Revista Cultura y Ocio

El otro y yo.

Publicado el 05 noviembre 2012 por Molinos @molinos1282

EL OTRO Y YO.Hace un par de semanas terminé “Encuentros con el otro “de Kapuscinsky y llevo con unas cuantas ideas pululando por mi cabeza desde entonces diciendo “escribe, escribe, escribe”…y tengo que hacerlo o no saldrá otra cosa. Son dos  reflexiones de garrafón. Si alguien espera alta filosofía, éste no es el lugar, ni yo soy la persona adecuada. Los Otros que conoces. “Es cierto que el Otro a mí se me antoja diferente, pero igual de diferente me ve él y para él yo soy el OtroEn tu día a día estás tú y está el Otro. Ese Otro puede ser muy cercano, muy querido, muy conocido: tu pareja, tus hijos, tus padres, tus hermanos, tus más amigos, son Otros conocidos, pero siguen siendo distintos de ti, siguen siendo Otros. Los Otros (igual que tú mismo) tienen distintos comportamientos y actitudes dependiendo de de dónde están o con quien, así que aunque te sean cercanos y queridos, siempre podrás descubrir sus “otros yo” dependiendo de donde estén. Y ese cambio de actitud o de personalidad o más bien, esa manera diferente de comportarse provocará también un cambio en ti, en lo que muestres y en cómo te comportes. Ninguno de los dos, ni el Otro ni yo estamos mintiendo o fingiendo, pero diferentes circunstancias provocan distintas actitudes, sacan a la superficie distintos Yos. Esto pasa por ejemplo con tus Otros más queridos, tus hijos. Los conoces, sabes cómo son, qué hacen, qué dicen, que piensan, no te son extraños. Y sin embargo si los ves interactuar con sus amigos por ejemplo, te pueden resultar ajenos, sobresaltarte, sorprenderte y dejarte estupefacto, para bien y para mal. ¿Mi hijo ha dicho eso? ¿Ese es mi hijo? Sí, claro que sí, pero es una parte de él que sólo sale (para bien y para mal) en ese entorno concreto. Más espectacular a mi modo de ver es el cambio que se provoca en ellos si tienes varios hijos. Tus hijos, como Otros, forman un todo y normalmente tratas con todos ellos a la vez o varios de ellos a la vez: los llevas al cole, comes, cenas, el baño, la excursión...etc. Es una interactuación en la que cada uno tiene su papel y actúa en el grupo familiar como sea…..Y de repente un día por alguna circunstancia rara estás solo con uno de tus hijos. Es conocido, cercano, es la misma persona, el mismo Otro que era hasta hace 10 minutos que el resto de la familia salió por la puerta y sin embargo es Otro. Y lo que es más espectacular es que tú también eres Otro, el papel que tienes como madre/padre de 2, 3, 4 o 27 churumbeles es muy distinto del que tienes cuando sólo estás con uno de ellos.  Ellos han cambiado y tú también y supongo que igual que tú te das cuenta de su cambio, ellos se dan cuenta del tuyo, así que supongo que no es un cambio en una sola dirección si no una interacción mutua que provoca que nos mostremos distintos. Los Otros que no conocesA raíz del Huracán Sandy y sus consecuencias en Haití, Cuba y Estados Unidos, he leído un montón de tweets e incluso he visto quejas [email protected] que supongo que habrán sido a todos los medios, de gente que se quejaba de que la cobertura del huracán sólo había empezado a ser portada y a ser tratada como “noticia” cuando llegó a Estados Unidos a pesar de que antes había causado muertos en el Caribe. (después hubo muchos más muertos en la costa este americana, pero eso ya da igual) Lejos de mi intención defender a la prensa y el periodismo pero sinceramente es una queja que no tiene mucho sentido si te sientas a analizarla fríamente.  