El poder de la responsabilidad

'Si no tienes un buen trabajo, una gran casa y una mujer o un marido estupendo, y además no estás continuamente preocupado acerca de estos y otros asuntos de tu vida diaria, seguramente estés pasando algo por alto. Por tanto, si no lo haces, has de sentirte avergonzado, culpable e inferior'.

Este es uno de los mensajes subliminales más poderosos que nuestra sociedad nos envía, exigiéndonos sentir una necesidad de mejoría constante así como la posesión de los mayores atributos tanto físicos como materiales.

La comparación con el otro y la constante reevaluación de lo que 'tenemos' o 'hacemos' y en qué medida podríamos aproximarnos más al ideal creado, hace que muchas veces nos perdamos momentos de nuestra vida que son los realmente importantes. Absortos en los papeles que nos esperarán mañana en la oficina o en si hemos cerrado o no la puerta del garaje, acabamos privándonos de instantes realmente hermosos.

Cuando vemos a otro aparentemente más feliz, más cómodo, e incluso más implicado en su trabajo dedicándole horas y horas, pensamos que se trata de alguien digno de ser envidiado. Sin embargo, lo más probable es que muchos de sus verdaderos deseos, como pueden ser compartir momentos agradables con su familia, visitar distintas partes del mundo o sentarse en medio de un bosque a escuchar el canto de los pájaros, hayan sido objeto de rechazo para él, puesto que al fin y al cabo no son 'productivos o rentables'.

Y ahí está el principal problema. Vivimos en un mundo en el que se nos enseña a acumular y acumular con vistas a las terribles desgracias que están por venir. Hay que trabajar a tope, si puede ser en un trabajo muy bien pagado, con vistas a que llegue un día en el que podamos disfrutar de lo conseguido. Hay que dar una imagen de persona trabajadora, preocupada, atenta, siempre enfocada a una estabilidad necesaria pero que muchas veces olvida lo más importante, el afecto hacia uno mismo y los demás, así como el crecimiento personal.

Por desgracia, ese ansiado día en el que ya no hemos de preocuparnos no suele llegar, pues hemos hecho de nosotros verdaderas máquinas de control, eficaces robots que empujan muy fuerte hacia dentro sus sentimientos por si pudieran interferir en la consecución de esas metas tan deseables que nos dicta nuestro grupo social. Por lo tanto, si ese día llegase, no supondría más que sufrimiento, puesto que nadie nos habría enseñado a descubrirnos a nosotros mismos, a explorar nuestros gustos, nuestros anhelos… Nos sentiríamos confundidos, experimentando verdaderas dificultades para desconectar de esa hiperresponsabilidad que ha sido nuestra vida.

Por eso, desde aquí queremos dedicarte unas palabras. 'Hoy es el día en el que has de comenzar a reflexionar sobre qué deseas de tu vida. Hoy es el día en el que a los que te rodean les encantaría recibir un beso, un abrazo, una sonrisa, quizá más que un depósito de gasolina lleno a final de mes. Hoy es el día en el que has de confiar en ti mismo y ser capaz de lanzarte al vacío de tus sueños, sabiendo que siempre, siempre hay una red en ese vacío. No olvides nunca que el hoy es lo único que existe. Lo demás, es pura fantasía.'