Revista Psicología

El perfeccionismo (Parte 1)

Por Centro Psiconet

En la sociedad, existen muchas personas que constantemente necesitan la perfección para todo lo que hacen. Desde la ama de casa que limpia sin descanso, repasando todo lo que va limpiando, hasta el deportista que entrena hasta conseguir su mejor marca, y solo vive para ello.

La persona perfeccionista cree que debe alcanzar la perfección en todo lo que hace. Se convierte en patológico, cuando esa creencia es tan extrema que se considera inaceptable todo lo que está por debajo de cierto ideal de perfección.

Se caracterizan por:

  • Fijarse objetivos demasiado exigentes.
  • Centrarse en los errores más que en el progreso.
  • Excesiva autocrítica.
  • Poca valoración o minimización de los logros.

¿Cuál es la causa?

El origen del perfeccionismo puede tener múltiples causas, desde factores genéticos hasta factores contextuales. Entre las causas que podemos encontrar, cabe destacar:

  • Factores genéticos. Predisposición desde el nacimiento.
  • Factores ambientales: tales como:
    • Padres exigentes, que generen presión por “dar la talla” o no bajar de las expectativas.
    • Excesivas humillaciones en la infancia, que pueden llevar a ser perfecto como medio de ser socialmente aceptado.
    • Elogios constantes, que lleven a medir la autoestima con factores externos como los elogios y no por la verdadera valía.
    • Crecer rodeado de gente exitosa, que provoque querer o exigirse estar a la altura.
    • Padres perfeccionistas, que ejercen de modelos.
    • Miedo al fracaso, y que por medio del perfeccionismo se compense o no se logre el fracaso.

¿Y qué consecuencias pueden aparecer?

Tenemos la creencia de que hacer las cosas perfectas siempre es bueno porque nos ayuda a ser más eficaces y lograr hacer muchas más cosas. No obstante, el perfeccionismo tiende a generar más consecuencias negativas que positivas. Entre las consecuencias, podemos encontrar:

Consecuencias sociales

  • Suelen ser muy exigentes con los demás.
  • Críticos con ellos mismos, pero también con los otros. Por lo que suelen juzgar mucho los comportamientos de los demás.
  • Es el “mejor de los amigos”, pues se esfuerzan mucho y lo dan todo por el otro para no fallar.
  • En las relaciones de pareja, tienden a buscar lo que desearían ser, y que no se permiten ellos mismos.

Consecuencias laborales:

  • Repasan muchas veces su trabajo, por lo que el trabajo que realizan suele ser impecable.
  • Pierden mucho tiempo en dichos retrasos.
  • Son personas muy lentas en la ejecución de las tareas que les imponen o se autoimponen.

Consecuencias emocionales:

  • Personas con autoestima baja. Nunca se sienten satisfechos por sus logros y con muchos sentimientos de fracaso debido a lo poco realistas que son las metas que se plantean. Además, la valoración de sí mismos la hacen mediante la valoración de aspectos externos como los elogios, y no por la medida de su valía o sus cualidades positivas.
  • Se tienden a sentir culpables, por no cumplir nada de lo que se proponen.
  • Mucho pesimismo.
  • Síntomas de depresión, por la insatisfacción de todo lo que no logran conseguir.
  • Mucha rigidez e inflexibilidad en lo que piensan.
  • Se vuelven obsesivos, tratando de tener todo bajo control.
  • Pérdida de autoconfianza.
  • Mucha inseguridad.

Consecuencias físicas:

  • Problemas digestivos, intestinales…
  • Dolores de cabeza como cefaleas tensionales, jaquecas…

En el próximo blog, veremos cómo podemos hacer si nos damos cuenta de que somos perfeccionistas, para poder reducir las consecuencias y conseguir mayor bienestar.


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