Hay muchas maneras de clasificar los libros, pero todas las que existen son tremendamente complicadas. Cómo se puede decir que un libro es mejor que otro en valores absolutos? Siempre habrá mucha subjetividad, pero incluso a la hora de clasificar los libros que uno ha leído se puede armar un lío monumental. Casi todos tenemos un libro preferido, pero a partir de ahí la lista se difumina. Porque un libro puede llegarte a muchos niveles, un libro puede ser bueno porque te ha hecho llorar, porque te ha inspirado o porque te ha hecho cambiar de opinión sobre algo, o simplemente, porque te ha hecho pasar un buen rato. Quién dice que esa no es buena manera de clasificar los libros?
Pero yendo un poco más allá, hablando de libros buenos, una buena manera de clasificarlos es releerlos.. Esto es especialmente interesante si la primera y la segunda lectura distan varios años. Tu has cambiado y por tanto tu percepción también. Puede ocurrir que te des cuenta de que era un libro que no contaba nada y que lo hayas mitificado en tu mente. También puede pasar que al releerlo te cuente una nueva historia, que captes un entrelineado, algún guiño del autor que antes no habías captado. Perez -Reverte decía en uno de sus artículos que estos libros envejecían contigo, y tiene toda la razón.
Se refiere a que según tu mentalidad, el libro te puede contar una u otra historia. A mi me ha ocurrido con el libro tropas del espacio de heinlen robert. La primera vez que lo leí fue para mí una fantástica historia de aventuras, era un preadolescente y lo que buscaba era puro entretenimiento. Casi terminando la adolescencia lo releí y vi en él la historia de un chico que se emancipa a disgusto de sus padres cortando la relación, para retomar la relación tiempo más tarde, pero no como padre e hijo si no como dos hombres que se respetan y se quieren. Lo leí por tercera vez recientemente y por fin vi las ideas que subyacen en la novela en lo que respecta a la política y a la sociología.
Este ejemplo me ha impulsado a releer los mitos de mi adolescencia, decepcionandome profundamente en algunos casos al encontrar una historia plana y sin trasfondo y descubriendo, por ejemplo en el caso de un mundo feliz de huxley que su reputación está plenamente justificada, al contrario de lo que pensé tras mi primera e ingenua lectura.
Os lanzo una metáfora muy elaborada. Un buen libro es como un buen vino, hay que dejarlo reposar en un lugar oscuro y frío unos años, para luego disfrutarlo. De esta manera, tras la borrachera o la lectura acabarás conociéndote mucho mejor a ti mismo.
Dudo que la clasificación de libros de nadie aguante en las mismas posiciones tras una segunda lectura.
Orson López