(EFE, 22/10/2010)
- Comparan esta técnica reproductiva con la pena de muerte, "porque manipula y destruye embriones".
- Algunos miembros conservadores piden hasta cinco años de cárcel para los médicos que la apliquen.
El Parlamento de Polonia debate este viernes con polémica la regulación de la fecundación in vitro (FIV), una práctica a la que se opone el partido conservador, que la ha comparado con la "pena de muerte" y exige condenas de prisión para los médicos que la apliquen.
"La fecundación in vitro se puede equiparar a la pena de muerte porque también se refiere a la vida humana, ya que supone congelar, manipular y destruir embriones", argumentó el diputado conservador y ginecólogo Boleslaw Piech, autor de una de las seis propuestas de ley que este viernes se discuten en la cámara baja polaca.
Piech apuesta por prohibir la FIV, pero admite el uso de embriones que ya se encuentren congelados.
Mucho más restrictiva es la postura de su compañera de partido (Ley y Justicia), Teresa Wargocka, que defiende criminalizar esta técnica con penas de cárcel de hasta cinco años para los facultativos que destruyan embriones.
Frente a las posturas más conservadoras, el Gobierno polaco apuesta por una regulación que permita la FIV en ciertos casos.
La propuesta de la parlamentaria liberal Malgorzata Kidana, respaldada por el primer ministro Donald Tusk, aboga por que el Estado cofinancie estos tratamientos para las parejas que lo soliciten, sin distinción entre los matrimonios y las uniones de hecho.
"A veces hay que dejar de lado las creencias y visión del mundo propias para crear una ley que sea consistente, segura y racional", dijo la parlamentaria.
No obstante, algunos sectores de su formación política no son partidarios de limitar el apoyo estatal sólo a las parejas casadas y abogan por ampliarlo.
Por su parte, la iglesia Católica ya ha expresado en las últimas semanas su férrea oposición a una norma que regule la FIV y permita su utilización en las clínicas del país e incluso su financiación pública.
En una carta abierta a los principales mandatarios, los obispos denunciaron "las incalculables consecuencias sociales" que puede traer la aplicación generalizada de esta técnica de reproducción asistida.
El pasado mayo, algunos miembros de la Conferencia Episcopal Polaca llegaron a abogar por prohibir que puedan comulgar los políticos que apoyen la FIV, una práctica que equipararon al aborto.
El premio Nobel de medicina de este año ha sido para el británico Robert G. Edwards, 'padre' del primer bebé probeta.