No digo que esté bien no informar de los muertos en Haití o Cuba y sí hacerlo sobre los desastres materiales en NY, una vida siembre valdrá más que mil oficinas inundadas o una ciudad sin luz, pero seamos sinceros: ¿Qué nos impresiona más 90 muertos en NY o 90 muertos en Filipinas? ¿Un huracán en Jamaica o una inundación en el levante español? ¿3000 muertos en las torres gemelas o 200 en Atocha? Todo debería importarnos exactamente lo mismo. Todo debería provocarnos el mismo horror y la misma tristeza y la misma empatía, pero no es así. Cerebralmente nos decimos a nosotros mismos que sí, que nos importan igual, que nos impresionan de la misma manera, que lo sentimos exactamente igual, pero no es verdad. Y no es verdad porque somos así. Porque lo que le pasa a alguien en Haití es espeluznante, espantoso y horrible y una putada increíble pero no consigues identificarte. Ves imágenes de chabolas, de calles con barro, de gente desnuda por la calle y sientes pena, tristeza y horror...pero no consigues identificarte con ellos desde tu casa con adsl, tu ciudad a salvo de huracanes, tu coche aparcado en el garaje y luz y agua corriente como derechos adquiridos al nacer. Sin embargo, si ves una ciudad como NY que se parece tanto a la tuya (salvando las distancias), dónde no hay luz, no hay gasolina, una ciudad como Atlantic City que parecía tan a salvo (igual que la tuya) arrasada por el agua y la arena, lo sientes más cercano. Los ves como menos “otros” y más cercanos a ti. Pensándolo fríamente, es absurdo. Esa gente no tiene nada en común contigo, son tan “Otros” como los de Haití, Filipinas o el pueblo bereber...pero sin embargo emocionalmente,  te resultan menos ajenos y por eso te impresiona más. Sinceramente creo que es una actitud natural. No tengo ni idea, pero supongo que a un elefante le influye algo la muerte de otro elefante y le deja indiferente la de un chimpancé. Ya sé que no es exactamente lo mismo, elefante y chimpancé son diferentes especies  y los hombres somos todos una,  pero lo que nos diferencia de los animales: la cultura, el lenguaje, la memoria, nos hace diferentes, nos hace “otros” para los demás. “Todos esos desconocidos que nos encontramos en nuestros periplos parecen llevar en su interior a dos personas; se trata de una dualidad que a menudo resulta difícil de discernir. Una es un ser como nosotros con sus alegrías y sus tristezas, con días buenos y malo, que pasa frío y calor, hambre y sed y tiene también el segundo ser que se solapa y entrelaza con el primero y que es portador de unos rasgos raciales determinados, de una cultura, unas creencias y una ideología. Ninguno de estos seres se manifiesta en estado puro, por separado; los dos conviven y se influyen mutuamente” Creo que esta cita de Kapuscinsky lo explica mejor que yo. Ves los muertos de Haití, o de la Conchinchina y emocionalmente los percibes como Otros completamente ajenos. La identificación como “otros” iguales que tú, que los haga dejar de ser “otros” y los acerque más a ti, hay que hacerla cerebralmente y  de manera consciente y voluntaria.  Y esto ha sido así siempre, no es un mal actual provocado por los medios de comunicación, lo que ocurre ahora es que somos más conscientes de esa presencia de “otros” iguales a nosotros y de cómo a pesar de saberlos iguales los percibimos como Otros, porque la extensión de los medios de comunicación y de las facilidades para el viaje han hecho que esos “Otros” estén más presentes. Ahora más que nunca sabemos que todos somos iguales y sin embargo no somos capaces de percibirlo emocionalmente así. Termino con otra cita. “Participar en el mundo multicultural exige madurez y fuerte sentido de identidad”En fin, Kapuscisnky es un Otro que se explica mucho mejor que yo. Obviamente, ni los medios de comunicación ni la mayoría de la gente tiene esa madurez ni ese fuerte sentido de identidad, pero esto lo dejo para otro post.

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