Revista Ilustración

El otro lanzamiento del sputnik

Por Davidrefoyo @drefoyo

EL OTRO LANZAMIENTO DEL SPUTNIK Sube a mi nave Mamá Ladilla El 19 de septiembre del año 2012 pasará a la historia del mismo modo que el 4 de octubre de 1957, el día en que los soviéticos –los rusos, que decíamos aquí- lanzaron al espacio el satélite Sputnik, que significa, literalmente, compañero de viaje. Quizá el trabajo rudimentario, artesanal, es lo que me retrotrajo al 57. Elvis Presley no miraba arriba porque creía que ya nada quedaba por encima de él. En la URSS no escuchaban sus discos ni sabían de su desvergonzada existencia. De sus trajes blancos. La noche del 19 de septiembre, pude vislumbrar un cohete de origen desconocido entre las nubes grises. Un nuevo Sputnik, tal vez, denominado así por su significado literal: rozamiento perpetuo. Se trataba de una masa firme y radical que se elevaba a velocidad de vértigo para, una vez alcanzado el clímax, descender rápidamente hasta tomar tierra. Y desaparecer al contacto con la atmósfera. Desconozco qué tipo de nave o satélite propulsaba ese cohete, dijiste. Quizá no propulsaba nada, el proceso también es importante independientemente de la meta, respondí. Algo quedó prendido en aquel horizonte esa noche, la del 19: el fuego. El sudor. El látex de las zonas de seguridad. El olor a tierra, a polvo. Haber descubierto algo juntos que no éramos capaces de expresar con palabras. Entonces te abracé. Y nos callamos mirando al frente, esperando otra descarga. Otra ráfaga. Otro impetuoso asalto al cielo. Al más allá.

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