Algunos libros llegan a mi de forma inesperada, y es que cuando nuestra compañera Kayena me recomienda un libro de forma insistente se que este será completamente de mi gusto, y eso sucedió con El pirómano. Sin embargo, por varios motivos ha estado en mi estantería el suficiente tiempo como para entrar en el reto 12 meses, 12 libros y después en la carpeta de borradores, unos cuantos meses, porque es otra de mis lecturas veraniegas, que han teñido el estío de negro.
Los que me leéis desde hace tiempo sabéis que soy periodista, aunque no ejerzo por voluntad propia, ese fue el motivo por el que Ana pensó que esta novela estaba hecha a mi medida e iba a entusiasmarme, porque su protagonista es un firme representante de lo que debería ser la profesión, y os confieso que no se equivocó ni un ápice, la disfruté como una enana, y a pesar de que el personaje no es ningún yogurin llegué a querer un Mulligan en mi vida, o si no en España, que falta nos hacen.
Este libro consituyó mi primera toma de contacto con la editorial Pámies, y la verdad es que me sorprendió la calidad de sus ediciones, a pesar de ser un libro de tapa blanda es robusto, su interior completamente limpio y despejado y su letra óptima y eso quienes forzamos la vista lo agradecemos muchísimo, seguro que me acercaré en más ocasiones al catálogo de esta editorial.El autor:
Bruce de Silva, trabajó durante 40 años como periodista, para The New York Times, y la Associated Press entre otros, antes de dedicarse a escribir novelas de misterio a tiempo completo.
Su primera novela El pirómano, acaparó multitud de premios, entre los que cabe destacar los prestigiosos Edgar y Macavity, además del elogio unánime de la crítica y otros escritores del género como Dennis Lehane, Michael Connelly, Harlan Coben, Ken Brauen y S. J. Rozan.
Algunos de estos autores ya los conozco y otros los tengo en mi lista de eternos pendientes.
Sinopsis:
Liam Mulligan es un periodista de la vieja escuela. Su territorio es Providence, Rhode Island. Allí se mueve como pez en el agua: conoce a curas y prostitutas, policías y ladrones de poca monta, mafiosos y políticos (que vienen a ser prácticamente lo mismo en un Estado donde el tráfico de influencias es la actividad más boyante del sector servicios).
Cuando un pirómano comienza a quemar edificios en su antiguo barrio, matando a amigos y seres queridos, Mulligan no se contenta con informar sobre ello, sino que empieza a investigar quién está detrás de los incendios. Pero sus pesquisas abren viejas heridas, y pronto es amenazado de muerte: ahora no sólo tendrá que luchar por su barrio, sino también por su propia vida...
El pirómano, ganadora del prestigioso premio, EDGAR, tiene todo lo que un lector de novela negrocriminal puede desear: un testarudo periodista con un sentido del humor sarcástico y mordaz, más de una docena de personajes secundarios cautivadores, una trama trepidante y, lo mejor de todo, el fabuloso retrato de un Estado diminuto, Rhode Island, famoso por la ineptitud de su gobierno y la corrupción generalizada de todos sus estamentos.
Una novela con sabor a Clásico...
Bruce de Silva sitúa la novela en la actualidad, sin embargo si no fuera por las referencias a Internet y por la prohibición de fumar en espacios públicos, bien podríamos encontrarnos ante una novela de género negro clásica, por su sabor a pasado, por su corrupción extrema en todos los ámbitos y por la forma en que se consiente y se admite como mal menor.
A ello también contribuye la figura de Mulligan, un periodista de la vieja escuela, que conoce a todos en su ciudad, que se convierte en los ojos de todos los ciudadanos, que ya están cansados de noticias catastróficas y demandan un poco de optimismo y noticias más amables, todo ello en medio de una ola de incendios que asolan el barrio en el que nació y creció Liam.
La forma de ver el periodismo Mulligan me ha levantado una sonrisa, me ha recordado porque yo estudié la profesión y también porque decidí abandonarla cuando vi lo que se me obligaba a hacer, y es que siempre he pensado que es un empleo muy vocacional y creí a pies juntillas en la libertad de expresión, pero ser de provincias y ejercer en diarios locales o comarcales te abre los ojos y te impone la necesidad de afiliarte a algún partido para ser su voz y a ello no estuve dispuesta en su día ni lo estoy hoy. Por eso me ha enamorado Mulligan, por su terquedad, por su buen hacer, por su falta de obediencia a pesar de lo mucho que arriesgaba, también por su compañerismo y por esa sabiduría que solo se aprende con los años de profesión que emanaba y que al final estuvo dispuesto a compartir con quién él consideraba un niñato y le sorprendió gratamente.
Desde el primer momento le noté ese regusto a antiguo, que me descolocaba con las referencias a Internet y esa critica social que se intuía de soslayo, la novela esta muy bien escrita y llega al lector gracias al empleo de capítulos cortos que ayudan a pasar las páginas casi sin darte cuenta, y a la cercanía del personaje principal, puesto que narra en primera persona sus vivencias. A ello se une las descripciones de la ciudad y del barrio en el que se suceden los incendios, es tan fidedigno que te da la sensación de pasear entre sus casas antiguas y cochambrosas, incluso nos mete en las escenas de los incendios de forma que somos testigos excepcionales, el personaje de Mulligan es tan impresionante que a través de sus ojos podemos ver en 3D muchas escenas.
