Siempre se ha dicho que adentrarse en los mercados de valores sin un plan de inversión es como hacerse a la mar sin cartas de navegación. Y no puede ser más cierto. Afrontémoslo: el mundo de las finanzas no es un lugar fácil. ¿A alguien se le ocurriría subir a la cumbre de una montaña sin un mapa o una idea de qué estamos buscando y cómo vamos a encontrarlo? Visto así, parece imprescindible definir nuestro plan de inversión antes de adentrarnos. Evitaremos sustos y en ningún momento tendremos la impresión de estar a merced de los procelosos mercados.
Para poner en funcionamiento un plan de inversión en Bolsa, debemos empezar por manejar nuestras expectativas. Debemos tener algo en cuenta: si las mentes más preclaras del mundo escudriñan hasta el último registro en una mirada de datos con el afán de buscar oportunidades de inversión en las bolsas con retornos de apenas un 5% anual, imponernos objetivos demasiado agresivos puede ser muy contraproducente. A nadie se le ocurre iniciar el camino pensando en llegar andando a la luna. Utilizar el sentido común, entender que la inversión y el ahorro no han de buscar hacernos ricos, sino apuntalar nuestra fortaleza financiera y dotarnos de unos plazos generosos de obtención de objetivos va a facilitar de inicio que lleguemos a buen puerto. Riesgo y rentabilidad siempre van a ir de la mano. Entendamos cuál es nuestro apetito por el riesgo, y sabremos a qué rentabilidades podemos aspirar.
Una vez diseñado el objetivo final, se trata de conocer el vehículo en el que vamos a llegar a nuestro destino. Y aquí hay que definir dos vertientes clave: con qué instrumento financiero queremos llegar, por un lado, y cuál es nuestra e strategia de inversión, por otro.
Los instrumentos de inversión pueden ser de lo más variopintos, incluso constreñidos a un tipo de activo determinado. Si decidimos centrarnos en Bolsa, que es el propósito de este artículo, debemos acotar en qué acciones vamos a colocar nuestros ahorros. ¿Valores de alta volatilidad, más proclives a aceleraciones de precio, que nos facilitarán llegar a nuestro objetivo, pero también supondrán una mayor asunción de riesgo? ¿Inversión en índices a través de ETFs, para ligarnos a una estrategia de inversión más pasiva, sin asumir la elección de acciones dentro de un sector o país determinado? ¿Mayor apalancamiento con el uso de productos derivados? De nuevo, se requiere un análisis concienzudo de qué herramienta es la más idónea y basado en nuestro objetivo final.
En cuanto a la estrategia de inversión, es fundamental que entendamos que debe existir una ventaja estadística a largo plazo, basada en alguna asimetría o anomalía estadística que esté probada. Por ejemplo, dado que los retornos de los activos financieros no siguen la distribución normal o Gaussiana, y muestran más distribuciones de "cola larga", se forman tendencias. Esa es la base de una estrategia de inversión de seguimiento de tendencias. Igualmente, podemos invertir en acciones de baja volatilidad, buscando que nuestra cartera esté más defendida durante las fases bajistas de los mercados, sin dejar de participar sustancialmente de los mercados alcistas. Pero en cualquier caso, debe existir ese respaldo.
Y es que esa cuestión, que la estrategia esté defendida por una ventaja estadística probada, es fundamental para el siguiente aspecto de nuestro plan de inversión: fidelidad a la estrategia. Dado que la competencia en el mercado de valores es tan feroz, nadie podrá obtener retornos continuos en el tiempo, lo que nos exige no saltar de un plan a otro cuando estemos en fase de siembra. Igual que no se puede cosechar todo el año, no podemos replantar nuestro huerto a cada minuto porque no hemos obtenido aún el fruto. El adherirnos al plan de inversión, más allá del resultado a corto plazo, es fundamental para conseguir nuestro objetivo. Salirse del foco e invertir errática e indisciplinadamente, solo bajo la influencia de nuestras emociones, dificultará aún más el éxito. Por suerte, hay formas muy efectivas y amenas, a través de los naipes por ejemplo, de trabajar nuestra disciplina a la hora de implementar y seguir estrategias.
Todos estos aspectos del plan de inversión en Bolsa son fundamentales, como lo ha sido un mapa toda la vida o lo es un GPS hoy en cualquier vehículo: a nadie se le ocurriría ir a una entrevista de trabajo improvisando cómo llegar a su destino. Dada la importancia del objetivo, nos dotamos de herramientas más o menos robustas. Cuanto mayor sea el valor e importancia que le otorguemos a nuestros ahorros, conseguidos con sudor y esfuerzo, más sólido y definido habrá de ser nuestro plan de inversión en Bolsa.
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