Hay muchos prejuicios en torno a las características personales de los desarrolladores de software libre. Así que lo mejor será que veamos cómo son realmente.
Hay programadores cuyo sueño es trabajar para las grandes compañías de software privativo, como Microsoft, Oracle o IBM; a otros les gustaría unirse a las plantillas de empresas que desarrollan software libre, como Red Hat; y los hay a los que no les importa dónde trabajar mientras puedan dedicarse a elaborar la tecnología que les apasiona.
Así son los desarrolladores de software libre
La Universidad Rey Juan Carlos y la Oberta de Catalunya, que se encuentra entre las diez primeras del último RuSL, han realizado un estudio para "conocer mejor al desarrollador de software libre en aspectos como su procedencia geográfica, edad, motivaciones o nivel de estudios, entre otros". Y estos han sido los resultados:
La inmensa mayoría de estos programadores son hombres, la friolera de un 98% por ciento, y lamento tener que empezar con el dato más lamentable del estudio; pero esto debe cambiar: el dominio de un sexo en cualquier actividad humana implica que las personas valiosas y creativas del otro no aportan lo bueno que podrían, y seguro que algo nos estamos perdiendo.
La edad media los desarrolladores es de 34 años; son jóvenes y tienen mucho trabajo y logros por delante; si bien los hay desde los 14 hasta los 77 años y es a los 21 cuando realizan su primera contribución de media. Han cursado estudios universitarios (el 81%), ya sea licenciatura, grado, máster o doctorado; esto último, el 8% de ellos. Que el 19% sólo cuente con estudios de secundaria o de bachillerato confirma la pasión por forjar esta tecnología de la que hablaba antes: si se requieren altos conocimientos de programación que no posee mucha gente, esto demuestra el gran interés de estos desarrolladores por su labor.
Residen en un país con internet bien asentado, el 38%, de Estados Unidos, aunque la proporción poblacional europea es mayor que allí, y son profesionales de la tecnología (el 80%) que concilian su trabajo principal con el desarrollo remunerado de software libre: sólo el 25% se dedica a ello a tiempo completo, y un 50%, menos de 5 horas semanales; el 84% trabajan en empresas, un 8%, en universidades, y el otro 8% que resta, son estudiantes aún.
El 65% de los programadores gana dinero directa o indirectamente (el 39% en el primer caso) por desarrollar o bregar con software libre, y el 46% de ellos también desarrollan privativo, lo que indica que el hecho de que aporten su tiempo y su esfuerzo a la tecnología libre no quiere decir que sean fanáticos de la misma.
Los motivos principales por los que comenzaron a desarrollar software libre fueron aprender y perfeccionar nuevas habilidades (el 78,9%), compartir conocimientos y técnicas (el 49,8%) y formar parte de una nueva forma de cooperar (el 34,5%); únicamente el 4,4% afirmó haber empezado para hacer dinero. Por otro lado, el 70,5% alega el primer motivo para seguir desarrollando software libre, el 67,2% elige el segundo y un 39,8% afirma que para mejorar los productos de esta tecnología ya existentes; y de nuevo, sólo el 12,3% respondió que seguían para ganar plata. Además, se les preguntó qué esperan de otros desarrolladores, a lo que la mayoría (el 55%) contestó que compartir conocimiento y habilidades, seguido del respeto por sus aportaciones al software libre (el 33%), que mejoren el de otros compañeros (un 29%) y que participen en los debates más relevantes (otro 29%).
Esperemos que este estudio sirva para ahuyentar los prejuicios que mucha gente alberga acerca de los desarrolladores de software libre, y que ese pequeño 2% de mujeres que lo son crezca pronto y más puedan arrimar el hombro para el avance inclusivo de esta tecnología.