Revista Cultura y Ocio

El país imaginado de Eduardo Berti

Publicado el 14 enero 2013 por Kovua

El país imaginado de Eduardo BertiUna joven, tras la muerte de su abuela, descubre que se siente atraída por Xiaomei, que se encuentra con su padre en una tienda de animales. En la China de los principios del siglo XX en que las bodas se pueden entre los vivos y los muertos, esta joven forma parte de una familia pudiente pero muy supersticiosa y seguidora de seguir con los ritos ancestrales todo ello en un país delicado, bello pero cruel con quien no sigue las normas impuestas en su sociedad.
Nu-shu, un tipo de escritura trasmitida de generación en generación será el lenguaje que utilizaran para expresarse entre ellas, a este idioma sutilmente imaginario y casi perdido por aquellos años le añadirán símbolos que les ayude a comprenderse mejor, a lo largo de su historia descubriremos sus problemas e inseguridades conforme vamos descubriendo una relación que va más allá en una familia estricta y cerrada como la de la protagonista y narradora de esta novela.
Berti narra una bella historia de amor prohibido por ser diferente y desconocido en aquellos años de una forma sutil, delicada y muy reflexiva. Siempre mirando al otro mundo pues descubrimos también, a lo largo de la novela, la relación de la protagonista con su abuela todo ello envuelto en una atmosfera en la cual predomina la belleza de los paisajes y la naturaleza. En su magnífica introducción titulada Cuento de la enamorada firmada por Alberto Manguel describe de forma precisa que: «Una célebre historia china cuenta cómo una joven, para poder huir con su amado y al mismo tiempo no afligir a sus padres, se divide en dos: una permanece en casa y se comporta como una hija fiel, la otra se va con su amado y vive feliz con él. Al cabo de muchos años, la desposada siente que extraña a sus padres y quiere volver a verlos. Regresa y, antes de entrar en la casa, las dos mujeres vuelven a ser una sola. Este argumento, que es también el de la Helena de Eurípides, es tratado de manera más original (me atrevo a decir más profunda) por Berti. Sin duda, la protagonista se desdobla, pero, sin embargo, sigue ocupando un solo cuerpo. Interlocutora de fantasmas, hija respetuosa, hermana solidaria, rebelde estudiosa, amante de la bella Xiaomei, son todas una. «El mundo está mal hecho», dice la joven al final deplorando la suerte que les ha tocado, a ella y a su exquisita amada. «El mundo no está hecho», la corrige Xiaomei. «El mundo es así: algo que promete hacerse y jamás se hace en forma definitiva.» En definitiva, la historia de su protagonista es un gran compendio de las de su alrededor, gracias a ello conocemos a fondo el país en el que se centra pues, ella vive a través de sus familiares, a pesar de las barreras que se interponen continuamente en la relación de las dos adolescentes que ayudan a comprender la realidad.
Recomendado para aquellos que les guste descubrir a autores que narran amores secretos, delicados y perdidos en una dura época y en un país, China, que prohibía ese tipo de relaciones. También para aquellos que quieran descubrir la forma en la que vivían las familias burguesas y más pobres de aquella década. Y por último para aquellos que desconozcan a este autor que, muy seguramente, le sorprenderá por su forma de escribir en la que predomina la sencillez y la sutileza.
Extractos:
Las excursiones al lago tenían un claro propósito: que el pájaro (el mirlo blanco, en el caso de mi abuela) cantase cada día mejor o que, por lo menos, no dejase de hacerlo. Para alcanzar este objetivo había dos métodos idóneos en el parque. El primero consistía en navegar por el lago en un bote de alquiler, con la jaula sobre la falda. Estos paseos tenían la fama de estimular mucho el canto. Como mi abuela ya no estaba en condiciones de remar (había ancianos que sí lo hacían, con la jaula en equilibrio encima de sus rodillas), en muy raras ocasiones mi padre le acompañaba y de paso fortalecía los músculos de sus brazos con ayuda de los remos. En cuanto al otro método, mi abuela no necesitaba de mi padre ni de nadie pues consistía en colgar la jaula con las otras, junto al lago, para que las aves cantaran en conjunto o para que, en los intervalos de silencio, los pájaros enjaulados oyeran las magníficas melodías de las criaturas del lugar, es decir, de esas aves muy amarillas y un poco negras que eran no solo un regalo para la vista, sino también para el oído, y entre las que se contaban varios «pájaros maestros» cuya primera virtud era adiestrar en forma espontánea a otras aves con el afinado ejemplo de su trino.
¿Dos árboles?, reaccioné. Mi padre contó que conocía la colina, a la que había ido un par de veces en su infancia, tras otras muertes de los Zhao. Son los árboles de una boda fantasma, nos explicó. Yo había oído hablar, vagamente, de los casamientos fantasmas o casamientos póstumos, una práctica no tan excepcional: alianzas entre un finado y un ser vivo o incluso entre dos finados. Si una familia perdía a un hijo soltero que no estaba comprometido, no era infrecuente que los padres buscaran a otra familia que hubiera sufrido la muerte de una hija también joven, soltera y no comprometida. Los padres se ponían de acuerdo y celebraban una boda póstuma cuya virtud principal era unir a las familias. En este caso en particular se contaba que, varios siglos atrás, luego de celebrarse unas nupcias entre dos novios muertos, dos árboles había crecido con impensado vigor, para luego unir sus copas en un abrazado de hojas. Por un tiempo no supimos cuál de las primas había muerto. A mí eso me daba lo mismo porque era casi incapaz de diferenciarlas; pero mi hermano, conociéndolas tan bien, pasó unos días imaginan una y otra alternativa, haciendo el duelo por una, celebrando la supervivencia de la otra, y al revés. En cierto aspecto era como si al fin tuviese que optar entre las dos. La epidemia, desde luego, ya había optado en su lugar; pero la incógnita pasaba por saber si, en el caso de llegar mi hermano a una conclusión (en el caso de preferir —aunque suene espantoso— la muerte de alguna), la noticia pendiente ratificaría su anhelo.
Editorial: Impedimenta Autor: Eduardo Berti
Páginas:  240
Precio:19,95 euros
Book trailer:

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