Quizás porque he visto mucho cine negro clásico, o porque soy una gran amante del género no me ha costado nada ver pasar ante mis ojos la novela como si de un fotograma se tratara, pienso que si quisieran hacer una película, sin mucho esfuerzo podrían imaginarse las escenas, incluso estas están perfectamente descritas. Y como mi mente viaja a gran velocidad en el papel de Mulligan, otro clásico Humprey Bogart... Lástima que no sea posible.
También contribuye a ese sabor a clásico el que Mulligan más que periodista ejerza de detective ante la ineptitud de los detectives encargados del caso, a quién parodia llamándolos dos tontos muy tontos y a los que pone en evidencia en más de una ocasión. Esto coloca al protagonista en una situación complicada al comenzar a tirar de hilos comprometedores y lo pone en peligro de muerte, conforme se involucra más en la investigación al perder a amigos y conocidos.Un periodista con alma de detective:
Cuando en una ciudad la corrupción es moneda de cambio diaria, aceptada y consentida por todos los estamentos, cuando una ola de incendios está destruyendo el barrio en el que te criaste y comienzan a morir tus amigos y conocidos, ante la ineficacia de la policía uno se ve obligado a tomar las riendas de la situación, a intentar averiguar que se esconde detrás de tanta barbarie y que se pretende con esos ataques nocturnos que se obligan a silenciar en prensa.
La integridad de Mulligan y también su inconsciencia le impiden darse cuenta del terreno que pisa, de lo mucho que puede llegar a perder desobedeciendo la orden de no investigar y ante lo poco que tiene que perder en su desastrosa vida, se adentra en un terreno que no conoce y que le puede ocasionar muchas molestias.
Mulligan es un personaje tan completo, como complejo, con una multitud de matices que nos hacen empatizar con su forma de pensar, está pasando por un momento personal un tanto delicado, intenta separarse de su mujer Dorcas que parece que haya perdido el juicio y que pone la nota de humor negro en esta novela, ya que le llama diariamente y sus conversaciones son de traca.
Sin embargo si algo es importante en esta novela son los secundarios, muchos y todos de una calidad excepcional, algunos son tan cómicos que ayudan a dar una nota de luz ante la barbarie que se nos relata, como pueden ser los detectives Erin Pollecki y Roselli, o la misma Dorcas. También encontramos una relación amorosa, pero si pretende el lector encontrar una trama romántica ya puede buscar otro estilo de libro, porque Mulligan entiende el amor de una forma bastante distinta a la que se desarrolla en la novela romántica, el más bien tiene necesidad de sexo y de tener alguien al lado en la soledad de su pequeño piso escasamente amueblado. Además Verónica es una mujer mucho más joven que él que se siente atraída por una leyenda del periodismo que ha ganado un premio Pulitzer, pero que no está muy convencida de pasar el resto de sus días en un pueblo tan pequeño ni con un hombre como Mulligan. Debo reconocer que Verónica no me cayó en ningún momento bien, siempre pensé que guardaba un as en la manga, que había algo de falso en su amor por Mulligan... y esa fue una de las razones que me obligaban a leer y leer, descubrir si tenía razón. Pero si queréis descubrir si me equivocaba o estaba acertada tendréis que sumergiros entre las páginas de El pirómano.
Entre estos secundarios llamó mi atención Zerelli, dueño de una tienda de ultramarinos, de esas que en América uno puede encontrar abierta las 24 horas, que tenía montado en el piso superior un negocio ilegal de apuestas, y que tenía por costumbre quitarse los pantalones tan pronto entraba en su pequeño reino ilegal. No he llegado a comprender porque hacía eso. Ante la impotencia por los incendios y la posibilidad de sufrir uno él, funda la brigada nocturna de los Di Maggio, formada por delincuentes que se dedicaban a vigilar el barrio para evitar los incendios.
Y tambien Rosie la jefa de bomberos, una mujer con una humanidad y una fortaleza impresionante, gran amiga de Mulligan y apoyo en los momentos difíciles.
Aunque no procede podríamos decir que nos encontramos ante una novela coral de muchos secundarios, perfectamente descritos y dibujados, con sus matices y personalidades que hacen de esta novela un libro muy recomendable para todos los amantes del género negro, y también para aquellos que busquen adentrarse en él y no sepan con que libro hacerlo.
Estilo:
La trama se desarrolla durante 79 capítulos de corta duración en la que la acción y los diálogos predominan a pesar de que en algún momento las descripciones ganan terreno y dan la impresión de ralentizar el desarrollo, pero son necesarios para incluir las pinceladas de la ciudad donde trancurre y el barrio en concreto.
Bruce de Silva escoge la primera persona y al personaje de Mulligan para desarrollar una historia perfecta en su planteamiento y nudo, con un desenlace que deja algún cable suelto, pero que es fácilmente perdonable porque en conjunto logra una historia más que brillante para un debut, que deja con ganas de leer más cosas del autor.
De forma ágil, directa, y un lenguaje cuidado, De Silva nos acerca a una realidad que hoy no nos es tan desconocida, la de la corrupción, la del todo vale... nos acerca una población que creí fruto de sus fantasías para descubrir que existe, y crea un personaje completamente inolvidable.
Conclusión:
Una novela indispensable para todos los amantes del género negro, y para aquellos que pretendan adentrarse en él, por la elegancia que destila y por la historia que desarrolla. Con un ligero sabor a novela clásica y todos los ingredientes de la actualidad.
Una buena novela para estas navidades, para leer al calor del hogar y una manta.
Retos
12 meses, 12 libros