Palacio de Versalles
Desde la Edad Media la mayoría de las bodas se celebraban en el mes de Junio, al comienzo del verano. La razón era sencilla: el primer baño del año era tomado en Mayo, y así en Junio, el olor de las personas aún era tolerable. Asimismo, como algunos olores ya empezaban a ser molestos, las novias llevaban ramos de flores al lado de su cuerpo y en los carruajes para poder disfrazar el mal olor. Así nace el dicho de Mayo como mes de las novias y la tradición del ramo de novia.Los baños eran tomados en una bañera enorme llena de agua caliente. El padre de la familia era el primero en tomarlo; luego los otros hombres de la casa (por orden de edad) y después las mujeres, también en orden de edad. Al final niños y bebés (los últimos). Claro que cuando se llegaba a ellos su turno, fácilmente se podía perder un bebé dentro del agua de lo sucia que podía estar.Los tejados de las casas no tenían bajo tejado y en las vigas de madera se criaban toda clase de animales: gatos, perros, ratas y otros bichos. Cuando llovía las goteras forzaban a los animales a bajar. De esto nació la expresión ‘llueven perros y gatos’, típica anglosajona.Los más ricos tenían platos de estaño. Ciertos alimentos oxidaban el plato y hacia que mucha gente muriese envenenada que, unida a la falta de higiene de la época se hacía muy frecuente. Los tomates, que eran ácidos y provocaban este efecto fueron considerados tóxicos durante mucho tiempo. En los vasos ocurría lo mismo donde, al contacto con whisky o cerveza hacia que la gente entrara en un estado narcolepsico, producido tanto por la bebida como por el estaño.Alguien que pasase por la calle y viese a alguien en este estado podía pensar que estaba muerto y ya preparaban el entierro. El cuerpo era colocado sobre la mesa de la cocina durante algunos días y pasaba con la familia mientras ellos comían y bebían esperando que el finado volviese en si o no. De esta acción surgió el velatorio que hoy se hace junto al cadáver.Los lugares para enterrar a los muertos eran pequeños y no había siempre suficiente sitio para todos. Los ataúdes eran abiertos y retirados los huesos para meter otro cadáver. Los huesos eran depositados en un osario. Pero,…, a veces al abrir los ataúdes, se percibía que el enterrado había arañado la tierra, y por lo tanto, había sido enterrado vivo.En esta época surgió la idea de, al cerrar el ataúd, agarrar a la muñeca del difunto un hilo, pasarlo por un agujero del ataúd y atarlo a una campanilla sobre la tierra. Si el individuo estaba vivo solo tenia que tirar del hilo y sonaría la campanilla y seria desenterrado ya que una persona estaba al lado del ataúd durante unos días. De esta acción surge la expresión “Salvados por la campana”, que usamos hoy día.