió de anclaje donde insertar la cabeza del fémur en la posición erguida. La expansión del ilion y la presencia de tres o más vértebras en la región sacra también modificaron la cadera, pero un grupo de dinosaurios fue más allá. Se trata de los ornitisquios, quienes al contrario que los saurisquios “desplazaron” el pubis hacia atrás hasta dejarlo alineado con el isquion. Este repentino cambio ya había comenzado a principios del Jurásico con los primeros ornitisquios (como Lesothosaurus), y hay dos explicaciones que pueden justificarlo.

La más conocida es la hipótesis del aumento del intestino en los dinosaurios herbívoros (recordamos que esta es la dieta de todos los ornitisquios), que para ganar espacio acabó por echar el pubis hacia atrás todo lo posible y así ganar espacio. Los saurópodos, aunque también eran herbívoros, renunciaron a modificar la cadera y se limitaron a agrandar su cuerpo, albergando un intestino enorme.

Otra hipótesis, propuesta por el doctor Alan Charig (1927-1997), es igualmente válida. Esta se basa en que al acercarse el pubis y el isquion en la cadera de todos los dinosaurios y adoptarse la posición erguida, el fémur y el pubis llegaron a estar muy cerca. Los reptiles mueven sus patas hacia delante con el músculo 1 (¿sabe alguien como se llama?) del esquema inferior, y hacia atrás con el músculo caudi-femoralis (que va del fémur a la base de la cola). Como se puede apreciar en la ilustración, el músculo 1 se quedaba sin espacio para maniobrar al aproximarse tanto el fémur y el pubis, con lo que los ornitisquios recurrieron a la solución de desplazar el pubis hacia atrás y anclar este músculo en la parte anterior del ilion, o en una apófisis del pubis que desarrollaron algunos ornitisquios.

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Los saurópodos no le darían solución a este problema, y se limitaron a moverse lentamente, y los terópodos levantaron el cuerpo y el pubis gracias a su posición bípeda, con lo que el músculo 1 ganaba el espacio necesario.

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Y fue entonces, cuando con los rasgos antes citados los dinosaurios se fueron diversificando más y más, adoptando características cada vez más extrañas y distintivas, hasta el extremo de que mientras unos emprendían el vuelo, otros desarrollaban armaduras o sobrepasaban las 30 e incluso las 40 toneladas de peso.

Bibliografía:

Spencer G. Lucas (2007): Dinosaurios “un libro de texto”. Barcelona, Ediciones Omega.

David Norman (2003): Atlas ilustrado de los Dinosaurios. Madrid, Susaeta Ediciones.


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