¿Cómo llega la mujer a la voz, a la escritura? Dice el Génesis: “Formó, pues, Jehová Dios de la tierra toda bestia del campo y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y lo que Adán llamó a los animales vivientes, ése es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo animal del campo” (GÉNESIS 2:19–20). Luego de que Dios vio que todo lo que había creado era bueno y que el hombre ya estaba señoreando sobre todo, cayó recién en cuenta que algo faltaba, el complemento del hombre, eso que después llamaría mujer. ¿Acaso cuando creó a los animales no los hizo macho y hembra por igual?, ¿acaso la única olvidada en esa inmensa creación fue la mujer? Estas preguntas surgen sin duda al leer la Biblia porque cuesta creer que la postergada de siempre lo haya sido desde el génesis de la humanidad. Además, el hecho de que sea Adán, el hombre, quien tenga la potestad de nombrar las cosas es un gesto interesante de analizar, pues poseer la palabra es casi poseer todo a lo que el ser humano puede aspirar. La mujer, entonces, desde el origen estuvo subyugada a la palabra del hombre, olvidada por Dios, despojada de todo. Claro, seamos justos. En el Génesis hay dos historias, la del primer capítulo dice que Dios creó a los seres humanos al mismo tiempo: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (GÉNESIS 1:27). ¿Por qué recurrir a la Biblia para hablar de equidad de género? Porque muchas mujeres crecimos, incluso aquellas que no fueron criadas por familias cristianas, oyendo la historia de que la mujer fue creada de la costilla del varón. Jamás oímos sobre la otra historia, la primera que aparece en la Biblia. Siempre fuimos protagonistas secundarias de la historia del inicio, ellos fueron pensados antes por Dios, ellos tienen primacía en el discurso porque la palabra, por haber llegado primeros, también les pertenece.
Por eso mismo vuelvo a la pregunta que abrió este apartado: ¿Cómo llega la mujer a la escritura? Si la palabra está con el hombre, ¿en qué momento la mujer se da cuenta de que puede convertirse en escritora, que puede hablar, votar, elegir?
La reflexión ha de continuar.
Por Cristal