Hoy te traemos una obra que se mantiene vigente tras haberse escrito décadas atrás, “El otoño en Pekín“ de Boris Vian, quien durante su vida, escribió obras de teatro, letra de canciones, cuentos y novelas. Siempre un autor irreverente, capaz de incomodar a sus lectores, un hombre que rompió las normas y mantuvo esta característica como seña de identidad. Consiguió siempre escribir lo que quiso y como quiso, manteniendo un éxito que pocos logran siendo auténticos.
Uno de sus puntos fuertes, es la buena crítica social que realiza Boris en la novela, sin olvidar que la misma fue escrita en el año 1947. Este autor es una excelente opción para todas las personas aficionadas a la escritura, ya que plasma juegos de palabras con reinterpretaciones de las mismas y El otoño en Pekín no es la excepción.
Un libro diferente, de lectura fácil y breve, que quizás no termine de encantarte, pero seguro te hará reflexionar la crítica hacia la burocracia, con una historia surrealista, provocativa e irreverente en donde las decisiones económica que se toman de forma unilateral sin importar las consecuencias, afectan a los trabajadores y más personas implicada de alguna manera.
Esta mañana Amadís Dudu ha perdido el autobús. Tal inconveniente, lejos de resolverse normalmente, supone para Dudu el comienzo de una serie de extraordinarias aventuras que no tardarán en conducirle al gran desierto de Exopotamia. Allí, precisamente porque se trata de un desierto, Dudu entabla conocimiento con una multitud de personajes pintorescos, al tiempo que se ve involucrado en el extravagante proyecto de construcción de una línea ferroviaria. Naturalmente, ni Pekín ni el otoño tienen nada que ver con todo esto. De hecho, aquí casi nada tiene que ver con nada, y no se hace necesario que nadie saque conclusiones. No obstante, si el lector se empeña en ello, no será difícil que, a través de la delirante y cómica peripecia de Dudu, llegue a ese centro secreto en torno al cual gira la obra entera de Boris Vian y en el cual, entrelazados, se esconden el amor y la muerte.