Revista Comunicación

El poder de las palabras

Publicado el 22 noviembre 2019 por Josgutrol @josegutrol

Palabras…

Están ahí con nosotros. Conforma nuestro día a día, nos rodean, las usamos, las escuchamos, las vemos en todos los rincones por donde solemos pasar. Nos ayudan a expresarnos y nos consuela en nuestros momentos tristes. Son tan vitales como el respirar. Tan necesarias que nos olvidamos fácilmente de ellas.

Desde que somos niños las aprendemos escuchándolas de nuestros padres, profesores familiares o amigos para luego ir adquiriendo poco a poco nuestra propio tejido de palabras que conforma nuestro propio lenguaje. Pero… ¿realmente sabemos emplear las palabras?

EL PODER DE LAS PALABRAS

No se trata de hablar sin parar durante varios minutos, porque puede ser que el mensaje esté vacío. Una persona puede decir más con una mirada que con cien palabras. Porque las palabras no viajan en solitario; tienen que ir acompañadas de los sentimientos de la persona que las emite. Porque las palabras son una de las formas de materialización de los sentimientos de una persona.

Cuando nos expresamos, tenemos que tener en cuenta que nuestro mensaje va dirigido a una persona que nos va a escuchar y que va a depositar confianza en nosotros. Si no sabemos utilizar bien el lenguaje, podemos dar pie a que nos malinterpreten. Y mas importante, si no acompañamos esas palabras con un trozo de nosotros mismos, la otra persona no mostrará interés.

Aquí entra en juego el poder de las palabras. Saber utilizarlas y acompañarlas de nuestros sentimientos para que el mensaje se ajuste a lo que queremos transmitir. Esto no es trabajo de un día, sino que requiere un esfuerzo y una práctica diaria. Y todo comienza por conocernos a nosotros mismos.

EL PODER DE LAS PALABRAS

Para saber comunicarnos hay que tener en cuenta otro elemento muy importante como son las personas que nos escuchan. Ellas condicionan nuestra forma de expresarnos y debemos hacer un ejercicio de empatía para no dañarlas con nuestras palabras. Porque si no vas a decir nada bueno, no te lo guardes para ti, porque al final eso se acumula en el pecho y algún día saldrá como un monstruo. Porque si no vas a decir nada bueno, siempre podemos buscar otra alternativa mejor de decir las cosas. Porque esa es la belleza del lenguaje: poder decir las cosas de muchas formas posibles.

Y sobre todo mirar a los ojos de las personas con las que mantienes una conversación. No se trata de intimidarlas, sino de intercambiar nuestro ser con el de la otra persona por medio de las miradas. Expresar un sentimiento para que la persona confié en ti. La mirada de una persona encierra un mundo por descubrir y con unos segundos tu puedes saber mucho sobre esa persona. Vale la pena mirarla a los ojos y acompañar con una sonrisa de complicidad.

EL PODER DE LAS PALABRAS

Visto esto, otra clave para comunicarnos es hacerlo con el corazón, de forma sincera y honesta. Sí empleas la sinceridad, ganarás cualquier batalla por difícil que sea. Si acompañas tu discurso con la verdad, podrás convencer a otros y ganarte su respeto.

Ya ves que no es empresa fácil. Nos han enseñado a leer, a escribir, pero nadie nos enseña como emplear las palabras para mostrar y expresar lo que verdaderamente somos. Es nuestro trabajo, un trabajo interno de autoconocimiento que no hará fuertes emocionalmente hablando. Porque las palabras nos unen y forman nuestro mundo. Porque las palabras nos hacen y nos define a cada uno de nosotros.

La mirada de una persona encierra un mundo por descubrir y con unos segundos tu puedes saber mucho sobre esa persona. Vale la pena mirarla a los ojos y acompañar con una sonrisa de complicidad.

Espero que si leéis este artículo por lo menos penséis unos segundos sobre que supone las palabras en tu vida y si podríais mejorar en algo vuestra comunicación con los demás. Si es así, os invito a que reflexiones sobre esto porque vale la pena y mucho conocernos a nosotros mismos y sobre todo saber expresar nuestros sentimientos hacia el mundo exterior.


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